viernes, julio 31, 2015

La vida no espera por nadie

A veces me pregunto si la vida es una necia o es cruel. La vida no espera por nadie, sea cual sea la situación en la que te encuentres. Da igual lo débil, lo cansado, lo herido que estés. Ella sigue adelante sin mirar atrás, sin preocuparse de a cuántos y a quiénes deja en el camino. La vida no tiene compasión. O quizá es que se rige por la ley del Karma donde sólo se busca restaurar el equilibrio. El equilibrio es el fin y cualquier medida es necesaria, por eso ninguna acción es buena o mala en sí. Lo es para nosotros que la recibimos.

Así que la vida sigue adelante, como una cabra loca pizpireta, y nos obliga a seguirla. Pero para poder seguirla debemos sopesar nuestra carga. Cuando antes soltemos el lastre del dolor, antes nos pondremos en marcha, más ligeros viajaremos en nuestro camino. La otra opción, la del inmovilismo, es la muerte. Biológicamente estamos programados para sobrevivir. Así que cogemos nuestra carga y vamos avanzando, aunque sean unos metros nada más, aunque sólo sean un par de pasos, aunque tengamos que parar mil veces, aunque nuestro corazón esté atravesado por mil agujas.

Siempre he sido muy mala senderista de grupo porque suelo ser la más lenta, la que menos resistencia tiene, la que se queda rezagada. No sé exactamente a qué ritmo marcha la vida, pero no es el mío tampoco. Así que seguiré el camino, pero será a mi ritmo porque no puedo avanzar más deprisa. No es necesario seguirla inmediatamente. Hoy no al menos.

miércoles, julio 29, 2015

Gestalt

Esta mañana, como siempre inesperadamente y por azar, me he topado con una frase que me ha encantado. Dice así:

“Sé como tú eres, de manera que puedas ver quién eres y cómo eres. 
Deja por unos momentos lo que debes hacer y descubre lo que realmente haces. 
Arriesga un poco si puedes. Siente tus propios sentimientos. 
Di tus propias palabras. Piensa tus propios pensamientos. 
Sé tu propio ser. Descubre. 
Deja que el plan para ti surja dentro de ti.” 

Fritz Perls
Googlelizando un poco (qué gran palabra nos inventamos Suni y yo) he descubierto que Perls es el padre de la Terapia Gestalt, de la que no sé nada. Para gustarme todas estas cosas de desarrollo personal, qué poco sé de ellas. Me gustaría sacar un poco más de tiempo para leer en profundidad sobre la Gestalt (aunque creo que lo mío es más la Terapia Conductual). De momento he llegado a sus preceptos que rezan así:

  1. Vive ahora, es decir, preocúpate del presente más que del pasado o del futuro.
  2. Vive aquí: relaciónate más con lo presente que con lo ausente.
  3. Deja de imaginar: experimenta lo real.
  4. Abandona los pensamientos innecesarios; más bien siente y observa.
  5. Prefiere expresar antes que manipular, explicar, justificar o juzgar.
  6. Entrégate al desagrado y al dolor tal como al placer; no restinjas tu percatarte.
  7. No aceptes ningún otro "debería o tendría" más que el tuyo propio: no adores a ningún ídolo.
  8. Responsabilízate plenamente de tus acciones , sentimientos y pensamientos.
  9. Acepta ser como eres

No tengo tiempo para analizarlos uno a uno y comentarlos en este blog. Podría estar más o menos de acuerdo con ellos, excepto con el tercero. El tercero no me gusta. No digo que no sea correcto y adecuado, pero no va conmigo. Yo soy una soñadora y me encanta fantasear. A veces esas fantasías me hacen daño, pero otras son las que me hacen este mundo más soportable. Si la Gestalt aboga por ser como uno es, yo quiero seguir soñando.

lunes, julio 27, 2015

Aceptación

Desde que desapareció el profesor oficial, no había regresado a clase de yoga. Tomé una clase con la primera sustituta, pero no me gustó y dejé de ir. De esto ya hace varias semanas, incluso diría que meses. De hecho hoy tampoco pensaba pasarme. Mi plan, una vez descartado el pump, era ir a clase de jam y bailar un poco. Pero una conversación en el vestuario lo ha cambiado todo. La nueva profesora hablaba con una alumna sobre una práctica espiritual aplicada al día a día. Entonces he pensado que quizá la clase fuese interesante.

