domingo, agosto 28, 2016

Star Trek


Lo bueno que tienen las películas de la saga Star Trek es que todas se parecen bastante, lo cual es una garantía si te gustan, como es el caso, más cuando el fin de semana es tirando a color grisáceo. Sinceramente, ya no recuerdo si llegué a ver la película anterior. Diría que sí, porque no me las suelo perder, pero en mi memoria queda poco de ella. Así que no puedo asegurar si la trama tiene un enlace con aquella. Si es así, seguramente me haya perdido algo, pero tampoco lo he apreciado, por lo que deduzco que tampoco debe ser especialmente importante.

La película es bastante entretenida. En esta ocasión la tripulación de la nave Enterprise llega a un planeta artificial llamado George Town (creo) a descansar después de la última misión. Allí se topan con la necesidad de viajar a una nebulosa del espacio desconocido para responder a una petición de ayuda de una nave varada. Cuando llegan son atacados por una nueva especie-colmena liderada por Krall, un nuevo villano que quiere aniquilar la raza humana. El Enterprise cae en el planeta y, a partir de entonces, la tripulación debe luchar por sobrevivir y proteger a George Town de la amenaza que Krall representa.

La trama resulta predecible desde que caen al planeta, aunque no quita para que sea entretenida. Lo más novedoso a mi parecer es la crisis que parece tener el capitán Kirk, cansado de tanto viaje estelar, y que le lleva a replantearse su continuidad como capitán del Enterprise. Resulta un personaje más sombrío y, por momentos, parece haber madurado. Spock también tiene sus propias diatribas, al plantearse convertirse en embajador vulcaniano. Sin embargo, creo que su personaje no tiene tanta importancia en esta película como en otras ocasiones. No así los personajes de Bones y Scotty, que ganan más protagonismo en esta entrega. Mencionar una pequeña sorpresa con Sulu. Y por último, decir que da pena ver la actuación de Anton Yelchin en el papel de Chejov, quien falleció recientemente en un extraño accidente en el garaje de su casa.

SPOILER. Una de las partes que más gracia me han hecho de la película, es un momento en que utilizan la canción "Sabotage" de los Beastie Boys para atacar al enemigo. Entonces Bones le dice a Spock: "¿Están usando música clásica?". Me parece un punto buenísimo, porque desde su perspectiva futura, ciertamente la música contemporánea puede considerarse clásica. Claro, también da miedo pensar que en el futuro se pueda considerar clásica la música reggaeton, y por clásica me refiero a su acepción de "culta". Pero así son las cosas.

miércoles, agosto 10, 2016

Choque de culturas


Cuando vi la foto por primera vez, me pareció fascinante: dos mujeres de diferentes culturas luchando por el mismo objetivo, el sueño olímpico. Me pareció una foto bonita, que hablaba de la multi-culturalidad de los Juegos Olímpicos, y la oportunidad para el encuentro que estos suponen. Pero instantáneamente supe que la foto se convertiría en polémica.

En vez de centrarse en el juego o en lo histórico de que el volley femenino estuviese representado por primera vez en los Juegos, las redes se llenaron de descalificativos hacia la jugadora egipcia por ir cubierta de arriba abajo, tapada con el velo. "Es  islam es machista y ella no elige libremente". Puede ser. Pero a mí me parece bonito que esta mujer haya sido capaz de encontrar una vía para hacer deporte, reconciliando aspectos de su día a día. Porque siendo sinceros, ella es quien tiene que afrontar las consecuencias de su cultura en su país.

Pero los críticos no se pararon a mirar a la jugadora alemana que prácticamente desnuda se alzaba al otro lado de la red. ¿Por qué pensamos que la estética de la alemana es mejor? Yo veo a la jugadora alemana y pienso en cómo hace para no rozarse los muslos y evitar unas heridas que se agravarían con el salitre y la arena. También me pregunto cómo aguantan el sudor, que una camiseta recogería.  ¿Libertad de movimientos? Los chicos de volley playa no juegan en slip y con el torso al aire. En realidad, la estética alemana también se corresponde con otro machismo: un machismo sexual que cosifica a la mujer y la reduce a un trozo de carne. Sólo que a éste estamos más acostumbrados y nos parece no sólo normal, sino lógico, porque lo tenemos interiorizado. Así que el objetivo del bikini para el volley sólo es mostrar la cacha de la mujer. Punto.

El caso es criticar a la mujer, continuamente. En Egipto, la alemana sería considerada una puta sin más, sin tener en cuenta su valor como deportista o como persona. En España hasta hace poco el juicio sería parecido. Unas son unas mojigatas, y el resto unas putas. Y ni lo uno, ni lo otro. El caso es que siempre estamos sometidas a unas valoraciones muy injustas (no hay más que ver cómo la prensa deportiva, ampliamente masculina, se refiere a las atletas), un bombardeo continuo, y de todas ellas salimos perdiendo, de una manera u otra. Todo para que no podamos ser libres e "iguales" a los hombres. Muy fuerte.