domingo, octubre 23, 2016

Sincronías concentradas

¿No quería ver sincronicidades? Pues toma tres tazas. Algo así debió pensar el Universo este fin de semana, porque no recuerdo haberlas visto tan claramente en mi vida. Quizás porque todas ellas se han sucedido demasiado secuencialmente en un corto espacio de tiempo, y han convergido en una experiencia muy especial que me ha hecho crecer espiritualmente varios escalones de golpe.

Hace una semana aproximadamente empecé a beber agua de shungit. Llegué a la piedra de forma casual buscando un regalo para el cumpleaños de mi cuñado. La piedra se encuentra en varios formatos, pero yo me decanté por aquel que me permitía añadirla al agua, de manera similar que hago con los cristales de cuarzo.

Siguiendo el consejo de una amiga, decidí apuntarme a una excursión grupal a la Tejera Negra para este mismo fin de semana. La idea era no sólo hacer una actividad fuera de casa, sino conocer gente nueva y crear nuevos círculos sociales. Elegí esta opción primero porque la ruta propuesta tiene un nivel básico, y en segundo lugar porque los hayedos en otoño adquieren colores nuevos, que convierten el lugar en un espectáculo único. Había intentado reservar por mi cuenta, pero a estas alturas resulta imposible porque casi todas las plazas están ocupadas.

Al mismo tiempo, me apunté a una meditación para la energía femenina basada en Hoponopono, que es algo que quiero potenciar.


Llega el viernes y me llaman de la agencia de viajes para decirme que los autobuses de la excursión están llenos, y me ofrecen cambiar el día de la misma. Una contrariedad, pero viendo lo que ha llovido todo el fin de semana, ha terminado siendo una fortuna. Sincronía. Había visto varios planes alternativos para este fin de semana, pero no recordaba exactamente cuáles y en qué ámbito. Pensé que quizás era mejor descansar después de mi viaje a Vigo esta semana, y hacer limpieza de la casa.

El viernes por la tarde cojo un taxi para ir a la meditación, y me dejo olvidado el móvil en el asiento. Otra contrariedad. A punto estuve de perderme la meditación para intentar localizar el móvil. Pero internamente sentí que no tenía mucho sentido, y que era mejor ir a la meditación. En realidad, algo pasa con el dicho número de teléfono, porque esta tarde no he conseguido solucionar el tema de la línea con Orange para mi mayor frustración (como diría mi amiga Ainoa: pues pensé que estaba más elevada). Últimamente parece que me tienen manía en Orange, pero creo que hay alguna cosa en el fondo que tengo que solucionar. Me haré un espejo.

Llegué a la meditación tremendamente frustrada por el tema del teléfono, pero desde que entré en la sala mi estado interior empezó a calmarse. Luego supe que la sala había sido preparada energéticamente para crear bienestar. Se estaba tan a gusto allí, qué paz, qué calidez.


Había un montón de gente congregad: unas cuarenta personas, la inmensa mayoría mujeres. Esto me echó un poco para atrás, porque la última vez que hice una meditación colectiva me conecté a la consciencia conjunta y me dio mal rollo. Sin embargo esta vez resultó mucho más individual. He de decir que la meditación fue rara de narices porque se usan palabras de Hoponopono (papel para moscas, gotas de rocío...) que no tienen  ningún sentido para mí. Pero el efecto fue muy beneficioso, tanto que dormí como un tronco y me levanté con muchísima energía para un sábado a las 7 de la mañana.


En la meditación apareció un chico llamado Aleix Caldera, que mencionó que este fin de semana iba a impartir un curso sobre cómo aunar corazón y mente, además de relacionarlo con otros temas como la limpieza de auras. Por alguna razón, sentí interés por el curso. Cuando pregunté el precio y los horarios, me cuadraba tan perfectamente que no vi objeción para no hacerlo. Sincronía.A la mañana siguiente me preparo para el curso, pero veo que llego tarde, así que decido tomar un taxi. Miro por la mañana y no veo que pasen muchos. En ese instante uno para en el semáforo frente a mi casa. Me lamento porque no me va a dar tiempo a bajar a cogerlo, así que decido pedir uno por My Taxi, y ¡qué sorpresa cuando el taxi que me dan es justo el que está en el semáforo! Sincronía.


El curso ha sido algo espectacular. Ahora tengo demasiada información en la cabeza y tendré que digerirla (no a nivel consciente, me temo), pero ha sido tremendamente provechoso. He salido tan sumamente enchufada espiritualmente que he sido capaz de reconocer dos señales en el día, que tendré que interpretar porque no entiendo el significado. 


También he sido capaz de conocer el significado del sueño de los gorriones que tuve hace un par de días. Ahora sé que los gorriones simbolizan la libertad, que tengo que alimentar esa libertad, y que el gorrión que me miró a la cara era yo. Curiosamente en la meditación con la Madre Tierra de esta mañana, me ha vuelto a salir el tema de la libertad. Sincronía. Libertad que se consigue con el contacto con la naturaleza, y en mi caso particular, tiene que ser haciendo lo que quiero o necesito hacer sin esperar a los demás. Eso es lo que me bloquea. Me sabe un poco amargo porque me vuelve a dejar sola, pero si es mi trabajo...


Pero si algo ha quedado claro en el curso es que la misión de cada uno en la vida es el aprendizaje personal, y hay que hacer lo que sentimos mejor para nosotros siempre, porque nuestra responsabilidad es para con nosotros mismos. Y eso aplica también para familiares, para cualquiera de ellos: no son nuestra responsabilidad, ellos son responsables de sí mismos y tienen su propio aprendizaje y responsabilidad. Parece que sólo hay una excepción, y es en el caso de las madres con sus hijos pequeños hasta los 6-7 años, que es cuando adquieren su propia consciencia. Hasta entonces, es la madre la que cuida de ellos porque los hijos comparten la consciencia de la madre. Aunque tampoco sería estrictamente necesario, ya que el niño tiene sus propios custodios. En fin, un mundo.


El profesor me ha dado hoy el nombre de mis ángeles guía: el guía solar y el guía físico. Esta mañana, cuando aún no sabía sus nombres, he invocado al guía solar y me ha pegado un golpe en el sexto chakra que me quedado sin poder hacer el resto del ejercicio de invocación porque no era capaz de visualizar un tubo de luz que tenía que entrar por dicho chakra. En vez de eso he recibido la imagen de un océano bajo un cielo dorado. El agua es información, lo que significa que me ha pasado medio océano de golpe para gestionar en el día de hoy.


Entre otros temas, en el día de hoy hemos visto cómo limpiar estancias y cómo sellar nuestro aura para que las energías negativas no nos afectan. Y ¿qué se usa para visualizar? ¡Shungit! Sincronía.


En resumen, este fin de semana ha sido muy bueno porque he hecho lo que estaba para mí. Ahora queda practicar e intentar que el día a día no me desvíe de mi camino. Tengo tanto por andar...