4.00 - Suena la alarma del móvil. Hora de ducharse y bajar a hacer el checkout. Es prontísimo, pero mi avión sale a las 7.00 y tengo que cogerlo sin falta. ¡Qué pereza! Maldita la hora en que me equivoqué sacando el billete de vuelta.
4.20 - Increíblemente el metro de HH funciona desde las 4.00. Más sorprendente es ver tanta gente a esa hora yendo a trabajar. ¡Jesús, qué gente! Ahora entiendo que cenen a las 18.00 y se acuesten a las 21.00. Me despido de mi querida HH hasta el próximo verano, snif, snif.
5.00 - Saco mis billetes. El tío del mostrador de CSA es un sieso. Si yo lo comprendo, que es muy pronto para ser cordial, pero yo no tengo la culpa. Y hábleme un poquito más alto, que no le entiendo. Sí, quiero ventanilla. Al menos tengo billete en firme, que es un alivio.
5.10 - Paso el control. Mi madre viene detrás y la alarma suena cuando pasa el arco. Las reglas no son para ella, el sentido del ridículo tampoco: la tía no se ha quitado ni los pendientes, ni el reloj. Tampoco ha sacado los líquidos del neceser. Le piden que abra la maleta. Obviamente no habla alemán y así se lo hace saber al agente de seguridad. En español. Ole sus huevos. Medio con el guardia, que es un armario de dos por dos. Tras hacernos comprar una bolsa transparente y pasar todo otra vez por la cinta, la deja pasar. Le doy gracias al hombre por su paciencia. ¡Señor, qué vergüenza!
5.30 - Desayuno por fin. Tanque de café con leche y croissant. Entonamos un poco el cuerpo, que va haciendo falta.
6.00 - Bajamos a mi puerta y esperamos mi vuelo. Unos tipos pierden el vuelo a Salzburgo. Jo, cómo nos gusta apurar a todos.
6.30 - Llega mi autobus. Me despido de mi familia y me monto. ¡Coño, un avión de hélices! Ya hacía tiempo desde el último. Siguen sin gustarme. Las azafatas no hablan alemán y a mí no me sale el inglés. El checo suena curioso. Nos dan un zumo gratis y una magdalena asquerosa. Menos mal que tengo a Murakami...
8.00 - Aterrizo en Praga. Me quedan 3 horas de espera y estoy más sóla que la una. ¡Coño, que no usan el euro! Todos los precios vienen expresados únicamente en coronas checas. ¿Cuánto serán 600 Kc? Se me ocurre un método de conversión aproximado (algo parecido al índice BigMac pero de andar por casa): el precio del café. Afortunadamente en la máquina aparece el cambio: 1 euro = 22 Kc. Ya puedo hacer compras con mi VISA.
9.45 - Me aburro soberanamente. He recorrido la terminal de cabo a rabo, he jugado una partida en la NDS, y he leído otro par de capítulos. Encuentro un televisor sintonizado en el Eurosport alemán que repasa los resultados futbolísticos europeos. Menos es nada.
10.10 - Además del cristal de Bohemia parece que también es típica la absenta. Supongo que ya no tiene nada que ver con la mítica de antaño, pero creo que estará bien probarla. Esto será un regalo comunitario. Cierro el lote de regalos.
10.20 - Por fin asignan puerta a mi vuelo. En la sala hay un grupo juvenil deportivo del Líbano. Parecen entusiasmados, hacen ruido, gastan bromas, cantan... Los chicos hacen fotos a las rubias. Aún no he visto ni una sola chica guapa en toda la terminal ¿Dónde están las famosas bellezas checas? Yo sigo con Murakami.
11.10 - Despegamos en dirección a Madrid. Voy sola en mi fila, lo que me hace sentir más cómoda. Nos dan de comer un bocadillo seco y frío de queso. Vamos, igualito que en Lufthansa. Seguro que esas dos cabronas se están poniendo moradas. Tras varios capítulos de mi libro, echo una cabezada.
12.30 - Despierto y sigo con mi libro, que es raro pero intersante. Me pongo los cascos también. Suena Amon Amarth: "Twilight of the Thunder God". Como siempre, no me dejan disfrutar de la música. El asistente de vuelo me pide que suba la cortinilla de la ventana ¿Que afecta al aterrizaje? Mi no entender. Sigo leyendo un poco más.
