Ha vuelto a suceder: una cría de bebé muerta en la playa de Mojácar cuando unos bañistas la sacaron del agua para hacerse unos selfies. Yo a esto lo llamo homicidio. "La curiosidad humana" dicen algunos para justificar el hecho. Sí, algo de esto hay. Es cierto que no se ve un delfín todos los días, y que la aparición del animal causase semejante expectación. La expectación es contagiosa: es una emoción que prende como una chispa y se propaga entre la gente. Es complicada de parar. Pero esto no exime de la culpa.
Esto es una cuestión de respeto. Respeto por la naturaleza, respeto por sus seres. También es un tema de ego: sacarse un selfie con el delfín porque queda muy chulo en facebook, sin pararse a pensar que estamos lastimando a un ser indefenso. Según la ONG Equinac: "El agolparse sobre ellos para hacerles las fotos y tocarlos les causa un shock muy fuerte que acelera en gran medida un fallo cardiorespiratorio, que fue lo que finalmente ocurrió." (Fuente)
Me da igual si el delfín es una especie especialmente sensible al estrés o es más resistente. Nadie debería haberse acercado al delfín, salvo a socorrerlo y tomar las medidas necesarias para garantizar su protección hasta que alguien informado pudiese llegar a actuar. Los seres humanos somos tan engreídos, tan estúpidos. Y me da la impresión de que cada vez más. Estamos idiotizados con la tecnología, nos falta empatía.
Me da igual si el delfín es una especie especialmente sensible al estrés o es más resistente. Nadie debería haberse acercado al delfín, salvo a socorrerlo y tomar las medidas necesarias para garantizar su protección hasta que alguien informado pudiese llegar a actuar. Los seres humanos somos tan engreídos, tan estúpidos. Y me da la impresión de que cada vez más. Estamos idiotizados con la tecnología, nos falta empatía.
Hace un par de días asistía a una situación semejante. En la piscina de un camping un topillo decidió hacer sus hoyos. Sacaba tierra de la galería que estaba construyendo y dejándola en la superficie. De repente a su alrededor se generó una gran expectación, niños sobre todo. Yo también tenía ganas de ver salir al topillo. Pero me molestaba que los niños se acercasen tanto al montículo y pudiesen hacerle daño, mi sobrino incluído. Como la topera estaba cerca de mi toalla, conseguí que los niños dejasen un espacio suficiente para el topo, que nunca llegó a salir. Fui bastante borde, la verdad, pero es que me molesta esa actitud. Y hay que joderse las cosas que se les pasan a los niños por la cabeza. Pequeños psicópatas.
El topo decidió seguir construyendo su galería y sacar la tierra unos metros más abajo de mi toalla. Otros niños volvieron a agolparse. Esta vez empezaron a tocar la tierra. Estoy segura de que el topo tiene buen oído para captar las vibraciones de la superficie y ponerse a salvo, pero me sentí tan molesta que me levanté de mi toalla para llegar a los niños y decirles que dejasen al topo tranquilo. Sus padres estaban cerca, ninguno me replicó. Me molesta que esos padres indolentes no aleccionasen a sus hijos sobre el topillo. No hace falta ser muy listo para saber que el topillo podría sentirse incómodo. Es una cuestión de sentido común. ¿Acaso a ellos les gustaría sentirse rodeados de personas que les estuviesen chinchando? Pero es mejor no molestarse, continuar tocándose los huevos en la toalla, y dejar a los niños que hagan lo que quieran y campen a sus anchas. Luego se preguntarán por qué son tan cafres. O se indiganarán con la gente que pide sitios "libres de niños". Los culpables son ellos, que no saben educar a sus hijos.
No sé qué pasaría con el topillo porque me fui de la piscina. Quizás debiera haberme quedado a asegurarme de que los cafres dejaban tranquilo al animal. Quiero creer que el topillo se las arregló para seguir haciendo su galería tranquilamente. Supongo que es una forma de calmar la culpa.
Y eso que era un topo. Si llega a ser una serpiente, la matan allí mismo. Como si la pobre serpiente tuviese alguna culpa.
Estas cosas me indignan sobremanera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario