Ayer se me planteaba una disyuntiva: pasar por una situación desagradable o evitarla. En ambos casos tenía el sufrimiento asegurado. La diferencia estaba en el grado del mismo. Pasar por la situación acarreaba mucho sufrimiento, pero a cambio la "recompensa" estaba en crecer como persona. Bueno, eso dice el dicho: "lo que no te mata, te hace más fuerte". Endurecerse como camino personal. The path of the Warrior.
Elegí la segunda. Sí, como buena piscis soy neptuniana, pero no siempre evito las cosas. En otra ocasión, habría escogido la primera opción porque tengo grabada a fuego en mi mente la máxima que he mencionado. De hecho, siento cierta desazón interior por no haber cumplido con ella. Sé que sería capaz de haber pasado por ello (porque ya he pasado por ello una vez), habría sufrido por ello, y ahora estaría hecha una mierda, esperando cerrar la cicatriz. Pero a cambio, habría obtenido una victoria personal: demostrar mi capacidad.
Sin embargo ¿es necesario sufrir tanto? ¿Para qué? ¿Tan importante es demostrarme que puedo ser fuerte? ¿Está mal demostrar que soy vulnerable, que sufro, que las cosas me duelen, que me importan? ¿Está mal demostrar que no soy una máquina, que tengo sentimientos, que tengo limitaciones? ¿Importa mucho si por una vez no quiero pasarlo mal, si quiero ser condescendiente conmigo misma?
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