Como no puede ser, termino preguntándome por el futuro de los mismos, lo cual me lleva a situaciones de lo más deprimentes. Eso hace que trate de evitar este tipo de tiendas.
Sin embargo, a veces me dejo caer por alguna.
En el centro comercial Las Rosas hay una de ellas. El viernes pasé para ver los gatitos (desde que tengo a mis furrys los gatos me atraen muchísimo)
Para mi sorpresa me encuentro que venden un mapache. Se me cae el alma a los pies, ¿cómo pueden vender este animal?
Se ha puesto la incomprensible moda de tener animales de lo más exótico: serpientes, arañas, hurones, etc.
Un perro puede dar cariño (no hay animal que dé más en este mundo, ni siquiera un ser humano), un gato hace compañía, hasta un pájaro (y no estoy demasiado a favor de su posesión) da alegría. Pero ¿qué puede aportar el resto?
Yo preferiría verlos en su entorno natural a tenerlos en una casa donde pierden todo su sentido. Una serpiente es una serpiente porque hace de serpiente en su medio, formando parte de la naturaleza. La mayoría de estas nuevas mascotas acaban abandonadas por unos propietarios irresponsables que sólo buscaban la satisfacción de un capricho frívolo. Ese abandono se traduce en muerte segura.
Y si ya es triste ver a ciertas especies en las tiendas, peor es pensar en aquellos ejemplares que deberían haber llegado pero que se han quedado en el camino. Todavía tengo en mi cabeza la imagen de aquellos pequeños monitos medio asfixiados por ir guardados en una mochila de un traficante de animales.
Pero ¿qué nos importa? Seguimos pensando que somos el ombligo de la Creación y que los animales existen sólo para servir a nuestros propósitos.
Últimamente me pongo muy sensible con este tema y quizá me pase de susceptible.