miércoles, abril 06, 2016

Show me your darkness


Nadie te quiere de verdad hasta que no ha visto tu oscuridad y ha decidido quedarse contigo.

Amar en la luz es muy fácil. Cuando hay luz todo es sencillo, bonito, agradable. Todo es risa, todo es maravilloso, fantástico, genial. Para amar en la luz casi vale cualquiera. Esta afirmación no es del todo cierta, pero contiene una parte de verdad importante.

Amar en la oscuridad es otra cosa. Requiere de esfuerzo, paciencia, templanza, y compromiso. Sólo quien ama la oscuridad ama de verdad, porque es en la oscuridad donde el amor se pone a prueba. Es en la oscuridad donde se revela la fuerza del amor, o más que la fuerza, la veracidad del amor.

Cuando entras en la oscuridad es inevitable quedar impregnado por ella. La oscuridad da miedo porque te obliga a enfrentarte contigo mismo y descubrir qué llevas por dentro. Por eso, querer pasar por la oscuridad de alguien es valiente, es generoso. Pero sobre todo es una prueba de entrega al otro, de querer estar con él, no para salvarlo, porque nadie puede salvar a otro, sino para hacerle ver que no está solo en esa lucha consigo mismo, de saber que en la oscuridad puede encontrar un farol que le muestre el camino que tiene delante de sí y no consigue ver, de tener unos brazos en los que poder resguardarse cuando todo parece perdido, de mostrarle que hay esperanza a pesar de toda la incertidumbre, el caos, y la pena.

Saberte apoyado en la batalla contra tus demonios, saberte valioso, querido, hermoso para alguien en tus horas más bajas, saberte importante para alguien a pesar de las heridas, a veces representa el revulsivo que necesitas para escapar de la oscuridad y pasar a la luz. Cuando estas solo en la oscuridad, cuesta más salir de ella, o no salir en absoluto. Pero a veces es mejor estar solo en la oscuridad, que en la luz con un amor débil, egoísta, cobarde, o falso.

1 comentario:

Crisis@Madrid dijo...

Me ha encantado el escrito. Siempre estoy y estaré con tu oscuridad, a veces me gustaría ver un rayo de toda la luz que escondes, que sé que es mucha. Una pena que yo no te sirva ni de faro ni de guía, pero ahí seguiré, aunque no te sirva para nada.

Bss