Por fin tocaba reunión de consorcio en Pamplona.
Niebla en Madrid. Cuarto de hora de retraso en el embarque. Cuarto de hora de espera en la pista de despegue. Retraso seguro.
Llegamos a Iruña tras 50 minutos de vuelo sobre un manto de nubes que podría jurar se movían como las olas del mar.
Descendemos. El aeropuerto es muy pequeño por tratarse de un destino con tráfico menor, así que prácticamente la salida del avión es la salida a la calle.
Existe un hall entre medias con un par de locales: un restaurante, un despacho de billetes, un mostrador de alquiler de coches y poco más. Lo suficiente. No se necesitan tiendas adicionales en las que hacer tiempo mientras esperas y en las que comprar por puro aburrimiento. Los pamplonicas prácticamente dejan el coche y embarcan, ahorrando tiempo innecesario, lo cual aumenta su calidad de vida. Es totalmente envidiable. Eso sí, pasar dos horas en dicho aeropuerto a que venga tu avión, puede ser de cortarse las venas. Lo siento por Helena que ha tenido que sufrirlo. Gajes del oficio.
Por cierto, hoy he descubierto que un avión invertido no es un avión boca abajo, sino un avión en el que se entra por la cola y los asientos van numerados de en orden inverso. Curioso. ¿Será así en todos los aviones de hélices?
Niebla en Madrid. Cuarto de hora de retraso en el embarque. Cuarto de hora de espera en la pista de despegue. Retraso seguro.
Llegamos a Iruña tras 50 minutos de vuelo sobre un manto de nubes que podría jurar se movían como las olas del mar.
Descendemos. El aeropuerto es muy pequeño por tratarse de un destino con tráfico menor, así que prácticamente la salida del avión es la salida a la calle.
Existe un hall entre medias con un par de locales: un restaurante, un despacho de billetes, un mostrador de alquiler de coches y poco más. Lo suficiente. No se necesitan tiendas adicionales en las que hacer tiempo mientras esperas y en las que comprar por puro aburrimiento. Los pamplonicas prácticamente dejan el coche y embarcan, ahorrando tiempo innecesario, lo cual aumenta su calidad de vida. Es totalmente envidiable. Eso sí, pasar dos horas en dicho aeropuerto a que venga tu avión, puede ser de cortarse las venas. Lo siento por Helena que ha tenido que sufrirlo. Gajes del oficio.
Por cierto, hoy he descubierto que un avión invertido no es un avión boca abajo, sino un avión en el que se entra por la cola y los asientos van numerados de en orden inverso. Curioso. ¿Será así en todos los aviones de hélices?
3 comentarios:
No, no es así en todos los aviones de hélices. Creo que me ha tocado volar en alguno de ellos y entré por la puerta de delante.
Bueno, ha querido subirme el comentario sin que terminar, así que nada sigo escribiendo sobre las nubes.
Y es que mola un montón cuando ves todo el cielo por debajo de ti lleno de nubes blanquitas y ese sol precioso que en cuanto bajas te das cuenta de que todavía no ha amanecido...
Tendré que llevarme la cámara cuando vuele para hacer fotos. Hmmmm
Besicos,
KIKI
¡Eo!
Yo no tengo tengo mucha experiencia en aviones, solo lo he cogido en seis trayectos, así que un poco palitico si que soy; es por eso que cuando fui a Holanda en el 2007 (primera vez que volaba de día) no caí en que íbamos sobre las nubes, y que claro, el cielo era tan despejado por ello, que ya pensaba yo que hacía mejor día en Holanda que en España. El caso es que era precioso ver el manto de nubes por debajo y al descender cómo te metías dentro y te envolvían y cómo salías después. Mola esto de volar!
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