La clase comenzaba con una introducción a la práctica. La temática era "La aceptación". Aceptación de aquello que sucede durante la clase y que escapa a nuestro control: una molestia física, un pensamiento intrusivo, una emoción inesperada nos puede desconectar del presente, del aquí y ahora. Intentar resistir es negarse a una lección que cada uno de ellos nos puede aportar, es negarse a aprender, incluso negarse a ser uno mismo. En cambio, es más positivo agradecer su presencia y tratar de aprender sobre la experiencia que nos quieren transmitir.

Esas palabras han sido bastante positivas para el resto de la sesión. Hacía muchas clases que no me sentía tan centrada, con la respiración totalmente acompasada, sin tratar de forzar la asana. Sí, he tenido algunos pensamientos intrusivos (en mí otra cosa sería raro), pero juraría que bastantes menos que en otras ocasiones. Emocionalmente bastante serena. Físicamente bien. De hecho, ha sido una clase sencilla y sumamente suave, tanto que ni siquiera he tenido que ducharme después.

La verdad que "aceptación" es una palabra con la que no me llevo bien. En general me cuesta aceptar que las cosas puedan ser de una manera diferente a como me gustaría. Esto no significa que siempre me salga con la mía, sólo significa que quizás me resista más de lo necesario, que lleve las cosas a límites absurdos cuando no hay necesidad de ello. Pero no encajo bien dónde queda el límite entre esforzarse por lo que uno quiere y abandonar. ¿Por qué aceptar es mejor que perseverar? Y ¿hasta cuándo hay que darse golpes contra la pared antes de rendirse?

En realidad creo estoy hablando más de "resignación" que de "aceptación". La línea entre ellas me parece muy fina, pero emocionalmente las siento diferentes en mi interior. "Aceptación" es mucho más positiva, sin duda. "Resignación" la siento como una emoción que se pudiera enquistar. Por momentos me sabe a frustración, a rencor.

Quizá "aceptación" no implique ningún tipo de esfuerzo o de sufrimiento, sino que sea más "fluir", dejarse llevar por la situación, observar sin juicios, aprender. La pregunta que me surge es: ¿es mejor aprender una lección que triunfar? Diría que sí, porque el triunfo es efímero y la lección (si bien aprendida) eterna. Pero aunque lo entiendo igualmente me cuesta aceptarlo. ¿Es una cuestión del ego (que diría el Curso de Milagros)?

domingo, julio 26, 2015

El Arroyo de la Laguna

Un buen día de verano para subir a la sierra y tomar un baño en un río. Crisis proponía ayer ir al Arroyo de las Guarramillas. Se supone que tenía que ser un sitio de fácil acceso para poder llevar al niño, y ciertamente lo es, siempre que se acceda por un sitio adecuado. Pero sorprendentemente hemos escogido uno de los peores caminos: el descenso del Arroyo de la Laguna (de Peñalara). 

El camino comenzaba bien, paralelo al río, bien definido, dirigido a converger con Guarramillas. Pero de repente ha empezado a ascender por la ladera, volviendose abrupto, tortuoso, escarpado, y lleno de maleza, alejándose del arroyo tanto en altura como en distancia.

Yo iba la primera del grupo, por eso de que era la que "mejor" conocía la zona, pero nunca había bajado por aquí. Me estaba mosqueando porque no estábamos descendiendo, porque me estaba llenando de arañazos de zarzas y arbustos, y porque detrás venía Miguel que llevaba al niño en la mochila, con evidentes inconvenientes. Lo que me preocupaba es que Miguel se rayara en algún momento y no quisiera continuar. O que llegáramos a un punto muerto.

Y de repente una vaca en mitad de camino.

A diferencia de lo que la gente cree, las vacas de la montaña no son animales inofensivos: están un tanto asilvestradas, lo que las convierte en animales impredecibles. Son veloces, ascienden con agilidad por las laderas, y si se ven amenazadas, embisten. En un camino tan estrecho, en fila india, y al borde del barranco, estábamos totalmente expuestos a ella. Ha sido una suerte que la vaca decidiera dejarnos el paso libre. ¡Gracias, señora vaca!

Seguimos adelante. Entonces el camino desaparece en un claro. Un poco angustiada (mi sentido de la aventura es regular), me adelanto un poco para explorar el terreno y ¡ahí está! El camino principal. Joder, en comparación es como ir en una autopista. Consideramos subir a Cotos por el mismo, pero el GPS nos indica que estamos demasiado lejos. Yo digo que siempre podemos bajar al siguiente arroyo y ascender por el mismo hasta la carretera. Me consta que tiene mejor acceso.

Pero antes un baño. Encontramos una poza profunda en el mismo Arroyo de la Laguna. Yo habría querido bajar al de Guaramillas, pero el resto del grupo no está por la labor. La verdad que la poza es fantástica y justo por encima tiene un acceso de poca profundidad para el niño. Allí nos plantamos, nos damos un par de chapuzones, tomamos el sol, hacemos tiempo hasta la hora de la comida. Vemos libélulas, mariposas, arañas, gusanos, zapateros y una trucha. Me relajo escuchando el sonido del arroyo.


Miguel dice que un par de excursionistas le han comentado que el camino por la otra vertiente del arroyo es mejor. Decidimos ascender por allí. Es muy empinado y sube por el lecho seco de un arroyo. Los gemelos y los glúteos arden. Tengo molestias en la rodilla. Mañana quiero ir a clase de Pump: ya veremos si podré.

Y de repente la vaca otra vez. La misma. Nos mira como diciendo: vaya día me estáis dando. Esta vez no parece tan simpática. No me parece prudente cruzar justo delante de ella, así que me desvío todo lo que puedo hacia el barranco para hacerle entender que no queremos líos. Son unos metros nada más, pero espero que sea suficiente. Llevo gafas de sol, pero aún así prefiero no mirarla directamente a los ojos. No sé los demás. Sólo me quedo tranquila cuando todos hemos salido de su área. Ya podemos seguir ascendiendo.

El camino es cada vez más empinado, pero es más directo. Se oyen los coches pasar y se avistan los quitamiedos. El tramo final parece imposible, pero el camino gira a la izquierda hacia el arroyo, por donde tendremos que cruzar, como indicaron los excursionistas. Por fin encontramos gente: domingueros. Son esos que bajan la nevera con ruedas hasta el arroyo. Señor...

Por fin pisamos el asfalto. Lo hemos conseguido. Se me ha quedado un poco corta la estancia en el río, pero lo compensaremos con una buena comida en Lozoya.

viernes, julio 24, 2015

Evasión o Victoria

Ayer se me planteaba una disyuntiva: pasar por una situación desagradable o evitarla. En ambos casos tenía el sufrimiento asegurado. La diferencia estaba en el grado del mismo. Pasar por la situación acarreaba mucho sufrimiento, pero a cambio la "recompensa" estaba en crecer como persona. Bueno, eso dice el dicho: "lo que no te mata, te hace más fuerte". Endurecerse como camino personal. The path of the Warrior.

Elegí la segunda. Sí, como buena piscis soy neptuniana, pero no siempre evito las cosas. En otra ocasión, habría escogido la primera opción porque tengo grabada a fuego en mi mente la máxima que he mencionado. De hecho, siento cierta desazón interior por no haber cumplido con ella. Sé que sería capaz de haber pasado por ello (porque ya he pasado por ello una vez), habría sufrido por ello, y ahora estaría hecha una mierda, esperando cerrar la cicatriz. Pero a cambio, habría obtenido una victoria personal: demostrar mi capacidad.

Sin embargo ¿es necesario sufrir tanto? ¿Para qué? ¿Tan importante es demostrarme que puedo ser fuerte? ¿Está mal demostrar que soy vulnerable, que sufro, que las cosas me duelen, que me importan? ¿Está mal demostrar que no soy una máquina, que tengo sentimientos, que tengo limitaciones? ¿Importa mucho si por una vez no quiero pasarlo mal, si quiero ser condescendiente conmigo misma?

lunes, julio 20, 2015

La culebra y la trucha

La Boca del Asno se está convirtiendo por sus condiciones en un punto de referencia de verano. Lo mejor que ofrece es un acceso fácil al río, sombra, lugares de baño, y un paseo bonito. Quizá por eso está siempre abarrotado. La gente me agobia. De hecho, agradecería que mantuvieran las distancias y no entraran en mi territorio (Pregunta: ¿cuántos metros considero que es una distancia aceptable?). Pero a veces la gente te aporta cosas. Como sucedió ayer.


Por la mañana, un primer grupo de gente resultó tener una especie de maestra chamán entre sus filas. En un momento me encuentro a esta mujer en el lecho del río sosteniendo la horquilla de un árbol, y de repente está dando una lección sobre la figura de la horquilla como elemento de sanación natural. El grupo comienza una visualización en la que se lleva esa horquilla a una parte dolorida del cuerpo, donde se integra como si fuera la rama de un árbol, y crece desde nosotros. Me uno al grupo en la distancia y me llevo una lección gratuita e inesperada. Aún así creo que buscaré sobre esta visualización en Internet.

Por la tarde otro grupo me saca de mi letargo ante el avistamiento de una culebra en el agua. Tras marcharse, me acerqué al río para ver la culebra. Me senté en una roca y me puse a contemplar el agua, a la espera de que la culebra decidiera asomarse. No la vi. Esto me trajo a la cabeza una reflexión: a veces no podemos ver las cosas o quizás miramos en mala dirección. En cualquier caso: no son para nosotros y por eso no llegamos a verlas, aunque esté contrastada su existencia por sus testigos. Mientras nos empeñamos en ver la culebra, podemos perdernos otras cosas que sí ocurren a nuestro alrededor, que son perceptibles, y que son hermosas: la danza de las libélulas, las mariposas que bajan a beber al río, el viento rizando la superficie del agua... Y luego, sorprendentemente, hay cosas que nadie más ve, como una trucha nadando en el fondo del estanque...Así que todos podemos disfrutar de la belleza del paisaje, aunque no en la misma forma.

Y por la tarde, hago un amigo entre los insectos :-)

lunes, julio 13, 2015

Momentos infinitos



Una de mis frases favoritas es "And in that moment, I swear we were infinite".
Es de la película "Las ventajas de ser un marginado". A pesar de que apenas recuerdo la película (y me gustó mucho), esa frase se me ha quedado grabada. A veces pienso en ella y me siento bien. Porque conozco esos momentos infinitos y cada uno de ellos me parece increíble.

He alcanzado ese estado muchas veces durante la relajación de la clase de yoga. También durante algún ritual o una meditación. A veces durante los estiramientos posteriores a una clase del gimnasio.
Pero alcanzar ese estado justo antes de una clase me parece mucho más sorprendente.

Son momentos perfectos porque mi interior está en calma. 
No hay pasado, ni futuro, sólo presente. 
No hay deseo, ni necesidad, ni dolor.
No hay dicha, pero tampoco tristeza.
No importa nada. No hay propósito.
Sólo estoy yo. Soy yo en estado puro.
Y me siento inmensa, como si pudiera ser capaz de trascender todos los límites y todas las dimensiones.
Me siento infinita.

Ocasionalmente, soy capaz de recibir mensajes.

A veces ese momento perfecto dura un segundo, apenas un destello.
A veces ese momento son 2 segundos, 3 segundos.
Otras, varios segundos encadenados, como las cuentas de un rosario, cada uno de ellos encerrando un instante perfecto.
A veces, con mucha suerte, el momento puede prolongarse minutos. Entonces se puede alcanzar un continuo. 
A veces el momento se puede estirar, se puede intentar prolongar, pero también es como agua, y termina por escurrirse entre las manos. Y cuanto más lo intentas retener, más rápido se desliza. Hasta que desaparece. 

Y luego la nada.

O el ruido.

La realidad.

viernes, julio 10, 2015

Terminator y la pirámide de Maslow

Viernes sola y sin grandes planes, viernes más que adecuado para ir al cine. Me decanto por "Terminator: Genisys". No hay nada mejor en la cartelera y más o menos me suelen entretener estas películas, así que ¿por qué no?
Efectivamente es más de lo mismo, con una vuelta de tuerca más, si cabe. Enviado por John Connor, Kyle Reese llega al pasado a buscar a Sarah para protegerla del T-800 (y engendrar a John), pero ella ya no es la mujer débil e indefensa de la primera película, sino la mujer luchadora que todos conocemos. Resulta que un Terminator fue enviado a su infancia para matarla y ello cambió toda la historia. Pues bien, pero a mí me gustaba la evolución de la otra Sarah, la de Terminator 1 y 2, la que se curtió a sí misma y convirtió a su hijo en un líder, más que la Sarah criada por un Terminator.

Otra diferencia: Skynet se ha cloudificado. O mejor dicho, se va a cloudificar. Ahora no es un superprocesador o una inteligencia artificial, sino un software que quiere aprovechar la alta conectividad de cada dispositivo y cada terminal para hacerse con el mundo. Es el año 2017 y estamos en una línea temporal diferente a la que comenzaba la trama anterior. Cosas de los viajes en el tiempo.