14.00 - Aterrizamos en la T4. Eso implica que me pillo el taxi sola porque no voy a ir a buscar a las otras dos a la T1. Hace un calor espantoso. Quiero volverme a HH. Y mañana vuelta al curro. ¡Qué depresión más grande!
4.20 - Increíblemente el metro de HH funciona desde las 4.00. Más sorprendente es ver tanta gente a esa hora yendo a trabajar. ¡Jesús, qué gente! Ahora entiendo que cenen a las 18.00 y se acuesten a las 21.00. Me despido de mi querida HH hasta el próximo verano, snif, snif.
5.00 - Saco mis billetes. El tío del mostrador de CSA es un sieso. Si yo lo comprendo, que es muy pronto para ser cordial, pero yo no tengo la culpa. Y hábleme un poquito más alto, que no le entiendo. Sí, quiero ventanilla. Al menos tengo billete en firme, que es un alivio.
5.10 - Paso el control. Mi madre viene detrás y la alarma suena cuando pasa el arco. Las reglas no son para ella, el sentido del ridículo tampoco: la tía no se ha quitado ni los pendientes, ni el reloj. Tampoco ha sacado los líquidos del neceser. Le piden que abra la maleta. Obviamente no habla alemán y así se lo hace saber al agente de seguridad. En español. Ole sus huevos. Medio con el guardia, que es un armario de dos por dos. Tras hacernos comprar una bolsa transparente y pasar todo otra vez por la cinta, la deja pasar. Le doy gracias al hombre por su paciencia. ¡Señor, qué vergüenza!
5.30 - Desayuno por fin. Tanque de café con leche y croissant. Entonamos un poco el cuerpo, que va haciendo falta.
6.00 - Bajamos a mi puerta y esperamos mi vuelo. Unos tipos pierden el vuelo a Salzburgo. Jo, cómo nos gusta apurar a todos.
6.30 - Llega mi autobus. Me despido de mi familia y me monto. ¡Coño, un avión de hélices! Ya hacía tiempo desde el último. Siguen sin gustarme. Las azafatas no hablan alemán y a mí no me sale el inglés. El checo suena curioso. Nos dan un zumo gratis y una magdalena asquerosa. Menos mal que tengo a Murakami...
8.00 - Aterrizo en Praga. Me quedan 3 horas de espera y estoy más sóla que la una. ¡Coño, que no usan el euro! Todos los precios vienen expresados únicamente en coronas checas. ¿Cuánto serán 600 Kc? Se me ocurre un método de conversión aproximado (algo parecido al índice BigMac pero de andar por casa): el precio del café. Afortunadamente en la máquina aparece el cambio: 1 euro = 22 Kc. Ya puedo hacer compras con mi VISA.
9.45 - Me aburro soberanamente. He recorrido la terminal de cabo a rabo, he jugado una partida en la NDS, y he leído otro par de capítulos. Encuentro un televisor sintonizado en el Eurosport alemán que repasa los resultados futbolísticos europeos. Menos es nada.
10.10 - Además del cristal de Bohemia parece que también es típica la absenta. Supongo que ya no tiene nada que ver con la mítica de antaño, pero creo que estará bien probarla. Esto será un regalo comunitario. Cierro el lote de regalos.
10.20 - Por fin asignan puerta a mi vuelo. En la sala hay un grupo juvenil deportivo del Líbano. Parecen entusiasmados, hacen ruido, gastan bromas, cantan... Los chicos hacen fotos a las rubias. Aún no he visto ni una sola chica guapa en toda la terminal ¿Dónde están las famosas bellezas checas? Yo sigo con Murakami.
11.10 - Despegamos en dirección a Madrid. Voy sola en mi fila, lo que me hace sentir más cómoda. Nos dan de comer un bocadillo seco y frío de queso. Vamos, igualito que en Lufthansa. Seguro que esas dos cabronas se están poniendo moradas. Tras varios capítulos de mi libro, echo una cabezada.
12.30 - Despierto y sigo con mi libro, que es raro pero intersante. Me pongo los cascos también. Suena Amon Amarth: "Twilight of the Thunder God". Como siempre, no me dejan disfrutar de la música. El asistente de vuelo me pide que suba la cortinilla de la ventana ¿Que afecta al aterrizaje? Mi no entender. Sigo leyendo un poco más.
14.00 - Aterrizamos en la T4. Eso implica que me pillo el taxi sola porque no voy a ir a buscar a las otras dos a la T1. Hace un calor espantoso. Quiero volverme a HH. Y mañana vuelta al curro. ¡Qué depresión más grande!