martes, julio 22, 2014

#100happydays

Hace un tiempo me tomé por casualidad en Internet con la iniciativa #100happydays. Se trataba de subir durante cien días una foto diaria que retratase los momentos felices de nuestra vida. La página web de la iniciativa no citaba ninguna motivación concreta para aceptar el desafío, pero indicaba varios beneficios para los participantes, principalmente ser más optimistas y sentirse mejor a diario. Además mencionaba que el 71% de las personas no pudieron completar este desafío, citando la falta de tiempo como la principal razón.

Decidí participar. Mi motivación simplemente era mitigar una de mis distorsiones mentales: el filtro mental. Así que empecé por cosas que no sé si me hacían realmente feliz, pero que me alegraban o por lo menos me hacían sonreír. Y es que “felicidad” es una palabra demasiado grande, ambiciosa, difícil de captar.

Al principio costó un poco ver esas pequeñas cosas, pero pronto vi que había más de las que pensaba, hasta el punto de que había días que me sobraban. Podría haberlas guardado para días en los que todo se ve negro, pero decidí que era mejor si intentaba hacer un esfuerzo diario. Y sorprendentemente cada día había algo que mostrar.

He completado el reto, pero creo que he fallado. La razón es que no ha habido continuidad, especialmente al final. El reto coincidió con un viaje largo que no sólo rompió la rutina, a veces también era complicado encontrar wifi o acordarse del reto. A la vuelta simplemente, olvidé que tenía que hacerlo.

Aun así he llegado a 100 y estoy contenta por ello. No me siento más optimista, pero es posible que haya aprendido a fijarme un poco más en los aspectos positivos, y eso en sí es un triunfo.