miércoles, enero 10, 2018

Desolación

Una leyenda maorí habla de cómo Maui retuvo el sol. La recordó anoche entre los miles de pensamientos que cruzaron su mente, y envidió el poder y la capacidad de Maui para ella. Pero Maui era un dios, y podía hacer semejante proeza. Ella solamente era una mortal, y no demasiado poderosa. O nada poderosa. Desde luego, ella no había sido capaz de retener a su sol.

Lo había intentado, ciertamente. Lo había hecho desde que él hiciera el honor de fijarse en ella. Lo hizo porque había sentido miedo de perderlo. Lo hizo porque pensó que quería darle todo, sin más. Y sobre todo, lo hizo cuando lo sintió alejarse poco a poco.

Ella lo vio venir y quiso evitarlo. Hizo todo lo posible, lo que estuvo en su mano, lo que buenamente pudo y supo, pero nada bastó. Nada fue suficiente.  Nada sirvió. Y ahora su sol se alejaba cada vez más, dejando su mundo yermo y helado. Se había convertido, de repente, en una reina de las nieves perpetuas.

Ella había presentido el alejamiento semanas antes, meses incluso. Quizás en su ansiedad había cometido errores graves y fatales. Nunca lo sabría. Puede que diera igual, no iba a cambiar el resultado: su sol se marchaba.

Tampoco entendía la lógica de aquello. Puede el afecto desaparecer en un segundo? Cómo se puede pasar de un "te amo" a "de mí no va a salir" en cuestión de días? Cómo se puede pasar de un "gracias por existir" a un "estoy muy alejado (así es, y punto)"?

Cada palabra fue un puñal directo al corazón. Le dolió la indiferencia de su sol, como si ella y sus sentimientos no importasen una mierda. Quizás nunca habían importado, pero había estado ciega a tal hecho. Ciega por el resplandor de un sol egoísta y desconsiderado al que había amado sin medida, sin freno, sin red.

Despertó después de una mala noche de sueño corto, ligero, y lleno de lágrimas y desesperanza. Le dolía enormemente la cabeza y el pecho. También la boca del estómago, la casa del tercer chakra. Hacía mucho que no sentía dolor ahí: la desvalorización había regresado.

Se sentía profundamente ninguneada, como si todo lo que ella hubiera sido alguna vez simplemente careciera de valor. Todo había quedado invalidado por decreto del sol de golpe. Su amor, sus actos, sus sentimientos, sus emociones, sus ideas, sus eclecticidades, sus caricias, su sonrisa, su ilusión, su romanticismo, su físico... Toda su persona reducida al cero absoluto. Todo lo que una vez pensó que su sol amaba en ella no tenía ningún valor. Todo basura. Todo insuficiente. Todo mentira.

Despertó, y supo que la ilusión por la vida había muerto. No es que antes le sobrara, pero la poquita que había le ayudaba a ponerse en marcha. Ahora todo daba igual. Quiso morir porque no quedaba nada para ella por lo que vivir. La noche anterior viejas voces suicidas que pensaba olvidadas le habían susurrado que estrellara el coche mientras conducía de vuelta a casa. También deseó que el corazón se le parara de noche mientras dormitaba. Incluso pensó en rezar para pedir que los ángeles se la llevaran. Pero nada de eso había sucedido, lamentablemente.

Dolor, impotencia, frustración, desesperanza, desamor, desvalorización, apatía...cómo gestionar todo eso? Se sentía abrumada y sobrepasada. Se sentía pequeña y desvalida para algo tan inmenso.

Afortunadamente podía parapetarse en sus cuatro paredes al menos por un día, sin hablar con nadie, sin tener que fingir que todo estaba bien delante de todos. Un día para llorar libremente. Cancelaría todas las reuniones del día, y desactivaría el teléfono y el chat.  A la mierda la dieta, la primera resolución del año. Pondría en bucle el "These Days" de Bon Jovi, con el volumen a tope hasta que le dolieran los oídos. La idea era saturar los sentidos para insensibilizar el cuerpo. No sabía bien cómo parar la mente, tampoco cómo apaciguar el dolor del corazón. Pero quizás no importaba. Como ella.

Decidió que a partir de ahora se iba a replegar a su mundo interno. No participaría de la vida. A partir de ahora iba a vivir a través de la vida de otros. Vidas mejores, vidas más interesantes, vidas más valiosas que la suya. Ella se quedaría como una sombra, lo que siempre fue, lo que siempre debió haber sido (se ríe amargamente reconociendo cuán pretenciosa fue creyendo lo contrario, creyendo que le podía corresponder algo bonito). Y sí, consideraría la muerte física nuevamente, pero en todo caso, la muerte siempre llega de una manera u otra.

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