martes, octubre 24, 2006

Mapache

Evito mucho las tiendas de animales porque suelo terminar con un sentimiento de pena bastante agudo. Si por mí fuera, me llevaría a casa todos los bichos que encuentro dentro.
Como no puede ser, termino preguntándome por el futuro de los mismos, lo cual me lleva a situaciones de lo más deprimentes. Eso hace que trate de evitar este tipo de tiendas.
Sin embargo, a veces me dejo caer por alguna.

En el centro comercial Las Rosas hay una de ellas. El viernes pasé para ver los gatitos (desde que tengo a mis furrys los gatos me atraen muchísimo)
Para mi sorpresa me encuentro que venden un mapache. Se me cae el alma a los pies, ¿cómo pueden vender este animal?

Se ha puesto la incomprensible moda de tener animales de lo más exótico: serpientes, arañas, hurones, etc.
Un perro puede dar cariño (no hay animal que dé más en este mundo, ni siquiera un ser humano), un gato hace compañía, hasta un pájaro (y no estoy demasiado a favor de su posesión) da alegría. Pero ¿qué puede aportar el resto?

Yo preferiría verlos en su entorno natural a tenerlos en una casa donde pierden todo su sentido. Una serpiente es una serpiente porque hace de serpiente en su medio, formando parte de la naturaleza. La mayoría de estas nuevas mascotas acaban abandonadas por unos propietarios irresponsables que sólo buscaban la satisfacción de un capricho frívolo. Ese abandono se traduce en muerte segura.

Y si ya es triste ver a ciertas especies en las tiendas, peor es pensar en aquellos ejemplares que deberían haber llegado pero que se han quedado en el camino. Todavía tengo en mi cabeza la imagen de aquellos pequeños monitos medio asfixiados por ir guardados en una mochila de un traficante de animales.
Pero ¿qué nos importa? Seguimos pensando que somos el ombligo de la Creación y que los animales existen sólo para servir a nuestros propósitos.

Últimamente me pongo muy sensible con este tema y quizá me pase de susceptible.

viernes, octubre 20, 2006

Vuelve a llover

¿Cuánto hace que no veía llover tan de seguido? Diría que años. Hoy las nubes están tan bajas que hasta los cuatro torreones han quedado velados.

Es maravilloso poder contemplar la lluvia caer. Puede resultar incómoda y nos volvemos torpes en su presencia, pero superados esos problemas se convierte en un placer para los sentidos y para el alma.

Oigo el sonido de la lluvia. En cada superficie la nota es diferente. Se puede escuchar un concierto con un poco de atención.

Incluso en el metro la oigo correr en su camino hacia el mar (porque el agua tiene siempre como meta el mar, aunque no siempre lo consiga).

Sale el sol y los árboles adquieren un nuevo color, más brillante y luminoso que nunca. Me alegro por las acacias, abandonadas estos meses de estío a su suerte por unos hombres que jamás les dieron demasiada importancia.

Pero me preocupa el gatito de la farmacia: ¿habrá encontrado refugio? ¿Cómo se las apaña estos días? ¿Cómo superará el invierno que ha de venir?

domingo, octubre 15, 2006

Wrath within

De repente estalla la ira dentro de mí.
Me ciega, me embota los sentidos, anula mi razón.
Tardo en darme cuenta de que me dejo arrastrar por ella: es un sentimiento poderoso, incontrolable.
Se necesita templanza para dominarla; es como un caballo desbocado.
Pero lo logro finalmente y no me gusta lo que veo entonces, una vez disipado el velo.
Busco cobijo, un lugar donde sentirme segura, pero no hay lugar del que pueda huir de mí misma.
Y comienzo una nueva batalla.

jueves, octubre 05, 2006

Morganita


Ese es el nombre del berilio rosa, hermana de la esmeralda y la aquamarina. Esa sería la gema que se corresponde a mi alter-ego Morrigan (Morgian, Morgen, Morgan). No sabía que existiese un mineral con ese nombre, pero hoy he ido al museo geominero y lo he descubierto casi por casualidad. Lamentablemente no parece ser demasiado común, así que no veo cómo podría hacerme con una muestra.

Me encantan las piedras. Me conectan a la madre tierra y me dan estabilidad. Siempre llevo alguna encima para tocarla en esos momentos en que necesito volver a la realidad. La tierra, que es la realidad, contiene y limita al agua, que es imaginación y sentimientos.

Desconozco el significado de cada una, aunque no me fío mucho de los criterios de otros. Como dirían los wiccanos, cada uno elige un simbolismo propio. Yo me suelo guiar por los colores de los elementos: azul-agua, verde-tierra, rojo-fuego, amarillo-aire. Aún así, todas las piedras que alguna vez he tenido han venido a mí, más que elegirlas yo.

Nunca había estado en el museo geominero hasta ahora. Ingenuamente pensaba que sería pequeño, pero no sólo la sala es enorme (es hermosa además), sino que la colección de minerales, rocas y fósiles es inmensa. Al ritmo al que me gusta ir, no creo que en una semana fuera capaz de verlo todo. Me abruma un poco. Pero por otro lado me he dado cuenta de que existen estrategias para ver un museo. Son perogrulladas, pero hay obviedades que hasta que no te las señalan no eres capaces de verlas. De momento he identificado estas:

- se consulta el directorio para conocer el contenido e identificar lo que más me interesa (si conoces algo sobre el tema)

- se hace una visita rápida para ver qué cosas te llaman más la atención.

- se deja al azar.

Con la práctica seré capaz de identificar otras y mejorarlas.

Además he sido capaz de identificar tres emociones constantes en cada visita que hago:
- Ansiedad por verlo todo y aprenderlo todo. Mis obsesiones me pueden, pero también mis intereses. A veces tener inquietudes puede resultar un problema porque la energía se disemina sin llegar a nada; es difícil elegir entre tantos caminos.
- Frustración por no saber o por no recordar lo poco que pude aprender en el colegio sobre el tema.
- Emoción ante la contemplación de la belleza. Me siento muy feliz entre mis minerales y mis fósiles. Por supuesto, no tengo ni idea de lo que estoy viendo (palabras como "melanterita" o "richterita" no significan mucho para mí), pero ¿importa?

Está claro que el objetivo de cada visitante no puede ser el mismo. Un geólogo admirará la piedra con todo el conocimiento de su ciencia, pero siempre tendrá el handicap de la deformación profesional. Para mí cualquier pequeño detalle o descubrimiento es un tesoro. Me bastan los colores, los reflejos, las formas, descubrir que un mineral puede parecer peloso o fragamentarse en filamentos.
Creo que soy afortunada por ello.

domingo, octubre 01, 2006

75 años de sufragio femenino


Hace 75 años, tal día como hoy, la Segunda República aprobaba el derecho a voto de la mujer.


La máxima valedora de este logro fue la parlamentaria socialista Clara Campoamor.
Frente a quienes se oponían a este derecho, argumentando que la mujer votaría conforme a lo que dictase su esposo, padre o hermano, o bien que el voto femenino sería peligroso para la República por el carácter conservador de la mujer, Clara replicaba: "...la única manera de madurarse en el ejercicio de la libertad y de hacerla accesible a todos es caminar dentro de ella". El sufragio femenino fue aprobado con 4 votos de diferencia.

Lamentablemente la Dictadura aplazó este derecho.

Exiliada, Clara Campoamor falleción en1972 en Lausanne (Suiza). Sus cenizas están enterradas en el cementerio de Polloe (Donostia), ya que ella siempre quiso regresar a España.

Este post es un homenaje y un agradecimiento.