sábado, abril 20, 2013

Efectos Secundarios



Una película muy interesante sobre la depresión, su tratamiento con ansiolíticos y los efectos secundarios del tratamiento. La película, tal como yo la veo, está dividida en varias partes. La primera muestra los síntomas de una depresión. La depresión se define como la incapacidad para construir un futuro y se muestra como una gran tristeza, falta de energía, pérdida de alegría e incluso el atentar contra uno mismo. Esta enfermedad es una de las lacras de nuestro tiempo. Prácticamente cualquier incidente puede ser un detonante y todos somos susceptibles de caer en ella, solo que algunos tienen mayor propensión.

La depresión es difícil de tratar. Al no ser una enfermedad física, la gente no sabe cómo reaccionar ante ella. El mayor problema es la incomprensión de aquellos que jamás han experimentado sensaciones como las que se manifiestan. A mí me da por pensar que a veces esa incomprensión es una forma de prevenir el contagio a un nivel inconsciente. 

Médicamente la depresión se puede controlar mediante terapia psicológica y ansiolíticos. Los segundos deberían ser un apoyo a la primera, que es la que realmente ayuda a combatirla. Los ansiolíticos alivian los síntomas físicos y por eso suelen tener más adeptos, pero no son tan necesarios. A veces, simplemente tomamos estos medicamentos para no afrontar el dolor, porque no queremos o no sabemos sufrir. Es como esconder la basura debajo de la alfombra para que no se vea; pero la basura sigue ahí. Amén de los efectos secundarios que pueden ocasionar, como dependencia, sonambulismo, pérdida de apetito, etc.

Pero ¿se puede fingir una depresión? Este es el planteamiento principal de la película y lo que genera la intriga de la misma. A veces tu mundo se tambalea y lo pierdes todo. A veces la única opción es ir contra aquellos a los que consideras responsables. Trazas tu plan y lo ejecutas. El plan da resultados, pero también tiene resultados colaterales. Toda acción desencadena efectos imprevisibles que afectan a la vida de otras personas. A veces esos efectos causan que aquellas lleguen a una situación límite. No hay nada más peligroso que una persona que lo ha perdido todo. Y a veces la presa se torna contra el cazador.

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