lunes, septiembre 14, 2015

Cascada del Hervidero



Se aproxima el otoño y eso significa que queda poco tiempo para chapuzones fluviales. En mi búsqueda de nuevas oportunidades topé por casualidad con la ruta a esta cascada, llamada "del Hervidero". Es curioso que nunca antes hubiese salido en mis búsquedas. También es curioso que nunca hubiese oído de ella. Ya ves, vives años en un sitio y puedes llegar a desconocer tantos lugares. Llevan toda la vida ahí, accesibles para todo el mundo, pero ocultos para uno. Hasta que de repente se descubren.

La ruta se presentaba como sencilla y así fue. Es poco exigente y no está demasiado lejos del pueblo de San Agustín de Guadalix. El camino es una pista bastante amplia que transcurre paralela al cauce del río Guadalix hasta llegar a una cortante donde aparecen las cascadas. Es ideal para ir con niños, aunque nada de carritos, como sugería la publicación. No hay demasiada sombra, así que gracias a Dios el sábado amaneció nublado.

Aunque la ruta no está mal, no terminó de gustarme por la suciedad encontrada a lo largo del camino. Está demasiado cerca de una población y la gente es demasiado cerda. Se ve que tampoco se ocupan demasiado de las labores de limpieza de las márgenes del río. Aun así, el agua fluye más o menos limpia, excepto en la zona de las cascadas. Se supone que uno puede darse un chapuzón allí, pero no me quedaron muchas ganas. Mi gozo en un pozo.

La cascada son dos chorros que caen a sendos laterales de una enorme roca. Es una vista bonita.

Lo más curioso del día fue encontrar lúpulo enredado en unas zarzas. No es algo común. Cogimos un poco y lo olimos. Recordaba un montón a las IPAs. Qué aroma tan agradable. Daban ganas de tomarse una cerveza. Y eso mismo hicimos, aunque fue Mahou. Menos da una piedra.

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