Escucho un ruido de fondo continuo. Quejas, lamentos, lloros. Parece que últimamente todo el mundo se siente cansado y deprimido. Yo también y tengo mucho trabajo que terminar antes de empezar mis más que merecidas y muy deseadas vacaciones. Por eso no puedo atender las emociones externas, no puedo permitírmelo. Ceder significaría empaparme de esas emociones negativas que no harán sino entorpecer mi ya complicado camino a obtener los objetivos que me he marcado. No me lo puedo permitir. A ratos siento cómo las etiquetas "egoísta" y "desapegada" revolotean a mi alrededor. Pero es algo que atenderé a partir de la próxima semana.
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