De vez en cuando Facebook sugiere páginas y enlaces que considera que pueden ser de mi agrado. Así conocí a Mara y a su trabajo. Mara se define a sí misma como "fotógrafa de almas". Su interés está en sacar a la luz ese lado hermoso que todos escondemos bajo miedos e inseguridades que hemos ido tejiendo en nuestra vida. Sus modelos son mayoritariamente mujeres, quizás porque a los hombres les cuesta más reconocer su debilidad, incluso ante ellos mismos, y exponerse. Fueron sus mujeres las que me hicieron ponerme en contacto con ella.
Las fotos de Mara son muy especiales. Ya sólo el color de las fotos les da una atmósfera única. Se nota que hay mucho trabajo de edición, muy centrado en el color, en los contrastes. Sus modelos parecen siempre estar en un mundo onírico, fantástico, mágico, y eso a mí me encanta. Además, sin ser modelos profesionales, todas parecen bellas en las fotos, todas quedan muy naturales.
Mara llegó a mí a través de una promoción de otoño. La promoción hablaba de los colores del otoño y de la posibilidad de mezclarme con ellos y sacar los míos propios. Quizás fue eso lo que me incitó a contactar con Mara y ponerme a su disposición. Pero por agenda, hemos tenido que esperar hasta hoy para poder hacer mi sesión.
Yo nunca había hecho una sesión de fotos así. Soy tímida y la cámara me impone. No suelo salir natural y tampoco me considero especialmente fotogénica. Esto ha sido más bien una especie de ejercicio de autoestima, de reafirmación personal; algo diferente, algo fuera de mi zona de confort; una especie de reto que me he puesto a mi misma; un regalo también. Quería sentirme bien, quería sentirme guapa, quería sentirme especial.
El contactar con gente desconocida es algo que me sigue imponiendo, pero cada vez me resulta más fácil. Cosas de la experiencia. Es más, considero un acierto el haber escogido que Mara me maquillara, primero porque maquilla bien, mejor que yo, y segundo porque el maquillaje nos ayudado a conectar y eso ha sido fundamental para el desarrollo de la sesión. Mara es una chica encantadora, pero sin duda, el haber roto el hielo antes ha ayudado mucho a que me sintiera cómoda y relajada. Durante el maquillaje ella me ha contado cómo llegó a la fotografía. Envidio mucho a esa gente que siente que necesita buscar su camino y consigue encontrarlo. Me encantaría poder encontrar el mío también, pero esto es otra historia...
Mara ha escogido para mí un vestido largo y holgado de colores marrones. En la vida me habría puesto un vestido así porque creo que no me quedan bien. Yo iba de sport, como suelo ir habitualmente, pero ella ha preferido cambiar a algo más romántico y femenino. Y de esa guisa nos hemos plantado en el parque de El Capricho para la sesión.
El Capricho es un parque muy bonito, pero que apenas visito. Hoy me ha parecido especialmente cuidado. Hemos recorrido todo el parque buscando rincones que a Mara le sugirieran algo para la composición, lo cual me ha permitido reencontrarme con el parque. Mara ha preferido huir del convencionalismo artificial, cambiándolo por algo más agreste. Tengo un montón de fotos en la hiedra, con los árboles cubiertos de musgo, envuelta en arbustos. Me encanta, es muy yo. Ojalá hubiésemos podido hacer algo en un bosque de verdad.
En cuanto a las fotos, simplemente he seguido las instrucciones que Mara me ha ido dando. No ha sido difícil, ni raro. Me he sentido bastante cómoda y relajada. No lo esperaba la verdad. Creo que si me lo hubiese pedido, me habría desnudado. No sé cómo habrán quedado las fotos, pero estoy deseando verlas. Y también me gustaría repetir la experiencia. He visto que tiene un taller de autoestima en abril. Quizás me apunte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario