domingo, diciembre 31, 2017

Felicitación de Nochevieja

(Visto por ahí)

"No te deseo un año maravilloso donde todo sea bueno. Ése es un pensamiento mágico, infantil, utópico.

Te deseo que te animes a mirarte, y que te ames como eres.

Que tengas el suficiente amor propio para pelear muchas batallas, y la humildad para saber que hay batallas imposibles de ganar por las que no vale la pena luchar.

Te deseo que puedas aceptar que hay realidades que son inmodificables, y que hay otras, que si corres del lugar de la queja, podrás cambiar.

Que no te permitas los "no puedo" y que reconozcas los "no quiero".

Te deseo que escuches tu verdad, y que la digas, con plena conciencia de que es sólo tu verdad, no la del otro.

Que te expongas a lo que temes, porque es la única manera de vencer el miedo.

Que aprendas a tolerar las "manchas negras" del otro, porque también tienes las tuyas, y eso anula la posibilidad de reclamo.

Que no te condenes por equivocarte; no eres todopoderosa.

Que crezcas, hasta donde y cuando quieras.

No te deseo que el 2018 te traiga felicidad. Te deseo que logres ser feliz, sea cual sea la realidad que te toque vivir.

Que la felicidad sea el camino, no la meta..

Eres luz

(De Irela Perea)


Eres luz, no lo sabes y eres luz.
Y cada vez que te vas, se apagan todos los faros del mundo y mueren en sus orillas los mares negros.
 Y cuando llegas, contigo regresa el verano, y hasta se atreven a volar los pájaros, y se vuelven los girasoles a mirarte.
Eres luz, lo sé, y hasta la noche lo sabe.

Recordando 2017

Cerrar el año es parte de un ritual que no llevo demasiado bien por tener que enfrentar nuevamente situaciones que no fueron del todo agradables. Como siempre, me centro en lo negativo, como si no hubiese habido cosas positivas. Aparentemente tengo un cerebro reptilano hiperdesarrollado.

Bueno, éste va a ser un post largo.

Si tuviese que describir el año de alguna manera sería con la palabra "tumultuoso", especialmente a nivel emocional. ¡Qué año más duro ha sido! Estoy por ponerlo a la altura de 2012. Puede que me esté dejando llevar por los últimos meses, que han sido especialmente complicados, o quizás  los recuerdo más intensos porque son más recientes, quién sabe.

Empecemos por lo fácil.

Este año he hecho un montón de cursos y talleres de los míos: ho'oponopono, niño interior, reflexología, masaje thai, lo divino femenino, reiki, eneagrama, zen, abrirme los registros akáshikos, taller de Mandalas, sesiones con los médicos del cielo, las bendiciones del útero del sistema Miranda Grey, la lectura del aura, constelaciones sistémicas, las charlas del centro budista, el curso de reiki lunar, y el curso de limpiezas energéticas.

Todos han sido cursos muy interesantes, incluso bonitos. Pero si tuviese que elegir uno sería el del niño interior. Este curso me ha permitido ponerme en contacto con la niña que vive dentro de mí, muy olvidada hasta entonces. A través de ella, he aprendido a quererme más, a desbloquear una sensibilidad especial que llevaba por dentro, a aprender a estar conmigo mejor. Ella siempre está conmigo, y yo con ella. Ambas nos cuidamos.
A través de la niña he podido perdonar a mis padres por muchas de las cosas que guardaba contra ellos. También me ha abierto la puerta al transgeneracional, un área que me llama mucho la atención. Aun no he decidido si la abordaré el próximo año. Hay demasiados caminos por recorrer.

El curso de eneagrama empezó tarde, pero me está gustando. Me resulta fascinante conocer los eneatipos. El haber empezado por la triada mental en primer lugar, me ha permitido conocer mi eneatipo antes, y poder conocerme un poco mejor. Ahora me sorprendo haciendo cosas del eneatipo 6 de las cuales antes ni era consciente. Crisis dice que soy un seis de libro, y sí, me siento muy representada. Creo que me iría mejor si pudiese irme de vez en cuando al ala siete, para ser más entusiasta y espontánea.

Además de los cursos trascendentales, también he hecho algunas actividades mundanas e interesantes, como aprender a montar en piragua, ir de camping, celebrar el Año Nuevo japonés (mochitsuki), montar en el Naviluz, la exposición de Biocultura, pintar un cuadro.

Viajes. Durante este año tuve los siguientes destinos principales: Tenerife, Vigo, Zaragoza, Pechón, Toulouse, Bretaña, Munich, Hamburgo (no podía faltar), los campos de lavanda de Brihuega, Málaga, Sant Carles de la Rápita, y Jarque. Sí, este año he procurado visitar más el pueblo. La casa de allí tiene algo especial: me hace sentir bien, protegida. Tiene una energía única.
Miro la lista y salvo Zaragoza (por temas obvios) creo que no ha habido viaje malo. Pero voy a elegir Pechón, porque es un viaje que hice sola, algo que no creía que fuese capaz de hacer. Lástima no haber podido ir a Gredos.

Conciertos.  No ha habido muchos: el concierto de año nuevo en el auditorio, el concierto-tributo a Guns 'n' Roses de Rock en Familia, Alterbridge, Moonspell, e In-Flames.

Trabajo. Ha sido un área muy activa. A mediados de año dejé la jefatura de mi sector para pasar a dirigir la PPM. Fue un cambio forzado, y no me hizo mucha gracia. Sé que el trabajo no va a ser tan interesante como antes, pero a cambio estoy muy contenta con mi grupo: le ponen ilusión y ganas, y eso hace que yo también me motive.
Sigo aprendiendo a ser jefa. Lo más complicado es encontrar el equilibrio entre ser una jefa estricta o una jefa guay, sabiendo que son mis colegas, no mis amigos.
Hace un par de meses recibí una oferta muy importante, que rechacé con vistas a tener una vida más tranquila y centrada en lo que me gusta. Fue una decisión difícil porque mi intuición no me dio muchas pistas sobre qué hacer. Creo que ambos caminos eran correctos para mí.
Me encantó el vídeo de despedida que me hicieron mis compañeros de sector.
Me encantó la comida de Navidad de la PPM.

Amistades. Me he distanciado de algunos círculos y binomios que solían ser importantes. Ahora tengo menos gente alrededor, pero es gente que me aporta, aunque no pueda ver a todos con la frecuencia con la que me gustaría. Cris y Miguel, Engelchen, Alicia, Rodrigo y Jose, Macu y Alejandro, Ame y Leti, Ainoa, mi grupo de catas...y sí, el encantador de cobras también.
Gracias a Rydwf tengo alguien con quien hablar de lo divino más que de lo humano.
El taller de lo divino femenino me trajo a mi realidad un montón de mujeres especiales, con grandes motivaciones espirituales. Voy a destacar a Morti, una bruja de espíritu inquieto y personalidad alegre, que me sirve de inspiración.
Acabo de caer en que he sustituido a Isabel por Carmen. Voy de maestra en maestra. Siempre mujeres, casualmente.
También estoy viendo cómo dejar atrás a un amigo que fue especial, pero que creo que sólo me va a traer problemas. De momento me debe dinero, y sinceramente, no sé si quiero recuperarlo. Es una pena porque es buen chico, pero está muy perdido. Aunque suene egoísta, no quiero que me arrastre en su caída. No se puede salvar a quien no quiere ser salvado.

Más cosas:
Por trabajo, visité el Bernabeu y me hice una foto con la Copa de la Champions del Real Madrid. Me he quedado con las ganas de visitar el restaurante, y dudo que ya pueda unirme a un consorcio para hacerlo.
He conocido restaurantes especiales, algunos de lujo, como el Urrechu. En serio, qué bien te tratan cuando eres rico.
Me manifesté a favor del lobo, y caminé junto a una manada de perros lobos. Casi tenemos un percance con el macho alfa y Talgo.
Fui a una nutricionista con el objetivo de adelgazar, sin mucho éxito porque no me lo tomé muy en serio. No estaba preparada. También me hice una prueba de intolerancias alimenticias y, oh, sorpresa, dijeron que dejara el glutamato. Alejandro les dio la razón, y me recordó que debo dejar también el azúcar. No sé si lo conseguirá, pero ahora leo todas las etiquetas buscando la proporción de azúcar, y es espeluznante.
Los Levis hicieron por fin la comida mexicana que nos debían, y descubrí el pastel de elote, que está bastante rico.
Este año he estado menos enganchada a las catas de cervezas. La última ha sido este mismo mes de diciembre, donde por fin probamos la mítica Tactical Nuclar Penguin de 32%.
Y como siempre, de las mejores cosas del año, son los dos días pasados en el cielo de las cobras. Esos días furtivos que tanto me cuesta conseguir, que tanto ansío, y que espero con tanta ilusión.

Lo peor del año fueron sin duda la eutanasia de Teína, el fallecimiento de mi querida tía Anita, y el atropello. Y aprender a perder algo que quieres mucho.
Ha habido mucho dolor, pero supongo que también ha habido mucho crecimiento.

Si algo he aprendido este año es que debo apagar mi mente más a menudo. Cuando está de buenas, es genial, pero cuando no, me envenena el corazón, o me sume en la tristeza más grande.
Con el ho'oponopono aprendí a ocupar espacio en la mente para que no cupiesen otros pensamientos. Desde entonces la crítica interna no es tan feroz, por no decir que a veces me sorprendo corrigiéndome cuando tengo pensamientos negativos contra mi persona.
Como herramienta está bien, pero supongo que necesito ir más allá. Supongo que debo aprender más sobre el desapego. Es mi lección de vida: aprender a soltar, aprender a dejar ir, aprender a no involucrarme emocionalmente. Desapegarme de los resultados, desapegarme de las circunstancias, desapegarme de las emociones, desapegarme de los sentimientos, desapegarme de la gente. Y no esperar nada.
Desapego, centrarme en el presente (en el aquí y en el ahora), apreciar lo muchísimo que ya tengo, y hacer lo que me apetezca, sin que me importe la opinión del mundo, ni sus condicionantes, ni las consecuencias, sólo porque es lo que yo quiero hacer y me va a hacer feliz. O sea, vivir un egoísmo más sano. O sea, aprovechar mejor mi eneatipo y mis alas.

Si mañana no despertara, habría varias cosas que me dejaría pendientes, pero en realidad puedo decir que he tenido una buena vida.



¿Qué hay para el 2018?
Pues de momento una final review en Eslovenia y tres conciertos: Machine Head, Pearl Jam, y muy seguramente Dark Tranquility. Se habla también de ir al Graspop; a mí me tocarían Guns 'n' Roses y Iced Earth. Quizás un viaje a Islandia (si sale), una nueva visita a Hamburgo (veremos cuánta gente se apunta finalmente, porque había varias peticiones de adhesión), y ya se promueve una nueva "misión paellita" (aunque yo voy a sugerir ir al Maestrazgo, por variar un poco). Ayer me propusieron un curso de buceo en Cartagena.
También haré el curso de masaje metamórfico con Carmen, que además me va a sacar de mi zona de confort: dejar entrar extraños en mi casa. Continuaré con el curso de eneagrama (próxima lección, eneatipo 7). Y me estoy planteando el curso online de "Reiki Excalibur". Sí, tengo que aprender a llevar las cosas a tierra.
Mucho curro en la PPM.

Y el resto me lo dará el caminar.

Por cierto, este año hay eclipse total de luna en julio.

sábado, diciembre 30, 2017

De copiloto


Estaba en meditación cuando la vida me dijo:
- ¡Hey, yo conduzco!.
- ¿Dónde vamos?, pregunté yo.
- ¿Dónde quieres ir?
- No lo sé, muy bien.
- Entonces, qué más da. Venga, sube, yo te llevo.

Recordé que había escuchado una conversación parecida una vez: en el libro de "Alicia en el País de las Maravillas".

La vida me invitaba a ceder el control y a confiar. Pensé que yo era Alicia, y mi vida era el gato de Cheshire. Si él conducía, solamente podríamos tener un viaje curioso.

No me suele importar ir de copiloto, porque eso me permite ver el paisaje, echarme alguna cabezadita, o bien fantasear con lo que se me ocurra en el momento.

Recordé que el destino no es tan importante como el propio viaje, los momentos vividos, las experiencias. Y si yo no sé bien dónde quiero ir, quizás el gato sí. Quizás sea más sabio y conozca sitios que ni yo misma hubiese imaginado querer ver.

Que no importa el destino cuando las rutas para llegar son variadas. Que la improvisación ayuda. Que las rutas principales no son necesariamente las mejores o las más interesantes. Que en general, me suelen gustar todos los sitios donde paro, porque en todos encuentro cosas interesantes que visitar.

Que no importa cuánto se tarda en llegar. Como en el "Ítaca" de Kavafis: "Cuando te encuentres de camino a Ítaca, desea que sea largo el camino, lleno de aventuras, lleno de conocimientos".

¿Qué pierdo pues dejando que sea el gato quien conduzca?

jueves, diciembre 28, 2017

Pinceladas

A veces me da. Veo una actividad que me produce curiosidad y me lanzo a hacerla. Probar para ver qué resulta. Así he hecho muchas cosas: el curso de tiro con arco, el patinaje, volar en un tunel de viento, lanzarme en tirolina, cantar en karaoke, etc. El problema de estas cosas es que no soy constante. Me gustan sí, pero no llegan a engancharme. Quizás sea mejor así, o ahora mismo tendría un arco recurvado Hoyt de 64" para zurdos cubierto de polvo en el trastero. Pero digamos que sí estoy un poco al acecho de nuevas experiencias que puedan aportarme algo. Puede que esté en la búsqueda de mi hobby definitivo.

Pero ¿pintura? Si a mí nunca se me ha dado bien. ¿Qué hago yo yendo a una actividad de pintura? sin embargo, vi el anuncio y quise hacerlo de inmediato, aun sabiendo que el resultado no iba a ser óptimo. La actividad consistía en reproducir un cuadro bajo las instrucciones de un profesor de pintura. Me gustaba el cuadro: la silueta de una mujer haciendo yoga a la luz de una enorme luna. Me gustaban también los colores del cuadro: violeta, blanco, amarillo y negro. Además parecía lo suficientemente abstracto como para no destrozarlo demasiado.

En sí la actividad fue divertida. Entré en "flow" que diría Charles, ese estado en el que pierdes la noción del tiempo por estar totalmente imbuído en una actividad. Las dos horas de taller se me pasaron muy rápidamente, y además me permitió desconectar de la realidad un rato, ayudándome a olvidar algunas situaciones por las que estoy pasando.

Mi mayor problema fue la técnica, claramente: no tengo ni idea de cómo usar los pinceles, así que mis brochazos resultaron toscos en comparación a los del profesor. Los pinceles no eran gran cosa, sobre todo el pincel fino, que no permitía un trazo demasiado delineado. También tengo que decir que muchas explicaciones no recibí en la ejecución: éramos muchas personas (casi todo mujeres) sentadas a los lienzos (diría que unas 20 personas en un espacio un tanto reducido), en una disposición que no permitía ver claramente el cuadro base o las explicaciones del profesor, y con tiempo limitado para poder dedicárnoslo a cada una. Yo hubiese agradecido un poco más de guía y algunas nociones más básicas. No sé, por ejemplo, que me dijera que si usaba un poco más de agua podría cubrir mejor la tela, que el caballete se pega, cómo se hace el movimiento de la brocha para difuminar, etc. Viendo que no me hacían mucho caso, terminé yendo a mi bola y haciendo lo que me parecía.

A mi lado había una pareja aventajada que decidieron pintar el cuadro a medias. Se notaba que tenían mucha práctica, aunque iban de sobradetes. La chica de mi derecha era tan torpe como yo, aunque me gustó su cuadro: le quedó más violeta y rosa. Ése es otro problema: me cuesta salirme de la linde que me marcan. Creo que esa ruptura es la que un artista necesita. Está claro que yo no soy una artista.

Aun así, pinté mi cuadro. Para ser el primero que pinto y en dos horas, no está mal, pero me avergüenza un poco. Si lo comparamos con el original hay muchas diferencias: los colores, los trazos, la proporción de la mujer y el águila (¡sí, hay una!), el aspecto final. Me recuerda a las fotos de las recetas de cocina, donde se muestra lo que se pretendía y el resultado conseguido. Me niego a autohumillarme poniendo el original junto al mío.

Para más inri, tuve que hacerme una foto con el cuadro (será para la galería de fotos de la empresa que imparte los cursos). Y encima tuve que llevarlo en la mano por la calle, a la vista de la gente. Me recordó las prácticas de Lola para exponerme. Me sentí incómoda, pero muy lejos de aquellas prácticas.

Ahora no sé qué hacer con el cuadro.



Bueno, pues una experiencia más. Al menos no se puede decir que no salgo de mi zona de confort. Hoy para compensar, y para cerrar el año, meditación de ho'oponopono para transmutar el karma denso. Mucho más sencillo, la verdad. No digo que no vuelva a una sesión de pintura (en realidad necesito desarrollar mi parte creativa), pero creo que voy a tardar un poco en volver a coger los pinceles.

miércoles, diciembre 27, 2017

La decisión de Anna



Ayer saltaba en las noticias que la doble campeona del mundo de ajedrez, la ucraniana Anna Muzychuk, renunciaba a competir en el mundial que tendrá lugar esta semana en Arabia Saudí. Una cuestión de principios, según sus palabras en facebook:

«En unos pocos días voy a perder dos títulos de campeona mundial, uno tras otro. Solo porque he decidido no ir a Arabia Saudí. No jugar con las reglas de otro, no llevar abaya, no ser acompañado al salir y no sentirme una criatura de segunda. Hace exactamente un año gané estos dos títulos y era la persona más feliz del mundo, pero esta vez me siento realmente mal. Estoy lista para defender mis principios y saltarme el torneo, donde en cinco días esperaba ganar más que en una docena de torneos juntos. Todo eso es molesto, pero lo más inquietante es que no le importa realmente a casi nadie. Este es un sentimiento realmente amargo, pero no tanto como sería cambiar de opinión y de principios. Igual para mi hermana Mariya y estoy muy feliz de compartir sus puntos de vista. Y sí, para esos pocos que se preocupan, ¡volveremos!».

Su renuncia ha causado un gran impacto en el mundillo del ajedrez. No en vano, quien renuncia es una campeona, lo cual hace que la competición pierda cierto brillo (con respeto a todas las demás participantes). Pero lo más controvertido es sin duda el tema cultural: negarse a pasar por las costumbres del país anfitrión.

Esta negativa ha generado muchos comentarios a favor de la decisión, tanto de mujeres como de hombres. Algunos agradecen el gesto como modelo de reivindicación para las mujeres frente a una sociedad que desprecia a las mismas. Otros apoyan la decisión, pero no es más que una forma de reafirmación en el enfrentamiento soslayado entre oriente y occidente. También ha recibido comentarios que la tildan de racista, entre otros improperios. En realidad ¿se puede considerar como poco una falta de respeto?

La línea es muy fina y hay muchas variantes. Por un lado, parece extraño celebrar un mundial en un país de dudosa reputación, y donde las exigencias a los participantes son muchas (por ejemplo, parece que también hay ciertos vetos a los jugadores de ciertas nacionalidades). Cuestión de dinero, dicen. Y donde hay dinero, muere la ética. Pero también es verdad que la celebración de estos campeonatos ayuda a que este deporte (me cuesta llamar deporte al ajedrez, la verdad) se introduzca en el país. Esto tiene mérito: el ajedrez requiere pensamiento y estrategia, y pensar es un acto de libertad en sí.

Sea como sea Anna es muy libre de tomar su decisión sea cual sea. A mí me parece una decisión valiente el renunciar a un título por tus principios, habida cuenta la presión que habrá recibido para reconsiderar su posición. Esto sin embargo, no invalida, en mi opinión, la postura de otras ajedrecistas para competir. No las hace peores personas, ni menos feministas. Cada uno tiene sus criterios y sus prioridades. Cada uno elige también las batallas que libra. Tampoco esta decisión hace de menos a los participantes masculinos que acuden al campeonato, aunque bien es cierto que la presión para ellos no es tan grande como para ellas.

martes, diciembre 26, 2017

Mendigos


Los vemos en las calles de las ciudades, apostados en las esquinas de los edificios o en las puertas de los comercios. Su presencia nos incomoda. No es tanto la suciedad o los harapos, como el espejo que nos hacen: todos podríamos acabar así. Pero también lo es el conativo de sus ruegos, que apela tanto a nuestra misericordia como a nuestra hipocresía, más en estas fechas en las que existe una premisa social de ser “buenos”.

Los miro y no puedo evitar sentir lástima por su situación. Siempre me hacen recordar las dos veces que he dormido al raso: la primera en Brighton cuando tenía diecisiete años y la gente del curso de inglés decidimos pasar noche en la playa; la segunda en Pamplona, en los San Fermines del 95, intentando dormir por la noche en un parque junto a la estación porque no teníamos alojamiento. En ambos casos pasé tantísimo frío (siendo verano) que puedo hacerme cargo mínimamente de lo duro que debe ser pernoctar en la calle.

Además de las duras condiciones de vida, están las condiciones humanas.
Hace unos días leía en El País un artículo sobre la heroína. El párrafo que más me conmovió fue el siguiente:
“Cuenta a todo el que se cruza que esa misma mañana ha recibido una llamada del Ayuntamiento informándola de que su novio, el Migue, murió el pasado 6 de diciembre. “Y me llaman cuando lleva ya cinco días muerto. Mirando en sus cosas encontraron el papel en el que le puse: 'Te quiero, Migue', y mi número de móvil”. “¿De qué ha muerto?”, le pregunta alguien. “No me lo han dicho. Era yonki como yo, pero yo creo que ha sido del frío porque dormía en la calle”.”

Imagino a la mayoría de los mendigos como seres individualistas que buscan el aislamiento social por motivos diversos. Pero algunos consiguen crear lazos entre ellos: amistad, amor, sexo…quizás todo uniones de conveniencia para poder sobrevivir en el mundo. Quizás un poco de afecto para recordar su condición humana. Un poco que puede significar mucho: esperanza para continuar viviendo, un poco de belleza en ese mundo frío e inhóspito.


¿Cómo debe ser perder un lazo así? ¿Significa mucho o están tan acostumbrados a perder que ya no les afecta? ¿Lloran o se enquistan sus lágrimas en el corazón? Estoy segura de que hay cientos de historias bonitas y tristes por contar, ocultas en las paredes de los soportales abandonados. Supongo que no le importa a nadie porque son los olvidados de la sociedad. Pero yo leo ese párrafo y me produce una pena tan grande que no puedo evitar que se me salten las lágrimas.

domingo, diciembre 24, 2017

Felicitación de Nochebuena

(Visto por ahí)

Pues no... No voy te a desear feliz Navidad ni feliz año...

Yo te deseo coraje para decir basta,
te deseo que olvides a quien se olvidó de ti,
te deseo que puedas cerrar puertas y abrir ventanas,
te deseo que no te conformes, que no te quedes con la culpa,
te deseo que te atrevas,
te deseo que te quieras,
te deseo ojeras y risas,
te deseo locura y magia,
también te deseo errores para aprender,
te deseo viento, para dejarte llevar,
te deseo chispas en la mirada, colores para los días grises, paraguas para las malas tormentas y lluvia para calarte,
te deseo "te echo de menos", te deseo abrazos de los que duran toda la vida cuando cierras los ojos,
te deseo viajes y nuevos recuerdos,
te deseo huracanes de emociones, que te hagan sentir,
te deseo que te quieran sin que te necesiten,
te deseo una nueva canción favorita y nueva fecha que te haga sonreír,
te deseo besos bonitos, brindis con los labios
y te deseo ganas... Las de seguir.
Feliz Noche.

viernes, diciembre 22, 2017

Las chicas violeta



Las violetas son pequeñas flores silvestres de color morado con hojas en forma de corazón. Son flores de Imbolc, previas a la primavera propiamente dicha. Crece a la sombra de otras plantas y cubre sus flores entre las hojas, por lo que es el símbolo de la modestia y de la timidez. Su perfume es dulce y suave. Crece al borde de los bosques o al borde de los caminos, pero no es tan sencillo encontrarla, porque requiere una búsqueda activa y una mayor atención. La violeta no se muestra, aspira a ser encontrada.

Como las violetas, existen muchas chicas que pasan por el mundo totalmente desapercibidas. Son las “chicas violeta” (también hay chicos violeta, pero no son el foco de mi post). Son las chicas invisibles.
Chicas que caminan por la vida inconscientes de su belleza o de sus dones, dones que guardan en su interior para quien sea capaz de descubrirlos.
Chicas que se alejan de la apariencia para imbuirse en su rico mundo interior. Chicas tiernas, dulces, sensibles, tímidas e introvertidas. Chicas que se pierden por los pasillos de bibliotecas o librerías, que se regodean en los lineales de papelería, que se retiran a las sombras en las esquinas de la cafetería para leer un libro u observar el mundo que pasa delante de ellas.
Chicas que recogen su hermosa melena, que tapan su figura, o que usan colores discretos en su ropa y su maquillaje.
Chicas que no buscan cientos de miradas sobre ellas, sino una sola que sepa valorarlas y apreciarlas como ellas merecen. Una mirada que esté dispuesta a adentrarse en sus profundidades para encontrar el tesoro que albergan, y cuidarlo como el tesoro que es, porque es tan preciado que ellas no lo ofrecen a cualquiera.
Chicas que son incapaces de dar el primer paso, porque jamás pensarán que nadie pueda estar interesado en ellas.

Chicas llenas de amor y pasión ocultos bajo capas de protección esperando a ser expresado, revelado, entregado sin reservas, sin medida.

jueves, diciembre 21, 2017

Solsticio de invierno 2017


Solsticio de invierno. La noche más larga del año. Una noche casi eterna, pero con un regalo escondido: el renacimiento del sol. Y con el sol, la vida, ya que el sol calentará la tierra para que todo renazca en primavera. La luz como fuente de vida. La luz como la salvadora del mundo. Cíclicamente.


El solsticio es por tanto una fecha de celebración. La celebración de la esperanza de la vida. La esperanza de que aun cruzando la noche oscura del alma, la luz pueda volver a brillar en mi vida. No ahora quizás, pero algún día.

miércoles, diciembre 20, 2017

El ángel caído


Él era dios para ella, la máxima expresión del amor, la inteligencia, la creatividad y la vida que ella podía ver en el mundo. Ella lo amaba más que a su ser, sin medida, y quería que él la amara de igual forma.
Ella quería ser como él, no para ser él, no para ser igual que él, sino para sentirse digna del amor y la atención de él, para saberse a su altura. Quería sentirse reconocida por él, aceptada por él, valorada, apreciada, incluso adorada. Quería ser trascendental para él, como él lo era para ella. Él era su todo, su mundo, su vida, su amor, su ilusión. Ella quería ser igual de importante para él, aunque se sentía tan pequeñita a su lado. A fin de cuentas, un ángel siempre es menor que un dios. Pero ella tenía la ambición de poder llegar a él igualmente, a pesar de las diferencias entre ellos.

Aunque ella lo intentó insistentemente y con ardor, no lo consiguió jamás. Él se ocupaba de marcar las distancias y señalar las barreras, y cada vez estaba más y más lejos. Por más que ella insistía, más lejos parecía él. Inalcanzable, como un dios. Distante, como un dios.

Pero ella lo amaba, y siguió intentándolo con todas sus fuerzas, aunque cada día le resultaba más difícil tratar de mantener el paso. Cada día sentía que tenía menos energía, cada día sentía perder un poquito más la fe en que podría conseguirlo. Le quedaba la Esperanza, esa pequeña cabrona que le susurraba al oído que siguiera adelante un poco más, que no se rindiera, haciéndole creer que aún había tiempo, que había posibilidades, que si seguía luchando podría conseguirlo.

Entonces sucedió que el corazón de ella se quebró. El dolor fue tan agudo que toda la presión que había estado soportando terminó reventando por las cicatrices que durante este tiempo había ido parcheando. Su corazón, tan fuerte tiempo atrás, terminaba por estallar en mil pedazos.

Y ella cayó del cielo, y el impacto hizo retumbar la tierra, y su sonido fue perceptible desde una gran distancia. Los testigos dirían que una estrella fugaz surcó el cielo en ese momento y se ocultó en el horizonte. Algunos pedirían un deseo de felicidad.

Tras el golpe llegó la realidad. Magullada y herida, acurrucada como un animalillo indefenso, su grandeza perdida. Ya no era un ángel, era un ser mundano más, mediocre, con el corazón hecho pedazos y las alas rotas. Sólo el dolor era real. El dolor era lo único que le permitía saber que seguía viva.
Mientras, él seguía allí arriba, tan hermoso y magnífico como siempre, pero ya no estaba a su alcance.

¿Qué hacer cuando eres un ángel caído?, se preguntó. Dejarse morir, o seguir viviendo aunque muerta en vida. Eligió la segunda opción. Se puso en pie y comenzó a caminar. Todo le parecía yermo y vacío en comparación. A veces levantaba la vista y veía a su sol brillar allí arriba, ajeno a todo lo de ella. Y ella no podía sino seguir admirando y amando a aquél. Siempre sería así.

Siguió caminando, sin rumbo, sin destino, sin guía, sin propósito, sin ilusión, ni pasión. Caminar por caminar. Siempre sola. “Hasta que el Hacedor me lleve”, pensó. “Quizás se apiade y me lleve pronto. Me gustaría convertiré en polvo, y mezclarme con la tierra. Puede que entonces mi cuerpo dé vida, y de mí crezca un árbol, y el árbol origine un bosque que dé cobijo a otras especies y animales. Mi triste vida no habrá tenido sentido, pero sí mi muerte”.

martes, diciembre 19, 2017

Curso zen

Este fin de semana completé el segundo nivel del curso Zen de Suzanne Powell. Lo llaman Zen pero no entiendo por qué, ya que no tiene nada que ver con la escuela budista. Lo que enseñan es una forma de canalización de energía de la energía cósmica a través de los siete chakras del cuerpo para la sanación de enfermedades. Sólo las personas iniciadas tienen la capacidad de aplicar el llamado “toque zen”, que se usa a tal fin.

El curso se estructura en dos niveles que se imparten en dos fines de semana. En el primer nivel se activa la capacidad de los chakras al 30%, en el segundo se activa al 60%. No está claro cómo se adquiere el 100%, aunque estoy de acuerdo con la propia Suzanne cuando recomendó practicar en el segundo nivel antes de avanzar más. En este sentido, nuestro ego nos anima a acumular más y más niveles, sin haber afianzado el anterior. 
Hay otro punto más a favor del argumento: parece que una capacidad 100% te pone en comunicación directa con la parte multidimensional del ser humano, y hay que estar muy preparado para esto. Yo no sé si lo estoy. Una parte de mí le encantaría, pero otra siente miedo. Ese miedo es el que me evita ciertas experiencias espirituales.

El toque zen es sólo una de las herramientas que se enseñan en el curso. El resto lo completan la respiración consciente, que mueve la energía cósmica, y la meditación, que ayuda a mantener activa la capacidad de los chakras. Estas dos últimas herramientas me parecen importantes, porque aunque el toque zen sea la más atractiva (poder pensar que puedes ayudar a sanar o aliviar ciertas enfermedades), la respiración consciente te permite centrarte en el presente, mientras que la meditación te permite serenar la mente. Como poco, la enseñanza te ayuda a conseguir una práctica regular de bienestar, similar a la que se podría conseguir con el mindfulness, por ejemplo, si bien el catálogo de meditaciones de éste es más amplio.

El toque zen ya es una cuestión de fé, aunque estoy dispuesta a experimentar. Se trata de tocar una serie de puntos locales afectados por una enfermedad más su chakra asociado. Así, por ejemplo, el chakra 5 se relaciona, entre otras cosas, con el habla. El toque zen sólo puede aplicarse si se tiene la capacidad despierta, que es lo que se activa en los cursos.

Los cursos son gratuitos. Solamente se pide la voluntad al final del curso para cubrir los gastos de alquiler de la sala. Si lo comparamos con otros cursos, resulta más económico. Aunque también es verdad que por poco que den los asistentes, dado su volumen (mil personas), se pueden alcanzar cantidades importantes.

Además del toque zen, está el llamado “reset”, una herramienta que solamente pueden aplicar personas con capacidad total: la propia Suzanne y sus colaboradores. Aquí la persona que hace el reset conecta su campo magnético con la persona que lo recibe para detectar dónde están los bloqueos y liberarlos. El sábado tomé uno de esos resets, y he de decir que por lo menos me han dejado las lumbares como nuevas. Ya no me duelen, y eso que llevaba varias semanas con un dolor importante. Desde entonces no me he resentido. A ver si dura porque qué gusto es sentirse sano.
Sobre la fundación Zen y la propia Suzanne sé poco. Llegué a ella por una de las chicas del curso de lo divino femenino, que la recomendaba. Al primer nivel fui un poco por curiosidad, y porque el curso es gratuito. Luego quise terminar la práctica. La enseñanza me parece muy sencilla, apenas requiere tiempo, y como ponente, Suzanne es muy buena. Es muy divertida y amena, lo cual hace que el curso sea muy llevadero. Detractores tienen.

Sobre los participantes, como digo, una asistencia importante, constituida por un grueso claramente femenino (aunque la cantidad de hombres no era desdeñable), de todas las edades, y diferentes procedencias (mayoritariamente de Madrid que es donde se celebraba el curso). Las experiencias también diferentes. Hay gente que experimenta cosas que me dan envidia, como muy avanzadas. Pero ya digo que quizás mis miedos no me permiten avanzar más, o no estoy preparada (ley de correspondencia (recibes lo que te corresponde, nada más y nada menos), o quizás es que me hago pajas mentales. También hay mucho ego espiritual, aunque la base de la enseñanza se base en la humildad. Y por ratos, aquello parece un poco secta, pero si es peligrosa no lo he detectado.


De momento me he agenciado un par de cobayas que me permiten practicar con ellos. Si mi disciplina me permite continuar (porque me cuesta mantener la práctica – llevar a tierra, que diría Carmen), podré comentar más cosas en el futuro. O quizás no.

lunes, diciembre 18, 2017

Saudade

Una amiga y yo estamos aconsejando a un tercero sobre su relación amorosa con una chica casada. Le decimos que no se meta ahí, no porque nos horrorice la situación desde un punto de vista moral, sino porque no queremos que él sufra. Desafortunadamente creo que llegamos tarde.

No es la primera vez que esto pasa. El chico no lo busca activamente, pero parece que atrajese este perfil. Hasta ahora parecía que tenía claro que jamás iba a tener algo con una mujer casada o con pareja. La vez pasada fue muy tajante en este punto. Pero ahora se ven diferencias. Lo que me parece tonto es que se preste al tonteo sabiendo cuál es la situación. Pero a veces se juega y se pierde. Y en este caso, creo que él ha perdido: está pillado por la chica.

