miércoles, diciembre 28, 2016

Carrie


Ayer nos dejaba Carrie Fisher, la inolvidable Princesa Leia de la Guerra de las Galaxias. Éste es uno de esos casos en que el personaje fagocita a la persona, lo cual siempre hace un flaco favor a la misma tanto en su vida personal como en su vida profesional. Ayer en las redes sociales las imágenes que aparecían sobre Carrie Fisher prácticamente eran todas las de sus primeras películas en la saga galáctica, a pesar de que interpretó una vez más a la princesa Leia en el Episodio VII, un ejemplo más del poder del personaje, y del culto a la juventud y a la belleza que rendimos en esta época. 

Pareciera que Carrie Fisher no hubiese sido nada más en la vida. Y claro que fue: actriz, guionista, madre, esposa, hija...pero ante todo fue un ser humano, imperfecto, pero lleno de magia, de fuerza, y de rebeldía. En realidad Carrie Fisher era una superviviente: “Cuando eres una superviviente, te tienes que meter en líos a menudo para demostrar tu talento”, decía ella.

Carrie Fisher fue ante todo un icono, un símbolo. Primero como princesa Leia, demostró a una generación de mujeres que no hacía falta un príncipe para ser salvadas, que todas teníamos dentro la fuerza (y la Fuerza) para poder salir adelante nosotras solas. Leia, la princesa guerrera, la líder, la rebelde. En segundo lugar Carrie fue un símbolo de la lucha de todos aquellos con transtornos mentales, dado que ella padecía síndrome bipolar. Muchas personas se verían reflejadas en ella, en alguien famoso que tenía la valentía de reconocer sus debilidades, ayudando a limpiar la lacra de la enfermedad. Como buena superviviente, fue capaz de superar una vida de excesos, marcada ampliamente por las drogas que entiendo terminaron por pasarle factura. Y finalmente defendió a los animales, a los que adoraba. En muchos aspectos, ella era un ejemplo a seguir. De ahí, este homenaje. Te echaremos de menos.

domingo, diciembre 18, 2016

Las últimas voces de Aleppo

Hace unos días salí de mi ostracismo para darme de bruces con uno de los vídeos más impactantes que he visto en mucho tiempo. Es el vídeo de un profesor emitiendo las que podrían ser sus últimas horas de vida en la ciudad de Aleppo, castigada por una guerra sin tregua entre los partidarios del gobierno sirio de Bashar al-Ásad y los rebeldes. Al ver las imágenes es inevitable no llorar, porque puedes empatizar con él, con la desesperación que transmite, que más bien es una rendición ante la inevitabilidad. El vídeo tiene desesperación e impotencia, pero sobre todo esa rendición fatalista. Hay otros vídeos similares, pero ninguno me ha emocionado tanto como este.



Existen otras fuentes que dicen que estos vídeos son falsos, mera propaganda de los rebeldes. Podría ser. Una de las cosas que más me ha extrañado del vídeo es que las infrastructuras sigan en pie. Me refiero a las civiles, claro. Con una ciudad tan castigada, ¿se siguen mantiendo en pie las antenas? ¿siguen operando las telcos? Me parece un poco complicado de creer, así que no descarto la teoría de la propaganda.

Sin embargo, aunque aceptásemos que esta es un testimonio falso, es innegable que allí hay muchos más civiles que están sentenciados a muerte, y que parecen totalmente abandonados a su suerte por todos: rebeldes, gobierno sirio, fuerzas internacionales. Ellos no transmiten, pero su situación no es muy diferente de la que narran los vídeos. Y no sólo es Aleppo. Es toda Siria. Es una guerra que lleva 6 absurdos años, muriendo gente en cantidades indecentes (la ONU dejó de contar en 2016 cuando habían alcanzado la cifra de 240K fallecidos), y con millones de desplazados huyendo de una muerte segura por un futuro mejor (?).  Una guerra en la que nuestros gobiernos se lavan las manos, cuando son los mayores responsables de la venta de armas en el mundo. En la que nos jactamos de valores de solidaridad, pero damos con la puerta en las narices a aquellos que piden socorro, entre otras cosas porque ni siquiera nosotros estamos preparados para gestionar una crisis semejante. Porque estas guerras sólo están hechas para favorecer a los mismos, a costa de la miserias de otros.

