Viernes de luna llena en piscis. Cansada como estaba, no tenía muchas fuerzas para un Esbat al uso, así que decidí hacer algo diferente: una meditación basada en la conexión con la energía femenina. Busqué en youtube y elegí al azar una de las opciones que se me mostraban.
Desde el primer momento noté ciertas resistencias a la meditación. No sé si atribuirlas al cansancio o a la temática en sí. Lo cierto es que sí llegué a centrarme, pero no fue fácil seguir conectada debido a dichas resistencias. Y esto me intriga, porque no sé si debo trabajar este aspecto más.
La meditación era bastante bonita, un poco larga quizás. Se basaba (qué suerte) en una meditación con la luna llena, y entre otras cosas, ayudaba a conectar con las mujeres del mundo. Una parte de esta meditación invocaba a las madres ancestrales, es decir, a la madre de mi madre, y a su madre, y a todo mi linaje materno, que a su vez son madres de otras mujeres que no están en mi línea directa. La meditación animaba a fundirme con ellas, a sentir su amor, y a reverenciarlas por mi vida y por todos los aspectos de ellas que están en mí y que he traído de ellas hasta el momento presente. Había una energía especial, delicada, suave, nutriente, amorosa. Pura energía femenina. Fue tan especial, tan bonito, que me eché a llorar.
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