Si algo me gusta de Guillermo del Toro es su capacidad para crear ambientes góticos, decadentes y asfixiantes. De eso hay mucho en "La cumbre escarlata", el nombre que recibe una antigua casa inglesa en pleno declive y llena de oscuros secretos. Allí se traslada a vivir Edith, una norteamericana con vocación de escritora, junto a Thomas, su flamante marido, propietario de la heredad conjuntamente con su hermana mayor Lucille. Frente a los sombríos Thomas y Lucille, Edith representa un rayo de luz que entra a iluminar las estancias de la mansión y desvelar los secretos que oculta.
A pesar de la publicidad, no sé si podría catalogarla como película de miedo. No es una película de fantasmas, aunque salen varios. A mí me habría gustado que tuvieran más peso, sobre todo en el final de la película. El horror de la historia es más mundano. Por cierto, demasiada sangre en algunos casos.
Como conclusión diría que la película es entretenida, ideal para una tarde lluviosa, muy bonita de factura, pero su historia se queda un pelín floja. Aun así me parece recomendable.
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