La prepotencia es una característica que aborrezco especialmente. No la soporto. No soporto a la gente que demuestra explícitamente una arrogancia y soberbia desmesuradas, sea en la forma que sean. Pero hay una excepción y es Cristiano Ronaldo.
Hace unos días el jugador de fútbol hacía las siguientes declaraciones después de recibir su quinto balón de oro: "Soy el mejor jugador de la historia, en los buenos y en los malos momentos (...) Respeto las preferencias de todo el mundo, pero no veo a nadie mejor que yo". Tanto los medios como las redes sociales se han despachado a gusto con él, recibiendo diferentes calificativos, opiniones contrarias, y mucho desprecio.
Posiblemente muchas de las críticas sean acertadas (aunque sobra el odio de muchas de ellas), partiendo de la base que es muy opinable el hecho de que Cristiano sea realmente el mejor jugador de la historia. Sin embargo, también es cierto que estamos educados para ser mediocres y nos chirría que alguien sea capaz de reconocer su valía abiertamente. Sobresalir está penado, pero si eres humilde, como Rafael Nadal, se te permite. Sin embargo, afirmaciones tan contundentes como las de Cristiano, sólo activan la envidia y al odio que supone hacer de espejo a la mediocridad que todos llevamos dentro. Supongo que a Cristiano todo esto se la suda, y hace bien. A mí me encantaría poder hablar de mí misma con tanta confianza. Quizás un poco más moderado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario