jueves, noviembre 26, 2015

Thanksgiving

De todas las cosas que conozco de EEUU, Thanksgiving es una de las que más me gustan. Sin embargo es todavía poco conocida y no ha terminado de calar en España. No así, lamentablemente, su día asociado, el Black Friday, una auténtica oda al consumismo total.

Thanksgiving, no me cabe duda, está muy relacionado con Samhain y el final de la cosecha, que es lo que yo celebro en realidad. En esta fecha reconocemos los frutos conseguidos durante el año y damos gracias por ellos. Salvando el aspecto religioso, Thanksgiving es más una fiesta claramente familiar alrededor de un banquete. La verdad que cada día me gustan más las reuniones familiares. El año pasado celebré con unos amigos una comida de otoño coincidiendo con Samhain. No celebramos esta festividad, ni agradecimos nada. Simplemente nos reunimos para comer y pasar juntos un rato. Fue muy bonito. Comimos pan de calabaza, estofado con calabaza y castañas, y galletas de mantequilla decoradas al estilo Halloween. Muy otoñal. Muy entrañable. Aún seguimos reuniéndonos de vez en cuando, pero sin duda ése es uno de los recuerdos a los que más cariño tengo.

Thanksgiving. Día de acción de gracias. La gratitud pasa de puntillas por nuestras vidas, cuando es algo nos une al lado bondadoso de la vida y nos da esperanza. Es reconocer las bendiciones que hemos recibido, enfocarnos en lo positivo. Nos ayuda a valorar lo que tenemos. Y hay tantas cosas por las que ser agradecido...

Pero como siempre, damos por hecho tantas cosas, demasiadas. Otras veces estamos tan consumidos por la rutina que se nos olvida que tenemos mucho que agradecer.Incluso en momentos de oscuridad total hay cosas por las que estar agradecido, aunque cueste muchísimo reconocerlas. Merece la pena hacer el esfuerzo.  En realidad, la gratitud es una práctica activa, es algo que requiere de nuestra atención y nuestro tiempo. Es curioso como somos capaces de darle tanto tiempo (demasiado a veces) a algunas que apenas nos aportan nada, mientras que hay tantas que sí que desatendemos completamente. 

Yo hoy doy gracias por:
  • Haber despertado.
  • Por la luz, el cielo, el aire que respiro, el viento que me acaricia.
  • Por los bosques, las montañas, los océanos.
  • Por los colores del amanecer.
  • Por los cielos estrellados.
  • Por las flores.
  • Por el cariño de mis gatas y mis padres.
  • Por la alegría de mis sobrino.
  • Por la casa que me cobija y la ropa que me viste.
  • Por un trabajo que me enseña algo todos los días y que paga mis facturas.
  • Por los desayunos antes de comenzar el trabajo.
  • Por poder viajar a sitios maravillosos.
  • Por los bombones de Bruselas.
  • Por los maestros que encuentro en mi camino.
  • Por los amigos, aunque estén lejos.
  • Por personas maravillosas que aportan tanto a mi vida.
  • Por una sonrisa, una mirada, un mensaje en el whatsapp.
  • Por el calor de un abrazo.
  • Por mis recursos internos.
  • Por mi salud.
  • Por los pies que me sostienen y me llevan donde quiero.
  • Por mi capacidad de resistencia.
  • Por la capacidad de seguir sorprendiéndome.
  • Por los años sumados y los que han de venir.
  • ...


miércoles, noviembre 25, 2015

25N - Violencia de Género

Hoy, 25 de noviembre, se protesta contra la violencia de género, entendida como la violencia contra la mujer, especialmente en el ámbito doméstico. La pirámide recuerda las muchísimas formas en que se ejerce, a veces de forma imperceptible o socialmente aceptada. 
A mí no me gustar el término "de género" porque me resulta igualmente discriminatorio, además de que me suena a eufemismo. 
Tampoco entiendo que se reduzca al ámbito doméstico, como si fuera de la casa no pudiéramos sertirnos agredidas (y lo que hay que aguantar a veces). 
Y me gustaría recordar que hay mujeres que también agreden a los hombres y que igualmente es muy reprochable, sean muchos o pocos los casos existentes. Pero que esos casos no deben usarse tampoco para intentar restar importancia a lo que hoy se reivindica: la lucha frente a la violencia contra la mujer.

sábado, noviembre 21, 2015

Reconociendo el amor


Esta semana pasada estaba de viaje de trabajo en Bruselas. Tras los atentados de París, ir a Bruselas, cuna de la yihad, parecía muy mala idea. De hecho, algunos compañeros sopesaban la idea de que la review del proyecto pudiera suspenderse, cosa que no llegó a suceder. Durante el rehearsal estuve chateando un rato con mi compañera Macu. De repente me dijo: "Ya te lo habrá dicho tu madre, pero por si acaso te lo digo yo: vete directa al hotel y no vayas a pasear por el centro". El consejo me pareció desproporcionado en su momento porque a pesar de haber visto militares en el aeropuerto, en la estación central, y en la embajada junto a la reunión, no me parecía que la situación fuera tan grave. Más aún cuando mis socios belgas comentaban que los días pasados habían sido muy intensos y daba la sensación de que la tensión se había relajado bastante. Sí, desantendí el consejo de Macu y me fui a pasear al centro, a recorrer el centro de Bruselas, comprar bombones y cenar. Sí, todo me pareció bastante normal. Y ya ves, desde ayer Bruselas está en alerta nivel 4.

