sábado, abril 09, 2016

Propuestas

Viernes noche. Son las 23:50 y sigo trabajando. Me he levantado a las 6:30 de puro estrés. A las 16:00 le he dicho a mi jefe que me iba a echar la siesta porque no podía más; estaba al borde del colapso. La siesta me ha sentado bien. He pedido cena al chino, y me la he tomado delante del ordenador. No recuerdo qué he ingerido ni cuanto. Tengo el pelo y la piel fatal, el estómago también. Me duele la espalda, me escuecen los ojos. La cabeza no me da de sí y sólo desea evadirse continuamente. Desde DRIVER no recuerdo nada similar, y ahora mismo me parece que aquello fue más "fácil", a pesar de que el consorcio doblaba el número de los que tengo ahora.

Llevo así un par de semanas, las mismas en que llevo metida en la propuesta que me dio mi jefe para coordinar. La propuesta va mal, avanza muy despacio, y entregamos el martes a las 17:00CEST, hora en que cierre la herramienta de admisiones de la Comisión Europea. Este fin de semana me toca trabajar si quiero entregar a tiempo. De calidad ni hablamos: el contenido me parece una basura. Pero mi objetivo no es la calidad, es entregar. Para ello hay que ir cerrando temas, pero parece que no se cierra ninguno. Preveo que el lunes va a ser la muerte (se admiten apuestas sobre la hora en que me vaya a dormir), y el martes de infarto.

He mirado la herramienta de comunicación interna. Los mismos de siempre trabajando. José me ha dicho hace un rato que no se encuentra muy bien. A Rodrigo le está pasando factura también. Siento envidia de Sharing Dreams, que lleva sus propuestas tan bien elaboradas, con todos los detalles cubiertos, con un inglés impecable, con su presupuesto balanceado. Joder, ¿cómo lo haces? Sí, lo sé, tú trabajas más fines de semana que yo. No estás mejor, aunque lo parece.

En mi caso, no sólo es la propuesta: es el proyecto que tengo asignado, que lleva parado estas semanas (aunque he conseguido entregar el dichoso deliverable de explotación - otra basura), y es el sector que tengo asignado. No me da la vida para nada. Y aquí estoy, un viernes noche, trabajando, sin más panorama que la clase de canto de la mañana.

Mi jefe me acaba de escribirme un correo para decirme que me vaya a dormir ya. Él sabe que somos muy insubordinados. Él da ejemplo trabajando en oculto. Pero hoy voy a hacerle caso.

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