Esta semana he sido sometida a prueba. Una elección vital de esas que reconoces como trascendentales y que determinan el futuro. Se me ha dado elegir entre mi vida tal y como la conozco y la altenativa de empezar de cero. Sinceramente era la vía de escape que anhelaba y se me ofrecía en bandeja de plata. Una oportunidad única e inmejorable de satisfacer de golpe muchas de las fantasías que creía anhelar.
Sin embargo, la he rechazado.
Creo que la mayoría de la gente a la que he consultado no lo entienden y hasta alucinarán por la decisión que he tomado. Alguno hasta me echa en cara no tomar las riendas de mi vida y actuar de modo reactivo en la vida. Sí, sé que en algún momento me arrepentiré de esta decisión (no tardando mucho). Pero lo que ha pesado en mi decisión es otra disyuntiva más sutil: elegir entre mi vida profesional y mi vida familiar. En estos momentos me siento incapaz de vivir lejos de los que me quieren, mi familia sobre todo. Porque me he dado cuenta de que lo que más necesito es reforzar mis vínculos y dejar de centrarme tanto en el trabajo o en la carrera profesional.
¿Quién dice que no estoy tomando las riendas de mi vida? Yo he elegido y eso ya es hacerme responsable. Pero hay otras decisiones que tomar, quizá más pequeñas y modestas, pero que pueden transformar sgnificativamente mi vida cotidiana. Esa es mi tarea a partir de ahora.
1 comentario:
¡Bravo! Bravo por el valor de enfrentar una decisión difícil y bravo por elegir la opción menos egoísta (pues optar por las personas es siempre el mejor camino - no el más fácil desde luego - mientras que buscar el éxito profesional o económico es las más de las veces algo que no nos hace mejores personas sino que hincha nuestro ego al tiempo que nos deja vacíos de... Vida). Brindo por esta decisión y te deseo fuerza de voluntad para mantener tu opción de vida fuerte y vigorosa.
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