Y ahora mismo Aleppo sigue sangrando. Aleppo sigue gritando. Pero no hay nadie que vaya a ayudar.

domingo, diciembre 04, 2016

La Llegada


Domingo de lluvia, domingo de cine. Tenía varias películas en la recámara, pero no tenía el ánimo para dramones, así que me he decidido por la ciencia ficción, que siempre me resulta excitante. La verdad que no tenía referencias sobre la película, lo cual siempre es bueno para no crear expectativas. Por ello la película me ha resultado bastante entretenida. Quizás no es redonda del todo porque tiene algún punto donde baja el tono.

Comienza con la llegada de doce naves a la Tierra (mira, como las tribus de Israel), distribuidas en diferentes localidades. Una de ellas, como no, EEUU. Cada país comienza su aproximación a las naves para averiguar los propósitos alienígenas. EEUU escoge a un matemático y a una experta lingüista para la tarea. Enseguida ella toma el mando para plantear el encuentro. Pasito a pasito, la lingüista consigue ir descifrando y aprendiendo el idioma de los extraterrestres, lo cual no es fácil porque utilizan unos ideogramas de gran riqueza semántica. Esto hace que su mente y su consciencia se reestructure de una forma singular que termina por influir en la trama. Sin embargo, la incertidumbre sobre las motivaciones de los alienígenas y el miedo hacen que algunos países se pongan a la defensiva y quieran iniciar una guerra.

El planteamiento de la película es interesante, aunque termina siendo algo predecible al final. Supongo que puede entenderse como un canto a la tolerancia, a superar ese miedo que tenemos a lo que es distinto a nosotros para crear puentes de comunicación. Hace uso también de alguna teoría psicológica interesante. Me gusta cómo la lingüista maneja los conceptos del lenguaje, me parece que la hace un personaje inteligentísimo, a pesar de que arrastra una tragedia en su vida que la hace un poco nefelibata.


Jamslin y otros recuerdos

Dicen que quien guarda encuentra. Así que de vez en cuando haces limpieza y puedes encontrar cosas muy curiosas. Como esta letra:



En la universidad inventé un personaje llamado Jamslin Gremster, mitad hamster, mitad gremlin. Como hamster era adorable, pero como gremlin era un poco agresivo. Se basaba por un lado en la mascota del club al que pertenecía en la universidad, y por otro en el gremlin loco de la segunda entrega de la saga, que me hacía muchísima gracia (la peli es bastante mala). Y me gustaba tanto que hasta le hice una canción. Por entonces escuchábamos mucho Iron Maiden, por lo que la letra no podía ser sino una adaptación de una canción de esta banda, nada más y nada menos que el "Fear of the Dark" (aunque bien leído, podría hasta estar inspirado en el "Nightcrawler" de Judas Priest).

Había olvidado por completo haber escrito esto. Ha sido una sorpresa enorme, a la par que me ha traído buenos recuerdos de la universidad. Tanto que he tenido que compartirlo. Nada mejor que D para ello: él es el único que iba a entender lo que significa este momento. A raíz de esto D me ha enviado un audio mío diciendo "Maburro". Señor, qué perjudicada mentalmente estaba entonces. Ahora sólo falta encontrar un correo donde escribí la entrega de los tomos del proyecto fin de carrera como si estuviese jugando una partida de El Diablo (con la arpía, por supuesto). Por no mencionar aquel trabajo de Microelectrónica donde D y yo agradecíamos al ayuntamiento de Madrid por poner las mamparas del viaducto, e incluíamos el prospecto de la aspirina C++ en la bibliografía de referencia. Ciertamente se nos iba mucho la olla.

La verdad que son recuerdos agradables, de esos que te calientan el corazoncito. Ideales para un día lluvioso como el de hoy.

sábado, noviembre 26, 2016

El dios de hielo


Esta mañana en facebook encontraba esta imagen, y una idea ha cristalizado en mi cabeza, como si fuera un copo de hielo del mismo dios que adora Wim Hof: "Cada uno de nosotros tenemos una idea personal de Dios". Así escrito parece una obviedad, pero tiene cierto calado trascendental.

Cada uno de nosotros percibe la realidad de una manera diferente. Se debe a los filtros de los sentidos y a interpretación que hacemos en nuestro cerebro de la información que recibimos. Dos personas no perciben un mismo color de igual manera. Tampoco interpretarán un misma situación de igual forma incluso cuando la vivan en primera persona. Por tanto ¿por qué su idea de Dios tendría que ser la misma? Incluso aunque estas dos personas compartieran una misma vía de fé, habrá diferencias en su vivencia, que se deben a la individualización de la misma.

