martes, marzo 10, 2009

Licking my wounds

De vuelta en casa.
Me siento como si hubiera regresado de la guerra: a pesar de haber sobrevivido, las heridas son profundas y dejan huella. Lo que no mata te hace más fuerte. Esa es mi esperanza porque no me siento nada fuerte.
La sociedad moderna nos prohíbe la confrontación abierta, así que buscamos nuevas formas de competición en las que podar rienda suelta a nuestros instintos. En el fondo todo se reduce a algo tan básico como dominar o ser dominado. Los seres humanos somos tremendamente simples.
Las reuniones de consorcio también son un tipo de guerra. Más limpia quizá, pero una guerra al fin y al cabo. A la guerra hay que ir preparado tanto física como psicológicamente. Diría más: hay que tener un plan de acción. Y yo he ido a una guerra sin cumplir ninguna de las tres condiciones.
Creo que lo lamento, aunque ahora mismo soy incapaz de evaluar la situación. Sólo sé que me siento enfadada conmigo misma por no ser más firme y permitir que la gente me toree. No me gusta esa debilidad.

1 comentario:

Crisis@Madrid dijo...

Oa Puch

No te enfades contigo misma, al fin y al cabo en estas reuniones te das cuenta que nadie ha hecho nada y encima se creen que se merecen todo.
Todos velan por sus intereses que se resumen en llevarse la pasta haciendo lo menos posible. Y encima nadie quiere que le digan las verdades.

Tú dales caña!!!!
Besicos,
KIKI