viernes, septiembre 28, 2007

Como un Ave Fénix.


Generas tanta energía que crees que no serás capaz de contenerla. Tu cuerpo está al límite de su resistencia, pero te sostiene algo más poderoso: tu sentido del deber. Notas la desesperación de la carne luchando por liberarse. Aunque la pugna es dura, termina por someterse. Y llega el día en que toda la energía se libera. La mente se relaja y el cuerpo recibe las consecuencias. No hay nada que pueda hacer la conciencia: ya no es su momento; reinan la pereza y la apatía. Es necesario pasar por ello para poder volver a ser uno mismo, para resurgir de la piltrafa en que te has convertido. Como un ave fénix. Un ave fénix que grazna fuerte, eso sí: mundo, prepara tus tímpanos (jijiji)

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