"Die Weisse Massai" es una película que narra la historia de una mujer europea en Kenia, la cual se enamora de un guerrero Samburu al que conoce por casualidad y decide dejarlo todo para irse a vivir con él.
La historia es previsible, pero aún así resulta interesante, aunque hay aspectos sobre los que se pasa muy por encima, como la ablación a las niñas, la cotidianeidad de la malaria, o las supersticiones de las tribus. Entiendo que los mismos son detalles que nos ayudan a hacernos comprender el contexto en el que ella vive, más que tratar de hacer moralismos. Quizá por eso tampoco están subtitulados los diálogos en Swahili, para que podamos entender las dificultades de comunicación que tuvo que afrontar (ahora que si en 8 años no has aprendido ni una sola palabra...). Ella es una mujer bastante fuerte, muy determinada, muy segura de lo que quiere, y es capaz de soportar la situación más o menos bien durante un tiempo. Pero lo cierto es que su cultura tan distinta, su género y su deseo de independencia hacen que sea imposible aguantar por más tiempo. La historia acaba como tenía que acabar.
Después de ver la película también tengo que dar gracias por ser mujer en España y no en Kenia, donde "las mujeres van después de las cabras". Es verdad que aquí aún queda por hacer, pero desde luego la situación allí es terrible.
La historia es previsible, pero aún así resulta interesante, aunque hay aspectos sobre los que se pasa muy por encima, como la ablación a las niñas, la cotidianeidad de la malaria, o las supersticiones de las tribus. Entiendo que los mismos son detalles que nos ayudan a hacernos comprender el contexto en el que ella vive, más que tratar de hacer moralismos. Quizá por eso tampoco están subtitulados los diálogos en Swahili, para que podamos entender las dificultades de comunicación que tuvo que afrontar (ahora que si en 8 años no has aprendido ni una sola palabra...). Ella es una mujer bastante fuerte, muy determinada, muy segura de lo que quiere, y es capaz de soportar la situación más o menos bien durante un tiempo. Pero lo cierto es que su cultura tan distinta, su género y su deseo de independencia hacen que sea imposible aguantar por más tiempo. La historia acaba como tenía que acabar.
Después de ver la película también tengo que dar gracias por ser mujer en España y no en Kenia, donde "las mujeres van después de las cabras". Es verdad que aquí aún queda por hacer, pero desde luego la situación allí es terrible.
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