Pero el consejo de Macu no cayó en saco roto. El que ella me hiciera ese comentario me sorprendió bastante. Entonces me di cuenta que Macu me quería lo suficiente como para preocuparse por mí y hacérmelo saber. Ella no dijo "te quiero", pero su gesto era de amor inequívocamente. Ese gesto me conmovió, me emocionó. Me sentí querida. Me sentí bendecida por tener a alquien que me quería.

Existe un refrán que dice: "obras son amores". Creo firmemente que el Amor se manifiesta a través de gestos y de acciones. Pero a veces esos gestos son difíciles de reconocer, bien por mi torpeza, bien por la sutileza en que se manifiestan. A veces no soy capaz de verlos porque doy por sentado el amor de algunas personas, otras porque soy incapaz de aceptar el hecho de que alguien pueda querereme, como si no mereciera el amor ajeno. 

Sin embargo soy querida:
  • Siento amor cuando Macu se preocupa por mí.
  • Siento amor cuando mi hermana me deja mensajes inesperados en el buzón de correos.
  • Siento amor cuando mi gata me recibe al llegar a casa, y cuando se sienta a mi lado en el sofá ronroneando.
  • Siento amor cuando mi sobrino sonríe al verme y exclama "¡Tita!" ilusionado.
  • Siento amor cuando mi padre me trae la arena de las gatas, y cuando mi madre me espera con la cena preparada cuando regreso de viaje.
  • Siento amor cuando mis tíos escuchan mis relatos con atención cuando voy al pueblo.
  • Siento amor cuando Súnico me aconseja (independientemente de lo que haga con los consejos) y me hace ver que cree en mí más que yo.
  • Siento amor cuando Isabel me confía sus problemas personales.
  • Siento amor cuando Bea me avisa para bajar a comer.
  • Siento amor cuando Alejandro me cuenta la última conspiranoia conocida.
  • Siento amor cuando Dani quiere quedar conmigo cada vez que regresa a España.
  • Siento amor cuando noto que Sonia y Alberto se alegran de verme cuando compartimos una cerveza.
  • Siento amor cuando Prado y Carlos me invitan a comer a su casa.
  • Siento amor cuando Blanca me llama para hacer una tarde de chicas de cremas y maquillajes.
  • Siento amor cuando siento la admiración de Sharing-dreams cuando le cuento mis teorías sobre la vida y la muerte.
  • Siento amor cuando Rydwlfs me dice platónicamente que soy guapa y maravillosa.
  • ...
Hay multitud de ejemplos más. Así que puedo sentirme afortunada por tener a tantas personas maravillosas que me quieren y me lo demuestran.

Hay amor en mi vida.

domingo, noviembre 01, 2015

El placer de esperar

A casi nadie le gusta esperar. Esperar es tedioso. Esperar supone además perder un tiempo precioso que podríamos estar dedicando a otra cosa, a cualquiera. Por eso hay pocas personas que sean puntuales y a todas nos molestan que no lo sean con nosotros. En realidad la impuntualidad es mucho más que una falta de respeto, porque el que espera jamás recuperará ese tiempo que ha malgastado en la espera.

Yo solía ser muy puntual y todavía trato de serlo. No lo consigo, sin embargo, todas las veces. Mi problema está en intentar llenar el tiempo con actividades o estirar las que están en curso hasta el límite. Creo que soy capaz de controlar el tiempo, pero siempre voy apurada a todos los sitios. Por si no tuviera bastante presión ya con lo que tengo entre manos, me añado la presión que supone intentar llegar a tiempo o llegar no demasiado tarde. Lo peor es cuando conduzco y quiero ganar tiempo a base de ganar metros en minutos y maniobras arriesgadas.

El viernes había quedado con mi amigo Dani para cenar. Aprovechando que el restaurante estaba en Prosperidad, decidí pasarme por una tienda tibetana que hay en la zona para ver los cojines de meditación. Tras hacer mis compras me sobraba más de media hora para llegar al punto de encuentro. Me pregunté qué podía hacer en ese tiempo de sobra: ¿ver más tiendas? ¿dar un paseo?¿hacer una visita a mis ex-suegros?..."Date el lujo de esperar", sonó una voz en mi cabeza. Al principio me quedé un poco sorprendida por la propuesta (a la voz estoy acostumbrada, aunque sea un poco inconstante en sus apariciones), pero inmediatamente pensé en la última vez que esperé relajadamente, y no recordé el momento (ahora me viene alguno a la cabeza, curiosamente). Me pareció una idea excelente: iría al punto de encuentro tranquilamente, sin prisas, disfrutando de la pequeña caminata. Allí me sentaría y esperaría a que Dani apareciera. Disfrutaría de ese momento de no hacer nada, observaría pasar a la gente y a los coches, disfrutaría del frescor de la noche.

Y así lo hice. Fue un gustazo.
Y Dani fue puntual :-)