viernes, octubre 03, 2008

Emil (Pongamos que hablo de París II)

Después del Kick-Off me relajé por completo (dentro de mi inconformismo) y me fui a pasear por la ciudad. Paris La Nuit. Menuda caminata me dí, total para que todas las fotos hayan salido movidas. Por la mañana, después del desayuno (mi sempiterno café con croissant) mi jefe decidió subir a su habitación a leer el correo atrasado. antes de salir hacia el aeropuerto. Yo decidí dar una vuelta por el barrio (Montparnasse) a ver si encontraba Macarrons para llevar algo de recuerdo a Madrid. Terminé en el cementerio de Montparnasse, que quedaba bastante cerca del hotel.

Mi familia tiene una extraña relación con los muertos. No sé si somos románticos o simplemente macabros. Mi humor negro tampoco tiene muchos adeptos (humor para inteligentes, que diría Suni), pero es una parte de mi personalidad. Sólo nos faltaría ser mediums para completar el nexo. Claro que yo una vez soñé que...bueno, es igual. El caso es que los cementerios nos atraen, por lo que pasear por el cementerio no me parece extraño. De hecho me parece un sitio tranquilo, apacible y hasta agradable, si uno lo mira con mente abierta.

No esperaba encontrar tumbas de gente famosa hasta que me tomé con la de Paul Sartre y Simone de Beauvoir. Fue entonces cuando descubrí que el cementerio era un punto turístico. Es decir, que tampoco soy tan rara. (todo un consuelo). Y fui por un plano a la garita del guarda, el cual señalaba las tumbas de personajes famosos:Julio Cortázar, Charles de Baudelaire (ay, Suni, esas flores del mal), Marguerite Duras, Samuel Beckett, Henri Poincaré, y muchos otros.

Con tan solo una hora para hacer el recorrido, sabía que con suerte visitaría solamente unas pocas . Pero entonces un nombre llamó poderosamente mi atención: Emil Ciorán. ¿Mi Emil Ciorán? Inmediatamente quise vistar la tumba de aquél que me acompañó en mis horas más bajas del año 94, aquél ser con el que llegué a estar totalmente conectada. Pero no la encontré. Estaba de ser así, aunque me sentí un poco frustrada.

He vuelto a encontrar los libros y los textos de entonces:

"La soledad es insoportable, a solas conmigo mismo, a solas con mis pensamientos.
No sé como distraerlos, como atontarlos para que no me atormenten. Surge entonces la rabia ante la impotencia, y la agresividad es un pequeño paso que doy en ese estado.
Sentirse solo y estar solo no es lo mismo, pero en mi caso, sí, me siento solo aún cuando no estoy solo, pero lo siento mucho más cuando esa soledad es también física.
¿Soy demasiado consciente de la realidad, y los demás viven en un sueño de idiotas del que no quieren despertar (cosa que no les reprocho), o soy yo el estúpido que cree ver demasiado, sin ver nada?.
Sea cual sea la respuesta, puedo decir que nunca he pedido estar aquí y aún estando aquí, sólo pienso en cómo salir, sin hacer ruido, sin que se note mi ausencia, como si nunca hubiera estado. Y de esa manera, sentir la ilusión de no haber existido nunca."


Un escalofrío ha recorrido mi espalda: el abismo siempre está tan cerca...

1 comentario:

Dave The Rake Goldman (bad to the bone) dijo...

En realidad yo creo que es tema cultural más que otra cosa; como tú dices un cementerio es un sitio bastante tranquilo para poder pasear, pero el problema es la arquitectura de lso cementerios. No sé cómo será el de Montparnasse y lo mismo me cuelo, pero imagino que tendrá grandes calles internas etc... vamos, que será fácil andar por él. Los que yo conozco sin embargo, son intransitables. En el de Pinto es facilísimo matarte cuando vas a ver las tumbas de tus familiares... ¡es tan estrecho todo y está todo al nival que a cda familia le dio la gana! Los de la zona sur de Madrid son casi todos como el de Pinto (si no nos metemos en grandes poblaciones, claro). A lo que voy es que en España, no sé si por nuestra cultura morisca, no vemos los cementerios como lugar de paseo, si no más bien lo contrario, un lugar dónde pisar ,lo menos posible.

Sin embargo en los países anglosajones es lo más normal pasear por los cementerios; recuerdo cómo en un pasaje de Drácula las dos chicas paseaban por el cementerio tan tranquilas porque allí se podían contar sus cosas. ELeonor Rigby, la canción de The Beatles, nació tras un paseo por un cementerio. Al final es un tema un poco cultural, nosotros apilamos nuestros muertos para recordarlos sólo en momentos puntuales, y nuestros cementerios son algo tétricos (y cuando levantan un bloque de pisos al lado la gente siempre pide que se lo lleven a otro lado); en otros países los cementerios son realmente un sitio de descanso y parecen más un jardín que un cementerio.

Una vez más deberíamos aprender de los que nos rodean