Son malas noticias porque tiene por delante dos semanas de vacaciones donde ella va a estar con su pareja. Se lo han tomado como un periodo de reflexión. Nos empeñamos en aplicar la lógica en algo que no lo tiene, e intentar ser lógicos en los temas del corazón, que carecen de toda razón. ¿Qué va a pasar? Pues mi apuesta es que él va a pasar dos semanas horribles echando de menos a la chica. Ella no va a decidirse, y cuando llegue enero estarán en el mismo punto, con la excepción de que se tendrán más ganas. Él dice que no va a querer saber nada de la relación si ella no decide dejar al marido, pero eso lo dice en frío y alejado de la tentación. Ojalá me equivoque.

Esta semana la van a utilizar para “aprovechar el tiempo para estar juntos”. Yo no le veo ningún sentido. Suena bonito y romántico, pero no veo la razón si lo que buscan realmente es cortar después de las vacaciones. Estar juntos ¿para qué? ¿Para fortalecer más los lazos que los unen y que todo sea más complicado? ¿Para alimentar un fuego que se pretende apagar después?

Yo, con toda la crudeza que he podido, he aconsejado a mi amigo que corte con ella ya mismo. Y, sobre todo, que no se acueste con ella en esta semana. No quiero que se ilusione más aún. No me hará caso. A veces me parezco a Casandra, advirtiendo de los peligros sin que nadie la tome en serio. Luego llega el desastre. Y como decía Iron Maiden en “The Prophecy”:
“Now that they see the disaster is done
Now they put all the blame unto me
They feel I brought on a curse”

Una parte de mí, la más inocente e ingenua, se pregunta por qué soy tan cínica y no cree en el amor. Me encantaría decirle que sí, que sería muy bonito que las cosas salieran bien entre ellos (con lo romántica que soy yo). Y podrían salir, por qué no. Ojalá mi amigo pudiera ser feliz.
Pero lo más probable es que la historia salga mal. Dicen que el amor lo puede todo, pero no es verdad. Me pongo en el lado peor y veo lo que le espera: la soledad del amante, la saudade. Es decir, estar siempre a la espera de que ella pueda estar disponible para estar juntos, el limitarse para hacer cosas juntos, el limitarse para comunicarse, el no poder expresar el amor abiertamente al mundo, el ser el segundo plato, el no ser la prioridad para esa persona, echarla de menos continuamente, el anhelo, la frustración.


No voy a volver a tener esta conversación con mi amigo en mucho tiempo. Más que nada porque él ha cambiado todos sus planes para estar con ella. Eso incluye la cena que teníamos esta semana (¡Menos mal que he concertado cita con el veterinario!). Quizás sea mejor así: tampoco quiero ser la aguafiestas de turno. Él sabe cómo pienso, si me ha querido escuchar. Pero la historia es suya y la vive él. Ojalá le salga bien. 

miércoles, diciembre 13, 2017

Concierto de In Flames

Posiblemente el último concierto del año, a menos que Crisis venga con alguna sorpresa de última hora, como hace años pasó con el concierto de Pearl Jam (creo).

Cuando Crisis sacó las entradas y me dijo que el concierto sería en el WiZink center, me sorprendió mucho. In Flames es un grupo conocidillo en el mundillo metalero, pero de ahí a llenar un recinto como el Palacio de los Deportes hay un trecho. Sobre todo porque en mi mente tengo los grandes conciertos que llegan a las gradas, no los conciertos de pista. Bueno, aun así tenía la sensación de que el lugar les quedaba un poco grande.

El mismo día del concierto me entero de que In Flames sólo son los segundos teloneros de un grupo americano llamado "Five Finger Death Punch", que en mi vida había oído. Será porque están etiquetados bajo el genéro llamado "groove metal", que tampoco había escuchado hasta la fecha. El crecimiento de la variedad de estilos metaleros no deja de sorprenderme. Crisis buscó la definición de "groove" y topamos con nuevas etiquetas como "neo-thrash, half-thrash, o post-thrash". Después de escuchar un vídeo del grupo en Youtube, no he consegido ver dónde está el thrash ahí.

In Flames teloneros, lo que hay que ver...

En fin...que vamos al concierto. Yo salía del trabajo, así que me fui directamente con la ropa que llevaba. Monísima, por cierto. Qué pija. Destacándome un montón del grupo. Qué agobio.

Llegamos justo para el final de los primeros teloneros, llamados "Of Mice and Men", como el libro de Steinbeck. A mí me sonaban muy metalcore, aunque a saber la etiqueta oficial que tienen. Desde la pista sonaba muchísimo la batería. Eso me gusta, porque el ritmo de la percusión entra en el cuerpo y lo sintoniza. Me encanta esa sensación.

Un poco alto el sonido quizás. Había varias chicas vendiendo tapones para los oídos, unos tapones especiales. A mí se me olvidan siempre. No compré.

Por fin empezaron In Flames. Lo más llamativo fue la parte audiovisual. Me recordó mucho a la estética de sus colegas Dark Tranquility, sólo que más grande y más llamativa. Muchísimo más llamativa. A veces en exceso. Había vídeos hipnotizantes, llegando al mareo. No quiero saber cuánto ha debido costar todo ese montaje. Desde luego, ese tamaño de pantallas no cabe en La Riviera. Aunque espectacular, me pregunto si es realmente necesario para la puesta en escena.


También me gustó el muñeco-búho-drogadicto que usaron en la parte final de la actuación. Si hubiesen tenido peluches me habría comprado uno. Me pregunto si el búho es una evolución del jester head, pero es difícil saberlo, porque no soy capaz de encontrar muchas similitudes.


El sonido bien, como ya he dicho. Lo que más eché en falta fue la pérdida de la sensación del público. Una de las cosas que más me gustan de estar en grada, es ver la dinámica del público, sus cánticos acompañando a las bandas, su comunión con ellos. Esta vez toda esa sensación se perdió en la pantalla de gente, y me parece una pena. Quizás si hubiese estado más cerca del escenario, lo hubiese vivido de otra manera, pero no me apetece nada meterme en el mogollón, y menos cuando se quieren hacer mosh pits o walls of death. Vamos, ni de coña, y menos con tacones y falda ajustada.

