viernes, julio 28, 2017

Arrepentimiento


Leo en la prensa el caso de una adolescente alemana, Linda Wenzel, reclutada por Daesh arrepentida de haberse unido a los terroristas. "Solo quiero irme lejos de aquí. Quiero estar lejos de esta guerra, lejos de tantas armas y del ruido”, dijo cuando fue detenida en Mosul por las fuerzas irakíes.

Mi primera impresión es que la creo. Recuerdo cuando empezó el tema del Daesh me metí a mirar la propaganda, y me pareció chulísima. Estaba totalmente orientada a un público adolescente, muy moderna y dinámica, concebida como la participación de un videojuego bélico. Entendí perfectamente que captase a tanta chavalería a sus filas.

Hay que entender también los problemas del primer mundo. Los problemas del primer mundo se basan en que tenemos demasiado. Los niños de ahora se crían en una abundancia tal que no solamente no valoran lo que tienen, es que ni siquiera tienen que esforzarse por conseguir nada. Se anulan ciertas capacidades, pero lo cierto es que el anhelo de superación está en el ser humano: necesitamos afrontar dificultades para poder crecer y evolucionar. Como diría mi madre: "como no tenemos problemas, tenemos que crearlos".

Así que en pleno auge del nihilismo, la falta de estímulos, el aburrimiento, y el consumismo excesivo de películas, series y videojuegos, se crea una fantasía sobre lo que ciertas ideas pueden ser. El Daesh tiene su propio halo romántico que puede ser seductor para muchos adolescentes, apoyado en una eficaz campaña propagandística. El resultado: centenares de jóvenes dejan sus casas para ingresar las filas de un grupo terrorista que les promete diversión y la lucha por una causa, sentirse útiles, sentir que su vida tiene un sentido.

Problema: darse de bruces con la realidad. Solamente por el choque cultural, la experiencia debe ser bastante dura. Estamos hablando de unos países con costumbres que nada tienen que ver con las occidentales, basadas en una ideología radicalizada que choca frontalmente con los valores que estos jóvenes han mamado desde pequeños y que forman parte de su subconsciente. Por no hablar de la dureza que debe ser vivir en unas condiciones muy mermadas, bajo la tiranía del miliciano de turno, y los horrores jamás han visto. Y de repente te debes ver atrapado en un mundo que no es lo que tú perseguías, desarraigado, lejos de las comodidades de la casa familiar, y del amparo familiar. El sueño convertido en pesadilla.

Por eso me creo el arrepentimiento de esta chica. Me da bastante pena, de hecho. Ojalá pueda volver a casa. Pero si vuelve tampoco va a ser fácil. De momento llegaría con la etiqueta de "terrorista", "traidora", y un montón de otros apelativos que he podido leer en las redes sociales en estos días ¿Cómo quitarse ese estigma? ¿Cómo superar la culpabilidad? ¿Cómo borrar la programación que puedan haber metido en su mente? No es fácil, no. Pero aun así, todo es mejor que estar allí, porque siempre se puede empezar de cero.

miércoles, julio 12, 2017

Llega de noche

Cambio de planes a última hora por la llegada de un bebé. Mis amigas quieren visitar a la madre el día después de dar a luz, cosa que no comparto. Tras un parto de 18 horas, dudo mucho que la madre tenga ganas de visitas, por mucho que diga que no pasa nada. Es más, ¿quiénes somos nosotras para meternos en visitas de hospital de esta manera? Ni que fuéramos la familia más próxima. De verdad que hay cosas que no comprendo.

Así que mientras unas van al hospital, yo he tenido que cambiar los planes que habíamos hecho, y he decidido ir al cine. Habría ido a clase de zumba, pero me han tenido en una telco hasta casi media hora antes de la clase. He escogido esta película porque era el argumento que más me atraía de todo lo que se proyectaba. No ha sido una gran elección, todo sea dicho.



A pesar de que parece una película de miedo, o así lo venden en el trailer, no lo es. Hay algún sustillo, pero muy puntual, todos asociados a los sueños de un adolescente que vive en una sociedad postapocalíptica. Travis y sus padres viven aislados en una casa en el bosque huyendo de una enfermedad que podría ser semejante a la peste. No hay zombies, sólo la idea de la infección.

Un día aparece en la casa Will, un hombre en busca de ayuda para su familia. La familia de Travis decide invitar a la familia a vivir en la casa con ellos, bajo el argumento de que la unión hace la fuerza. Sin embargo, tendrán que convivir con las dinámicas de poder y los recelos entre ellos, amenazados por una enfermedad latente que podría extenderse en cualquier momento. Al final, las fricciones desembocan en un desenlace más o menos predecible. Y con un final un poco abrupto y un tanto desesperanzador.

No sé, a mí la película me ha dejado un poco tibia. Quizás fuera porque casi me quedo dormida en el cine, a pesar de estar rodeada de adolescentes que se encargaban de mantenerme despierta con sus chillidos agudos de roedor. Casi parece un reality, como si hubiesen sacado un fragmento de la vida de alguien para exponerlo sin más. No me gusta como finaliza, es como si faltase algo. Sólo podría recomendarla para echarse la siesta un domingo.