A mí me enseñaron a ser responsable. Por eso suelo admitir mis fallos y apechugar con mis acciones. Así que lo suyo era parar a socorrer a la persona que he atropellado esta tarde. No lo he pensado siquiera, he actuado por impulso, parando el coche y preocupándome por ella. Era lo que tenía que hacer.
La "culpa" ha sido mía: estaba girando en un cruce un poco peligroso, vigilando que los coches en sentido contrario no me impedían girar, cuando me he topado con ella. Ha sido un buen empujón. Si he frenado, ha sido poco, tarde. La mujer ha caído completamente del costado izquierdo, resintiéndose del brazo.
Enseguida otros peatones y coches se han aproximado para ayudarla. Es bueno saber que todavía queda algo de humanidad. Pero también es cierto que la mayoría me han acusado con la mirada. Es más fácil empatizar con la víctima que con el responsable del atropello, supongo que es algo biológico. Pero como en toda historia, en ésta también había dos partes, dos implicados, y yo también estaba afectada.
Por suerte o por desgracia he actuado con bastante sangre fría. Es como si hubiese encapsulado toda emoción y la hubiese relegado muy dentro de mí, como diciendo: "esto ahora no te ayuda". Eso ha hecho todo más fácil de sobrellevar, aunque posiblemente de cara a la galería me ha hecho quedar como una persona fría. Curiosamente hoy he leído en astroworld que había unos aspectos planetarios que impedían cualquier tipo de simpatía. Lástima que lo he borrado.
La mujer se ha puesto muy histérica al principio. Me recriminaba que no hubiese visto el semáforo. No creo que mis explicaciones le hayan llegado lo más mínimo, teniendo en cuenta el schock y el malestar general. Le he ofrecido llevarla al hospital, pero creo o bien no se ha enterado, o no le ha dado la gana de permitir mi redención.
El resto de asistentes (que no testigos) parecían estar allí como intentando evitar que yo me diese a la fuga, como si hubiese hecho siquiera el ademán. En realidad, la persona más amable en todo esto ha sido el marido de la mujer, que ha sido bastante conciliador. Pero yo he admitido el atropello desde el primer momento, y he sido bastante objetiva con el asunto, bastante responsable. En cierto modo, me siento orgullosa de mi comportamiento, y mi ego se enfada porque nadie le reconoce eso.
Los asistentes han llamado a la ambulancia y a la policía, que enseguida se han personado en el lugar del accidente. Los policías han sido muy amables y me han explicado todo bien cuando les he preguntado qué se suponía que debía hacer yo ahora. Me han facilitado todos los datos para dar parte al seguro. Estaban esperando la evaluación de los sanitarios para determinar si tenían que hacer un parte o un atestado. Lo segundo no suena muy bien.
Y es verdad que durante todo el proceso, una parte de mí se preguntaba sobre las consecuencias del accidente para mí. Se te pasan un montón de cosas por la cabeza. Por ejemplo, ¿qué pasa si la atropellada es una hija de puta que quiere aprovechar el accidente para su beneficio? ¿Y si le gusta hacer daño a la gente?
Mientras pasaba el tiempo, mis defensas iban cayendo, y con ello mi compostura. Me ha costado mantenerla. He acabado llorando en el coche, aunque se me da bien conducir mientras lloro. Aun así, he ido a una gasolinera a lavar el coche, el cual no ha sufrido ningún rasguño en el accidente. Sé que suena muy raro, muy frío, pero necesitaba hacer algo que me serenase la mente. ¿Qué mejor que lavar el coche, que además es algo que tenía que hacer?
Al llegar a casa he dado parte al seguro. Lo he tramitado online porque me daba una vergüenza enorme llamar a un operador. Seguramente me llamen más adelante para confirmar algún dato. También he avisado al marido de la atropellada de que había cursado el parte. La mujer sigue en urgencias. Yo pienso que tiene el brazo roto y nada más. Ojalá. Esta noche voy a dar reiki a la situación.
Igual que he lavado el coche, ahora me he decidido a escribir esta entrada para ver si vuelco toda la carga emocional.
He estado indagando también sobre el significado del accidente, dado que nada es casual. De hecho, si la mujer fuera de mi palo, debería mirarlo también, porque si lo mío es malo, lo suyo no es mejor. Aun no he llegado a nada concreto, aunque hay algunas entradas que me llaman la atención:
"El accidente indica una necesidad directa e inmediata de pasar a la acción. La necesidad inconsciente de cambio es tan grande que el pensamiento usa de una situación extrema, incluso dramática para que tome consciencia que debo probablemente cambiar la dirección que actualmente estoy tomando."
"La culpa está muy presente en los accidentes. Y como siempre somos los más severos jueces con nosotros mismos utilizamos el castigarnos. Ser indulgentes con nosotros mismos, tratándonos amorosamente, puede ser una poderosa herramienta para evitar los “accidentes”."
"Si se embiste a otro puedo preguntar ¿por qué necesito pasar por sobre otro para seguir mi camino?, o ¿a quién estoy rechazando con violencia en mi vida? o ¿quién se ha acercado demasiado a mi que necesito alejarlo violentamente?"
"La respuesta: «No lo vi», indica que esta persona deja de ver algo muy importante de su vida."
Todavía no he llegado a ninguna conclusión. Pediré esta noche en sueños que se me revele algo.