18 meses. Ése es el tiempo que él dice que ha pasado desde la última vez que nos vimos. Será verdad. Yo no cuento el tiempo. Para mí la cuenta se reduce a una apreciación subjetiva de "bastante tiempo". A efectos prácticos, creo que da lo mismo una valoración cuantitativa que cualitativa.
El paso del tiempo se nota poco. Quiero decir que las cosas han cambiado poco desde la última vez. Mucho small talk y temas tabú que no se tocan. También hay secretos que no se mencionan, pero que no vienen a cuento.
Lo que sí se nota es la falla. Es una especie de grieta que se va agrandando lentamente separándonos un poco más cada vez. Si él la nota, no lo ha dicho. Para mí sí es perceptible. Supongo que es normal cuando dejas de ver a la gente. Al final todo se enfría y muere. Por momentos me causa perplejidad que dos personas que fueron tan íntimas hayan llegado a este nivel de separación. Queda algo de cariño, quizás alimentado por los recuerdos buenos, tamizados por el filtro de la memoria, pero la complicidad ha desaparecido por completo.
Supongo que es mejor así. La cicatriz me escuece un poco, pero en unos días se me habrá pasado.
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