jueves, octubre 05, 2006

Morganita


Ese es el nombre del berilio rosa, hermana de la esmeralda y la aquamarina. Esa sería la gema que se corresponde a mi alter-ego Morrigan (Morgian, Morgen, Morgan). No sabía que existiese un mineral con ese nombre, pero hoy he ido al museo geominero y lo he descubierto casi por casualidad. Lamentablemente no parece ser demasiado común, así que no veo cómo podría hacerme con una muestra.

Me encantan las piedras. Me conectan a la madre tierra y me dan estabilidad. Siempre llevo alguna encima para tocarla en esos momentos en que necesito volver a la realidad. La tierra, que es la realidad, contiene y limita al agua, que es imaginación y sentimientos.

Desconozco el significado de cada una, aunque no me fío mucho de los criterios de otros. Como dirían los wiccanos, cada uno elige un simbolismo propio. Yo me suelo guiar por los colores de los elementos: azul-agua, verde-tierra, rojo-fuego, amarillo-aire. Aún así, todas las piedras que alguna vez he tenido han venido a mí, más que elegirlas yo.

Nunca había estado en el museo geominero hasta ahora. Ingenuamente pensaba que sería pequeño, pero no sólo la sala es enorme (es hermosa además), sino que la colección de minerales, rocas y fósiles es inmensa. Al ritmo al que me gusta ir, no creo que en una semana fuera capaz de verlo todo. Me abruma un poco. Pero por otro lado me he dado cuenta de que existen estrategias para ver un museo. Son perogrulladas, pero hay obviedades que hasta que no te las señalan no eres capaces de verlas. De momento he identificado estas:

- se consulta el directorio para conocer el contenido e identificar lo que más me interesa (si conoces algo sobre el tema)

- se hace una visita rápida para ver qué cosas te llaman más la atención.

- se deja al azar.

Con la práctica seré capaz de identificar otras y mejorarlas.

Además he sido capaz de identificar tres emociones constantes en cada visita que hago:
- Ansiedad por verlo todo y aprenderlo todo. Mis obsesiones me pueden, pero también mis intereses. A veces tener inquietudes puede resultar un problema porque la energía se disemina sin llegar a nada; es difícil elegir entre tantos caminos.
- Frustración por no saber o por no recordar lo poco que pude aprender en el colegio sobre el tema.
- Emoción ante la contemplación de la belleza. Me siento muy feliz entre mis minerales y mis fósiles. Por supuesto, no tengo ni idea de lo que estoy viendo (palabras como "melanterita" o "richterita" no significan mucho para mí), pero ¿importa?

Está claro que el objetivo de cada visitante no puede ser el mismo. Un geólogo admirará la piedra con todo el conocimiento de su ciencia, pero siempre tendrá el handicap de la deformación profesional. Para mí cualquier pequeño detalle o descubrimiento es un tesoro. Me bastan los colores, los reflejos, las formas, descubrir que un mineral puede parecer peloso o fragamentarse en filamentos.
Creo que soy afortunada por ello.

1 comentario:

Piedras Preciosas dijo...

La Morganita, el nombre viene del banquero Morgan, mecenas del geólogo que la descubrió.
Al final la mayoría de las piedras preciosas son variedades del berilo.
Saludos