Al pedir cita en mi depiladora habitual me he llevado la desagradable noticia de que habían eliminado el servicio. Más allá de la incomodidad de tener que buscar otro lugar próximo a casa, mi frustración se basa en la especial relación que tenía con mi depiladora: además de ser una fuente de información inagotable de temas de lo más lúdico-esotérico, me daba unos masajes de Reiki que me dejaban como nueva. Eso es auténtico valor añadido y lo que ayuda a fidelizar a un cliente.
2 comentarios:
Ya sabes que yo te doy un masajito cuando quieras, tontorrona ;)
Bss
KIKI
Qué miedo!!!
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