El setlist no estuvo mal. Hubo muchas canciones del último disco, el cual no he escuchado aún. Se nota mucho la diferencia entre las canciones antiguas y las últimas, que son más melódicas, algo que no gusta a todos los fans. A mí me gusta la evolución, aunque cada vez sean menos Death.

Lo que más me preocupaba, la voz de Anders, estuvo bien. Especialmente en las nuevas canciones. Alguien del público dijo que estaba haciendo playback. Yo lo dudo, porque maltrató enormemente el "Take this life", una canción que me encanta, y que la cantó fatal. Pensé que iba a destrozar "Only for the Weak", pero no: ha tenido peores momentos. El resto, la verdad, diría que bien, aunque es cierto que ya no tiene la voz de antes.

Terminado In Flames, le pregunté a Crisis si quería escuchar a los 5FDP, pero no tenía ganas de darles una oportunidad XD. Tampoco insistí mucho.

Próximamente, Machine Head y su "Catharsis". A ver si esta vez me ha dado tiempo a escuchar algo.

domingo, diciembre 10, 2017

El ego de CR7

La prepotencia es una característica que aborrezco especialmente. No la soporto. No soporto a la gente que demuestra explícitamente una arrogancia y soberbia desmesuradas, sea en la forma que sean. Pero hay una excepción y es Cristiano Ronaldo.

Hace unos días el jugador de fútbol hacía las siguientes declaraciones después de recibir su quinto balón de oro: "Soy el mejor jugador de la historia, en los buenos y en los malos momentos (...) Respeto las preferencias de todo el mundo, pero no veo a nadie mejor que yo". Tanto los medios como las redes sociales se han despachado a gusto con él, recibiendo diferentes calificativos, opiniones contrarias, y mucho desprecio.

Posiblemente muchas de las críticas sean acertadas (aunque sobra el odio de muchas de ellas), partiendo de la base que es muy opinable el hecho de que Cristiano sea realmente el mejor jugador de la historia. Sin embargo, también es cierto que estamos educados para ser mediocres y nos chirría que alguien sea capaz de reconocer su valía abiertamente. Sobresalir está penado, pero si eres humilde, como Rafael Nadal, se te permite. Sin embargo, afirmaciones tan contundentes como las de Cristiano, sólo activan la envidia y al odio que supone hacer de espejo a la mediocridad que todos llevamos dentro. Supongo que a Cristiano todo esto se la suda, y hace bien. A mí me encantaría poder hablar de mí misma con tanta confianza. Quizás un poco más moderado.

jueves, diciembre 07, 2017

Pequeñas Traiciones

Hace unas semanas rechazaba una oferta de trabajo bastante suculenta. Era una gran oportunidad profesional y una mejora económica considerable. Aun así pensé que quería también una vida, una vida donde el trabajo no lo fuera todo, y la rechacé. Ocasionalmente me pregunto si no me equivoqué.

El lunes, antes de coger el avión, me llama un compañero de trabajo para decirme que se va de la empresa. En su caso las motivaciones son fundamentalmente económicas, aunque también hay cierta necesidad de reconocimiento no remunerada. Se nos olvida que todo contrato tiene una parte de remuneración psicológica que es importante, pero que suele ser ignorada sistemáticamente. Parece mentira que esto lleve descrito años, y que las empresas sigan pasándolo por alto.

Al momento de enterarme me pongo triste. No se va solamente un compañero, se va uno de mis mejores amigos del trabajo. Entonces me pongo en mi eneatipo 6 y empiezo a sentirme profundamente traicionada. Quizás lo veo como un ataque al sistema, a mi sistema, al estatus quo existente. Su marcha hará que todas las energías cambien alrededor y haya que adaptarse. O quizás lo veo como un nuevo abandono en mi cuenta. Lo veo como alguien que se acercó mucho, para ahora marcharse. Acabo de perder a mi compañero de comida, a uno de mis confidentes, a alguien que me animaba, a alguien que pensaba bien de mí. No es una pérdida cualquiera.

Sea como sea, llegados a ese punto, la empatía no existe: he desconectado de la tristeza de mi amigo, y sólo siento el dolor de la traición. Acabo de levantar un muro entre él y yo. Un muro de protección para mí. Él querrá acercarse, pero no le voy a dejar, no mientras yo me sienta herida. Y pondré todas las excusas que sean necesarias para mantenerlo a distancia, intentando que se note poco. Aunque si se nota, no importa. Quizás eso termine por alejarlo del todo. Así la transición será más rápida, y podré desapegarme del todo. El desapego, junto con la indiferencia, es una forma de muerte.

Últimamente soy testigo de pequeñas traiciones por parte de gente cercana. Supongo que ellos no saben de su traición, y yo no se lo voy a manifestar verbalmente. Mi comportamiento podría ser suficiente mensajero. Algunas traiciones son más perdonables que otras, y de ello depende la velocidad de la vuelta a la "normalidad". Algunas son simplemente insalvables, porque la afrenta es enorme a mis ojos (el resto del mundo pensará que exagero).

Pero incluso en el caso de restauración, creo que jamás se retorna a un estado completo: la cicatriz es un recordatorio de lo que un día se rompió. Jamás volverá a ser igual, por mucho que la fisura sea imperceptible. Es un punto de falla latente.

Me gustaría pensar que eso no va a pasar con mi amigo. Pero sé lo que suele suceder: es difícil mantener el contacto a posterioridad. Se crean vidas nuevas, agendas nuevas círculos nuevos, y dejamos atrás lo viejo, lo que ya no sirve. En cierta forma, es mejor así. Es ese dinamismo lo que mueve la vida. Aunque yo pierda un amigo.

Porque creo que a la gente no le duele perderme.