Quedan 2 años para que Skynet se apodere del mundo. La verdad es que la premisa de la película es buena porque ciertamente cada vez todo está más conectado, cada vez nuestra vida está más virtualizada, cada vez somos más dependientes. De hecho, esta imagen de la pirámide de Maslow modificada refleja claramente el cambio de nuestras necesidades. Se supone que es una broma, pero lo cierto es que no podemos vivir sin la conexión a Internet (y sin la batería del móvil).

A mí me falta añadir el soporte físico en algún lado. Quizá pudiera incluirse en la capa fisiológica de la pirámide, ya que los terminales se han convertido en una extensión de nosotros mismos. O incrustaría una nueva capa entre la WiFi y la batería. Vivir sin móvil ¿es posible?

Hoy sin ir más lejos, antes de la película, he pasado nuevamente por la tienda donde compré el Nexus para enviarlo al servicio técnico. Esta semana estaba funcionando de pena, sin dejar de resetearse continuamente, y sin acceso a la WiFi (menuda factura de datos me va a venir este mes). Puede que sea el calor, pero lo de la WiFi es raro. 

El miércoles ya había pasado por la tienda. Un dependiente me sugirió entonces restaurar la versión de fábrica antes de enviarlo al servicio de reparaciones, pero nada cambió. Miré también en foros posibles soluciones, pero tampoco funcionaron. No quedaba otra que prescindir del móvil. Yo estimaba que podría quedarme sin él una semana, porque si es un fallo conocido (como dicen los foros), deberían tenerlo ya solucionado (lo digo por experiencia). Dolía, pero lo tenía medio asumido. Sin embargo, el dependiente me advierte que el periodo de reparación podría llegar a los 30 días. ¡¡¡¡30 días!!!! WTF??? ¿Qué hago yo sin móvil un mes entero? Sudores fríos me han entrado.

No he podido remediarlo: me he comprado otro móvil. Efectivamente, no lo he pensado mucho. A veces me dan estos impulsos: llega la idea a la cabeza y yo ejecuto. Seguro que lo tengo programado en la amígdala. Ahora lo tengo cargado: mañana estará listo para la configuración.

Es un Alcatel idol 3. No tengo experiencia con esta marca, ni siquiera con el famoso "one touch not easy at all", pero el dependiente me lo ha recomendado y está bien de precio (barato tampoco es, pero vale la mitad de lo que costó el Nexus hace un año). Tiene una pantalla enorme, no sé para qué la quiero, si yo no veo películas, ni juego con el móvil. Al menos está ahí, para cubrir mis necesidades de conexión.

miércoles, julio 08, 2015

Concierto de Slash



Siendo precisos la entrada debería llamarse "Concierto de Slash con Myles Kennedy y The Conspirators". Aunque Slash es claramente la cabeza visible y reconocible, parece que Myles Kennedy tiene también su tirón y va ganando en popularidad gracias a sus impresionantes dotes vocales, y a su grupo paralelo, Alter bridge.

Concierto en el ahora llamado Barclaycard Center, a.k.a. Palacio de los Deportes. ¿Cuánto hacía que no venía aquí? Puede que un año, desde la última vez que viniera a ver al Estu. De conciertos es posible que más aún. Me viene a la cabeza RHCP, pero no estoy segura.

No abrieron las gradas, cubiertas por enormes cortinajes negros, lo que hizo que el sitio me pareciera un tanto extraño. No estoy nada acostumbrada a estar en pista, pero afortunadamente conseguimos encontrar un nervio frente a la mesa de sonido, que sumado a los tacones, hizo que pudiera ver el escenario con cierta facilidad.

Los problemas de visibilidad esta vez se los debo a una pava situada delante de mí, con melena abundante y suelta, que no hacía más que echarse para atrás. La última vez que quise cortarle el pelo a alguien en un concierto fue en el de Iron Maiden en la antigua pista deportiva del Real Madrid. Mi primer concierto, nada más y nada menos. Entiendo que la gente se emocione, baile y salte, pero coño, no a costa de los demás, habiendo bastante sitio. Tuve que poner el tacón delante para proteger mi espacio. Ni con esas. Dura un poco más el concierto y se lo clavo en el gemelo. Pero no era plan tampoco de montar gresca. Y menos cuando estoy en desventaja numérica y tengo pocas posibilidades de huida, a pesar de mi experiencia de correr por los aeropuertos con tacones.

