Hoy ha sido un día raro políticamente
hablando, diría que un día triste para la democracia. Cataluña estaba convocada
hoy a un referéndum ilegal sobre la independencia del territorio de España. Es
una reivindicación que está en Cataluña desde hace años, sea o no verdadera.
Los catalanes se sienten diferentes y quieren marcharse. En realidad hay mucho
ego en esta idea, como en todo nacionalismo. Existe una especie de “supremacía”
frente al otro. Lo que se promulga es la superioridad catalana frente a todo lo
que es español, y lo basan en unas falacias históricas usadas durante décadas
para lavar el cerebro a la población.
En el otro bando, las cosas no son mejores.
Existe la idea de la unidad de España, por supuesto, muy arraigada en una
dictadura que acabó no hace tantos años históricamente hablando, y de la que se
han heredado muchos valores. Las heridas de la Guerra Civil y las dos Españas
siguen mal curadas, y no ha habido nunca voluntad para sanarlas. Es lo que
tiene que el fascismo ganara la guerra en este país. Pero esa ideología ha
estado soterrada y latente durante muchos años, impregnándolo todo. Ahora
parece que vuelve a resurgir con fuerza para nuestra desgracia.
Desde hace semanas se viene hablando del referéndum
y tomando medidas en un bando (el gobierno central de España) y el otro (el
gobierno catalán). Los primeros habían enviado efectivos policiales
(antidisturbios) y militares (la Guardia Civil) para contener el proceso. Los
segundos habían preparado urnas y papeletas de cara a la votación, saltándose a
la torera todas las leyes nacionales. Aquí tampoco había mucha voluntad
política por solucionar el problema. Ni siquiera se han propuesto sentarse a
dialogar. Ambos bandos están enrocados en sus posiciones, intentando sacar
rédito político para su beneficio.
Estratégicamente hablando, el gobierno
español no lo ha hecho bien. Ha elegido la mano dura como opción, lo cual hace
que tenga una imagen completamente execrable frente a la comunidad
internacional. Da igual si la ley estaba de su parte o no, las medidas tomadas no
me parecen las adecuadas. Y encima alimentas la falsa imagen romántica del “pobrecito
pueblo catalán”, que el gobierno catalán viene explotando desde hace años. Esto
es así. La gente se va a poner del lado del “débil”. Pero la miopía y la cabezonería
de Rajoy no dan para más. Al final el propio Rajoy va a hacer por la
independencia más que todos los años pasados de campaña. Yo, sinceramente, habría
permitido la votación. Si no tiene validez: ¿por qué esta represión tan dura?
Eso sí, me molesta muchísimo la opinión
internacional sobre el tema cuando carecen de base. La mayoría han comprado esa imagen romántica adulterada que mencionaba antes. Por un momento me he
preguntado si esto mismo es lo que pasa con China y el Tibet, por ejemplo.
Siempre hemos pensado que el pueblo del Tibet eran los “buenos”, pero ¿alguien
ha pensado en los chinos? Bueno, esto sólo es una ocurrencia, no lo he madurado
mucho.
Que gente como Snowden y sobre todo Assange
opinen a favor de Cataluña, no ayuda. Sobre todo el segundo, que me parece que
está totalmente dirigido por su ego, y sus motivaciones son totalmente
cuestionables. Se habla también de la injerencia de Rusia. Yo me creo cualquier
cosa ya, porque estamos en manos de unos pocos que hacen y deshacen a su antojo
a nivel mundial.
Más localmente, tampoco ayudan las voces de
algunos radicales instando a repartir estopa en Cataluña. Es totalmente incongruente:
queréis que no se vayan, pero queréis que reciban un castigo desproporcionado.
¿Qué clase de “amor” es ése? Un amor muy tóxico, está claro. No me explico de
dónde sale esa inquina y ese revanchismo. Me parece que Cataluña nunca ha
agraviado a España tanto como para merecer tanto odio y desprecio. Me
avergüenzan enormemente estos comportamientos.
Y así pasa. Llega el día del referéndum y
todo se desmadra. Las imágenes de hoy son bochornosas e intolerables. Difícilmente
justificables.
¿Qué pasará ahora? Difícil saberlo. He
escuchado la comparación de Rajoy a última hora de la tarde. Es como si hubiese
estado viendo una realidad paralela. No hay ni un ápice de cambio, de
acercamiento en su postura. Intuyo que en el otro lado están igual. Así no hay
manera de resolver nada. Es triste.