Genghis tenía ya diez años ¿mucho tiempo para un canario? Recuerdo cuando lo compramos en Ribadeo; lo escogimos porque pensábamos que el resto de canarios le agredían. Tenía toda la cabeza pelona y era muy pequeño. Con el tiempo mejoró y se hizo una bola de plumas amarilla muy graciosa. Lo más curioso era su “peinado” estilo fraile. Nada que ver con el nombre que le dimos, Genghis Kahn, demasiado nombre para tan poco bicho; por eso preferíamos llamarle “gordito”.
Me pregunto si sería feliz. No cantaba demasiado, aunque hacía sus gorgoritos en primavera, con la llegada del calor, y, sobre todo, a la hora de la comida para pedir pan, que le volvía loco. En pleno invierno se quedaba en su bañera dentro del agua, como si el frío le gustase. También mordía el papel del periódico del fondo de la jaula, si conseguía llegar a él. En ocasiones le soltábamos a volar por la cocina, pero lo pasaba mal, así que dejamos de hacerlo. Se puso enfermo y las alas se le inutilizaron; ya no pudo volver a subirse a los palos de la jaula. Al menos no pasó el mal trago de conocer a las furrys: habría sido un poco cruel por nuestra parte.