El concierto estuvo muy bien. El repertorio fue una mezcla equilibrada entre las canciones de Guns 'n' Roses, la mayoría del "Appetite for Destruction" y las canciones más novedosas de Slash. Una mezcla de heavy y hard rock. A pesar de que prácticamente sólo conocía las canciones de Guns, me gustó. Pienso que Myles Kennedy canta mejor las nuevas, las suyas. Y esto es mucho decir de un tío que podría cantar cualquier cosa. Es impresionante.

Luego está el bajista, que me pareció genial. Es un tío con más pinta de gótico que heavy. Salvando las distancias, me recordó un poco a Peter Steeler de Type 0 -, pero más estilizado y con una voz más aguda. Ostras, que canta fenomenal también. El "Welcome to the Jungle" fue increíble. Su voz y la de Myles Kennedy empastan a la perfección.

Y por último Slash (del otro guitarrista y del batería no puedo hablar porque no me fijé). Se marcó un solo impresionante en la versión del "Rocket Queen" de Guns. Hizo dos crescendos alucinantes, pero se me hizo un poco largo. Con todos mis respetos, los solos instrumentales me terminan por aburrir, por fantásticos que sean. Lo mío es la voz, es lo que más disfruto y en lo que más me fijo. Y últimamente intento escuchar el bajo, con mayor o menor fortuna. Pero indiscutiblemente Slash es muy bueno, un icono.

El grupo cerró el concierto con "Paradise City", que me recuerda mis tiempos de Brighton allá por el 92. La canción me encanta, pero la tengo tan oída que me aburre un poco. Joer, podrían haber cerrado con "Sweet Child 'o Mine", que fue apoteósica, aunque sí, también está un poco manida. Hasta ya me canso de cantarla en el karaoke...

En resumen, un buen concierto, muy entretenido.
¿El próximo? Sería Judas Priest a finales de julio, pero me da muchísima pereza ir hasta Rivas sólo para verlos a ellos y sin nadie que quiera ir.
Otras opciones, pero no es que me convezcan mucho: Ensiferum (octubre), Gamma Ray (noviembre), Gojira (julio), Orphaned Land (septiembre), Paradise Lost (noviembre), Slayer-Anthrax (noviembre)


lunes, julio 06, 2015

OXI


Grecia dijo ayer NO a las condiciones del Eurogrupo. La pregunta que sigue es: ¿qué pasará ahora?
Personalmente creo que nada muy diferente a lo que hubiese pasado de ganar el Sí. Es decir, la negociación siempre ha sido inevitable. Lo que cambia tal vez es la atmósfera de la negociación, con un gobierno griego reafirmado por su pueblo. Los hechos siguen siendo los mismos, pero la perspectiva desde dónde se encaran son diferentes. Y eso es grande. Es morir quizás, pero morir con dignidad. Yo y mi romanticismo...

No lo tendrá fácil el gobierno de Grecia en las negociaciones, supongo que son conscientes. La Unión Europea casi es un ente orgánico y como tal se intentará proteger de cualquier ataque contra ella.
La amparan los grandes Estados que tienen más peso en ella y tiene además el respaldo de todos los ámbitos financieros que velan por el preciado status quo que tanto beneficia a unos pocos (no precisamente a los ciudadanos europeos). Es una posición de bastante fuerza, lo que tampoco impedirá que Grecia no pueda herirla de muerte si se lo propone. No creo que sea la intención de Grecia tampoco. No quieren salir del Euro, no quieren salir de la Unión. 

Ayer leía un comentario en Facebook sobre a lo injusto de que Grecia decida por toda la Unión. Sigo pensando que no es el caso. Grecia decide sobre ella, pero esa decisión sí tiene un impacto sobre toda la Unión, porque forma parte de ella y porque su deuda la han asumido los Estados Miembro. Ahora, eso de que el resto de la Unión decidamos sobre Grecia me suena a los mismos discursos que se mentan cuando se plantea la independencia de Cataluña. Sinceramente no sé si tienen mucho sentido en ambos casos. Me suena a pataleta absurda, y encima procede de unos ciudadanos de a pie que, por algún motivo, creen tener algo que decir en este asunto, cuando ni siquiera tienen el poder de decidir a nivel nacional.

