Quería ver esta película atraída por la promoción, que hacía de la película algo novedoso: un thriller en la URSS stalinista. Y sí, efectivamente, hay un asesino en serie que va matando niños a lo largo de una línea férrea entre Moscú y Volks. Asesinatos que son resueltos por el Estado buscando víctimas propiciatorias a las que cargar el crimen para cumplir con la máxima "El crimen no existe en el paraíso (soviético)".
Pero la película también intenta dar un retrato de la URSS de la época. Es una imagen sucia, mugrienta, paupérrima, injusta, con un férreo control de la población mediante el miedo y la información. En cierto modo me ha recordado bastante el "1984" de Orwell, que acabé de leer hacer unas semanas.
El tercer hilo es la vida de Leo, un agente del servicio secreto, que se encuentra con el caso por casualidad. La vida de Leo, huérfano ucraniano críado por un soldado ruso, héroe de guerra, se ve sujeta a la vida de su esposa, acusada de traidora por un sospechoso capturado en una redada, y a la de su compañero Vassili, que le envidia profundamente. El no querer denunciar a su esposa le hace caer en desgracia, y es precisamente el destierro en Volks lo que le hace resolver el caso.
La película está bien en términos generales, aunque se hace un poco lenta y pesada. Creo que la trenza que intentan hacer con los tres hilos mencionados no está bien resuelta del todo: demasiados ingredientes en la mezcla. Las actuaciones están bien. Me gusta mucho Noomi Rapace en esa frialdad que transmite como esposa que se vio obligada a casarse por miedo. Tom Hardy no tanto, es un poco hierático.
En cuanto a la moralina, además de la crítica a la URSS, creo que la película lleva a pensar en el mal. En este caso, el asesino no es el malvado. Sí, es un asesino en serie matando criaturas, pero en realidad no lo puede remediar, es un enfermo sujeto a una compulsión que no controla. La maldad es más Vassili, carente de todo escrúpulo, ansiando todo lo que Leo tiene.
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