No creo tampoco que Grecia no quiera pagar su deuda. Ya han dicho que quieren pagarla, pero hay formas y formas de hacerlo. Y lo entiendo: no me parece bien que se pague a cualquier coste, sobre todo si ese coste es la vida humana. Varoufakis decía que la actitud del Eurogrupo era comparable al terrorismo. Yo le di un nombre peor. 

Lo que realmente me asquea es esa hipocresía de una Europa que ondea orgullosa la bandera del soft-power, pero que, a la hora de la verdad, se olvida de todos los valores y principios sobre los que dice estar construida, esos mismos valores y principios que intenta vender como su leitmotiv en la esfera geopolítica.
¿Dónde está la solidaridad europea con Grecia? ¿Dónde están los valores sociales de las que tanto se jacta? ¿Dónde está el hermanamiento de los pueblos? Pura fachada.

Me descojono cada vez que pienso que en los proyectos europeos me descojono tengo que justificar el "beneficio social" de mis proyectos, velar por la ética de los mismos, pasar un escrutinio ético, o tener que revisar la dichosa carta de derechos fundamentales para fundamentar nuestros desarrollos. ¿Cómo puede la EC exigirnos nada cuando su moral es bien distinta, cuando cambia tan veleidosamente según le conviene? Lo que digo: hipocresía. Por no darle un nombre peor.

domingo, julio 05, 2015

El pollino

Eduardo siempre será "El pollino". Cuando era pequeña, mis padres quedaban de vez en cuando con Julita (prima de mi padre y mi madrina) y Eduardo, su marido. Tengo vagos recuerdos de aquella época, como alguna salida campestre al puerto de Canencia. Recuerdo eso sí, que Eduardo se metía jugando con mi hermana y conmigo, y nosotras le llamábamos "pollino". Esa palabra nos la enseñó él.

Julita y Eduardo desaparecieron de nuestras vidas, a pesar de la aparente cercanía. No sé qué pasaría.

Hace poco nos enteramos de que Eduardo tenía cáncer y que va muy acelerado. Tanto que está ingresado en el hospital, quizá en fase terminal. A pesar de que no he tenido trato con él, siento mucha pena por esta situación, por él. Creo que se debe a que Eduardo forma parte de mi infancia y le tengo cariño, a pesar de no representar nada en mi vida. Sinceramente, espero que el proceso sea rápido (lo parece) y que sufra poco.

Hace poco fallecía otro primo de mi padre y una amiga de mi madre por lo mismo. Desde luego, vaya añito que llevamos.

El niño 44

Quería ver esta película atraída por la promoción, que hacía de la película algo novedoso: un thriller en la URSS stalinista. Y sí, efectivamente, hay un asesino en serie que va matando niños a lo largo de una línea férrea entre Moscú y Volks. Asesinatos que son resueltos por el Estado buscando víctimas propiciatorias a las que cargar el crimen para cumplir con la máxima "El crimen no existe en el paraíso (soviético)".

Pero la película también intenta dar un retrato de la URSS de la época. Es una imagen sucia, mugrienta, paupérrima, injusta, con un férreo control de la población mediante el miedo y la información. En cierto modo me ha recordado bastante el "1984" de Orwell, que acabé de leer hacer unas semanas.

El tercer hilo es la vida de Leo, un agente del servicio secreto, que se encuentra con el caso por casualidad. La vida de Leo, huérfano ucraniano críado por un soldado ruso, héroe de guerra, se ve sujeta a la vida de su esposa, acusada de traidora por un sospechoso capturado en una redada, y a la de su compañero Vassili, que le envidia profundamente. El no querer denunciar a su esposa le hace caer en desgracia, y es precisamente el destierro en Volks lo que le hace resolver el caso.

La película está bien en términos generales, aunque se hace un poco lenta y pesada. Creo que la trenza que intentan hacer con los tres hilos mencionados no está bien resuelta del todo: demasiados ingredientes en la mezcla. Las actuaciones están bien. Me gusta mucho Noomi Rapace en esa frialdad que transmite como esposa que se vio obligada a casarse por miedo. Tom Hardy no tanto, es un poco hierático.
En cuanto a la moralina, además de la crítica a la URSS, creo que la película lleva a pensar en el mal. En este caso, el asesino no es el malvado. Sí, es un asesino en serie matando criaturas, pero en realidad no lo puede remediar, es un enfermo sujeto a una compulsión que no controla. La maldad es más Vassili, carente de todo escrúpulo, ansiando todo lo que Leo tiene.