Por tanto, el Dios de cada uno puede ser muy diferente. Para Wim Hof Dios puede ser el frío, y otra persona puede pensar que eso es simplemente un infierno porque no está en sus preferencias. Esa otra persona buscará a Dios en otro camino. Y eso está bien. Dios no es simple; Dios es múltiple, es variedad, es pluralidad, es poliédrico. De esta manera, cada uno de nosotros somos capaces de sintonizar con la faceta que más tiene que ver con nosotros, y así conectar con Dios. Así que Dios se muestra de múltiples manifestaciones para incluirnos a todos, pero todas son siempre Él. Es como los diferentes nombres de la Virgen María: la Virgen del Pilar, del Carmen, de la Cinta, del Rosario...todas son María, la única.

Así que cada expresión de Dios aporta algo diferente para diferentes grupos que comparten esa preferencia. Sería bonito aprender qué exactamente y compartirlo con otros grupos para poder enriquecer nuestra visión del mundo. Así tendríamos mentes más abiertas, y evolucionaríamos antes.

sábado, noviembre 19, 2016

Criogenización absurda

Esta mañana leo en las noticias que el cuerpo sin vida de una niña de 14 años ha sido criogenizado por orden de un juez, cumpliendo la voluntad de la joven tras una dura batalla legal. 

En una misiva al juez, la niña exponía lo siguiente sobre su petición:

"Se me ha pedido que explique porque quiero hacer una cosa tan inusual. Sólo tengo 14 años y no quiero morir, pero sé que voy a morir. Creo que ser criogenizados nos da la oporturnidad de ser curados y despertados incluso en cientos de años.
No quiero ser enterrada bajo tierra. Quiero vivir y vivir más tiempo, y creo que en el futuro pueden encontrar una cura para mi cáncer y despertarme. Quiero tener esa oportunidad. Ése es mi deseo"
Puedo entender las ganas de vivir de la niña, quién no, pero me parecen sumamente egoístas. Y es egoísta en muchos sentidos, el primero porque responde a la necesidad primaria de querer vivir eternamente, Esto es el apego del cuerpo a la vida. En segundo lugar es egoísta, porque obliga a alguien a pagar los costes de mantener su cuerpo. ¿Quién paga esto? ¿Sus padres? Y cuando ellos mueran, ¿quién pagará esto? ¿El Estado? ¿Por qué el Estado debería pagar por una niña cuando hay tantos enfermos terminales o tantos con enfermedades sin cura a día de hoy? ¿Acaso ellos no tienen derecho a la vida o a esperar un futuro más prometedor? ¿Por qué debe nadie pagar por algo así, cuando hay tantos niños sanos que mueren por falta de comida o de higiene básicas? 
Es más, ¿acaso se sabe que la reanimación pueda tener éxito? ¿Hay algún caso documentado de persona criogenizada que haya vuelto a la vida?
Más aún, si el cuerpo estaba muerto ¿tiene sentido reanimarlo? Y si consiguiesen reanimarlo ¿será el alma de esta niña la que vuelva a ocupar su cuerpo? Y si fuese su alma ¿qué futuro le espera? ¿quién se ocupará de ella cuando nadie la espera, cuando está totalmente desarraigada y enferma?
Por último, la decisión es egoísta porque la muerte es necesaria para la evolución del alma. Forzar los mecanismos naturales puede ser un reto científico interesante, pero quizás no sea lo mejor espiritualmente. Una decisión así debe generar mal karma.  

domingo, octubre 23, 2016

Sincronías concentradas

¿No quería ver sincronicidades? Pues toma tres tazas. Algo así debió pensar el Universo este fin de semana, porque no recuerdo haberlas visto tan claramente en mi vida. Quizás porque todas ellas se han sucedido demasiado secuencialmente en un corto espacio de tiempo, y han convergido en una experiencia muy especial que me ha hecho crecer espiritualmente varios escalones de golpe.

Hace una semana aproximadamente empecé a beber agua de shungit. Llegué a la piedra de forma casual buscando un regalo para el cumpleaños de mi cuñado. La piedra se encuentra en varios formatos, pero yo me decanté por aquel que me permitía añadirla al agua, de manera similar que hago con los cristales de cuarzo.

Siguiendo el consejo de una amiga, decidí apuntarme a una excursión grupal a la Tejera Negra para este mismo fin de semana. La idea era no sólo hacer una actividad fuera de casa, sino conocer gente nueva y crear nuevos círculos sociales. Elegí esta opción primero porque la ruta propuesta tiene un nivel básico, y en segundo lugar porque los hayedos en otoño adquieren colores nuevos, que convierten el lugar en un espectáculo único. Había intentado reservar por mi cuenta, pero a estas alturas resulta imposible porque casi todas las plazas están ocupadas.

Al mismo tiempo, me apunté a una meditación para la energía femenina basada en Hoponopono, que es algo que quiero potenciar.


Llega el viernes y me llaman de la agencia de viajes para decirme que los autobuses de la excursión están llenos, y me ofrecen cambiar el día de la misma. Una contrariedad, pero viendo lo que ha llovido todo el fin de semana, ha terminado siendo una fortuna. Sincronía. Había visto varios planes alternativos para este fin de semana, pero no recordaba exactamente cuáles y en qué ámbito. Pensé que quizás era mejor descansar después de mi viaje a Vigo esta semana, y hacer limpieza de la casa.

El viernes por la tarde cojo un taxi para ir a la meditación, y me dejo olvidado el móvil en el asiento. Otra contrariedad. A punto estuve de perderme la meditación para intentar localizar el móvil. Pero internamente sentí que no tenía mucho sentido, y que era mejor ir a la meditación. En realidad, algo pasa con el dicho número de teléfono, porque esta tarde no he conseguido solucionar el tema de la línea con Orange para mi mayor frustración (como diría mi amiga Ainoa: pues pensé que estaba más elevada). Últimamente parece que me tienen manía en Orange, pero creo que hay alguna cosa en el fondo que tengo que solucionar. Me haré un espejo.

Llegué a la meditación tremendamente frustrada por el tema del teléfono, pero desde que entré en la sala mi estado interior empezó a calmarse. Luego supe que la sala había sido preparada energéticamente para crear bienestar. Se estaba tan a gusto allí, qué paz, qué calidez.


Había un montón de gente congregad: unas cuarenta personas, la inmensa mayoría mujeres. Esto me echó un poco para atrás, porque la última vez que hice una meditación colectiva me conecté a la consciencia conjunta y me dio mal rollo. Sin embargo esta vez resultó mucho más individual. He de decir que la meditación fue rara de narices porque se usan palabras de Hoponopono (papel para moscas, gotas de rocío...) que no tienen  ningún sentido para mí. Pero el efecto fue muy beneficioso, tanto que dormí como un tronco y me levanté con muchísima energía para un sábado a las 7 de la mañana.


En la meditación apareció un chico llamado Aleix Caldera, que mencionó que este fin de semana iba a impartir un curso sobre cómo aunar corazón y mente, además de relacionarlo con otros temas como la limpieza de auras. Por alguna razón, sentí interés por el curso. Cuando pregunté el precio y los horarios, me cuadraba tan perfectamente que no vi objeción para no hacerlo. Sincronía.A la mañana siguiente me preparo para el curso, pero veo que llego tarde, así que decido tomar un taxi. Miro por la mañana y no veo que pasen muchos. En ese instante uno para en el semáforo frente a mi casa. Me lamento porque no me va a dar tiempo a bajar a cogerlo, así que decido pedir uno por My Taxi, y ¡qué sorpresa cuando el taxi que me dan es justo el que está en el semáforo! Sincronía.


El curso ha sido algo espectacular. Ahora tengo demasiada información en la cabeza y tendré que digerirla (no a nivel consciente, me temo), pero ha sido tremendamente provechoso. He salido tan sumamente enchufada espiritualmente que he sido capaz de reconocer dos señales en el día, que tendré que interpretar porque no entiendo el significado. 


También he sido capaz de conocer el significado del sueño de los gorriones que tuve hace un par de días. Ahora sé que los gorriones simbolizan la libertad, que tengo que alimentar esa libertad, y que el gorrión que me miró a la cara era yo. Curiosamente en la meditación con la Madre Tierra de esta mañana, me ha vuelto a salir el tema de la libertad. Sincronía. Libertad que se consigue con el contacto con la naturaleza, y en mi caso particular, tiene que ser haciendo lo que quiero o necesito hacer sin esperar a los demás. Eso es lo que me bloquea. Me sabe un poco amargo porque me vuelve a dejar sola, pero si es mi trabajo...


Pero si algo ha quedado claro en el curso es que la misión de cada uno en la vida es el aprendizaje personal, y hay que hacer lo que sentimos mejor para nosotros siempre, porque nuestra responsabilidad es para con nosotros mismos. Y eso aplica también para familiares, para cualquiera de ellos: no son nuestra responsabilidad, ellos son responsables de sí mismos y tienen su propio aprendizaje y responsabilidad. Parece que sólo hay una excepción, y es en el caso de las madres con sus hijos pequeños hasta los 6-7 años, que es cuando adquieren su propia consciencia. Hasta entonces, es la madre la que cuida de ellos porque los hijos comparten la consciencia de la madre. Aunque tampoco sería estrictamente necesario, ya que el niño tiene sus propios custodios. En fin, un mundo.


El profesor me ha dado hoy el nombre de mis ángeles guía: el guía solar y el guía físico. Esta mañana, cuando aún no sabía sus nombres, he invocado al guía solar y me ha pegado un golpe en el sexto chakra que me quedado sin poder hacer el resto del ejercicio de invocación porque no era capaz de visualizar un tubo de luz que tenía que entrar por dicho chakra. En vez de eso he recibido la imagen de un océano bajo un cielo dorado. El agua es información, lo que significa que me ha pasado medio océano de golpe para gestionar en el día de hoy.


Entre otros temas, en el día de hoy hemos visto cómo limpiar estancias y cómo sellar nuestro aura para que las energías negativas no nos afectan. Y ¿qué se usa para visualizar? ¡Shungit! Sincronía.


En resumen, este fin de semana ha sido muy bueno porque he hecho lo que estaba para mí. Ahora queda practicar e intentar que el día a día no me desvíe de mi camino. Tengo tanto por andar...

lunes, septiembre 19, 2016

Madres Ancestrales

Viernes de luna llena en piscis. Cansada como estaba, no tenía muchas fuerzas para un Esbat al uso, así que decidí hacer algo diferente: una meditación basada en la conexión con la energía femenina. Busqué en youtube y elegí al azar una de las opciones que se me mostraban. 

Desde el primer momento noté ciertas resistencias a la meditación. No sé si atribuirlas al cansancio o a la temática en sí. Lo cierto es que sí llegué a centrarme, pero no fue fácil seguir conectada debido a dichas resistencias. Y esto me intriga, porque no sé si debo trabajar este aspecto más.

La meditación era bastante bonita, un poco larga quizás. Se basaba (qué suerte) en una meditación con la luna llena, y entre otras cosas, ayudaba a conectar con las mujeres del mundo. Una parte de esta meditación invocaba a las madres ancestrales, es decir, a la madre de mi madre, y a su madre, y a todo mi linaje materno, que a su vez son madres de otras mujeres que no están en mi línea directa. La meditación animaba a fundirme con ellas, a sentir su amor, y a reverenciarlas por mi vida y por todos los aspectos de ellas que están en mí y que he traído de ellas hasta el momento presente. Había una energía especial, delicada, suave, nutriente, amorosa. Pura energía femenina. Fue tan especial, tan bonito, que me eché a llorar. 

Morgan


Supuesta película de terror dirigida por un hijo del famoso Ridley Scott. Trata de un experimento llamado Morgan, un ser híbrido entre humano e inteligencia artificial. La trama comienza a raíz de un incidente en la que Morgan exhibe una reacción violenta inesperada que obliga a una evaluación de riesgos de la situación. Para ello, una agente llamada Lee Weathers se desplaza hasta las instalaciones con el objeto de determinar si Morgan debe seguir existiendo o no.

Aunque no es nueva, me gusta la idea del ser creado con un propósito que intenta rebelarse contra el mismo. Me gusta la idea, no muy desarrollada, de cuánto pesa nuestra genética en lo que realmente somos, si podemos escapar de la misma. Me gusta la idea de que los humanos podamos ser creadores, pero que nuestras creaciones puedan escapar a nuestro control, un poco así como lo que el hombre hizo respecto a Dios. Me gusta la idea de que hayan elegido a Michelle Yeoh como la directora del proyecto, y que reciba una paliza de Morgan, cuando Michelle Yeoh es una de las damas de las artes marciales. Me gusta el final, cuando se desvela el propósito real de la visita de Lee Weathers.

Sin embargo, la película no me llena por varios motivos. Para empezar digamos que no es una película de miedo, sino más tirando a ciencia ficción. Digamos que el suspense tampoco está muy logrado. Por tanto la película resulta poco más que entretenida. Tiene algunos momentos donde se podría intuir el final, aunque tampoco son demasiado evidentes. Esto podría ser considerado como algo bueno, sin embargo creo que no están bien desarrollados del todo. Pasable. 

domingo, septiembre 11, 2016

Nightwish



Sólo hay una palabra para describir el concierto de Nightwish anoche en el Palacio de Deportes: conciertazo. Tras el cambio de Annette Olzon por Floor Jansen, y el espectacular concierto de Wacken 2013 (lamentablemente visto en vídeo), había mucho interés por una gira de los finlandeses. Lamentablemente en este grupo va a pesar mucho siempre la figura de Tarja, la primera cantante, que todavía tiene muchos seguidores, a pesar de que para mí está muy sobrevalorada. Las comparaciones son odiosas, pero a mí me gusta mucho más Floor que Tarja; tiene mucha presencia en el escenario (y no sólo por lo grande que es esta mujer), tiene una voz preciosa, con amplio registro, potencia, versatilidad, y con gran facilidad para pasar de lo lírico al metal. De hecho, creo que ella aporta matices nuevos a las canciones del grupo, mucho más metalero que antes. Por no decir que resulta mucho más natural sobre el escenario, y su voz combina estupendamente con la de Marco.

Como me suele pasar últimamente, apenas había escuchado el disco nuevo y fui al concierto sin tener ni idea del setlist. Luego resultó que conocía más canciones de las que pensaba, aunque no fueron la mayoría. Me emocionó escuchar "The Poet and The Pendulum", que es una canción que me encanta (sobre todo el final, que es tan dulce), y que no esperaba escuchar de nuevo tras el concierto con Annette en Wacken (¿en 2008?). Otras canciones que me gustaron particularmente (que es mucho decir porque cualquier fue buena) fueron "7 days to the wolves" y la genial "The Greatest Show on Earth", larga como ella sola, pero impresionante, acompañada de imágenes varias de fondo.

Nightwish sonaron muy bien, muy claro, y el volumen estaba equilibrado. El setlist me pareció muy variado, a ratos más sinfónico, otros más duro, otros más folk. Y Floor es impresionante, perfecta en su actuación (yo quiero cantar como ella).

Como teloneros actuaron un grupo español llamado Alquimia. A mí el metal español no me hace mucha gracia en general, así que no estaba muy por la labor de verlos. Pero empezaron a sonar y el sonido me recordaba tanto a Avalach... Consulté en Google y, ¡sorpresa, son los Avalanch reconvertido! Muy buena actuación también, aunque se me hizo un poco corta, quizás porque me estaban gustando. Entonces deciden tocar "Xana" y casi lloro, por lo inesperado, porque es una canción que es hermosa, triste, y me encanta. Todo un regalo.

viernes, septiembre 02, 2016

Cascadas de Krimml




Austria, esa gran desconocida. Sólo conocía Viena, que además no es una ciudad que me emocione particularmente (demasiado ostentosa). Así que poder venir por trabajo y quedarme unos días, me ha permitido poder conocer el país un poco más. Más bien poco, pero lo que he visto me ha gustado tanto que ya tengo ganas de organizar unas vacaciones largas para poder sacarle más partido.

Cuando no tienes ni idea, buscas por internet: "alrededores de Salzburg", y te da una lista de lugares a visitar. Esto tiene cierto riesgo, ya que depende de la opinión subjetiva de gente a la que no conoces de nada y cuyos gustos pueden ser muy diferentes a los tuyos. También me da miedo que los resultados respondan a una especie de "group thinking", donde se coincide con la mayoría sólo porque no quedar desplazado. Bueno esto es más típico de reuniones presenciales, así que confío en que el anonimato module la opinión para bien. Otro tema es que aparece una lista de sitios a visitar y no sabes cuál elegir. A veces es una lotería. En este caso, parecía claro que uno de los destinos tenía que ser Hallstatt, pero las cataratas de Krimml surgieron de una manera más inesperada.

Las cascadas de Krimml son cuatro saltos imponentes de gran caudal de deshielo que surgen en 380m de desnivel. Están localizadas en la región de Tirol, próximas al pueblo del mismo nombre, en el parque nacional Hohe Tauern. Desde Salzburgo hay unos 130km a las mismas, desde Innsbruck están más próximas.
El blog que leí, además de poner varias fotos que mostraban la belleza del paisaje, mencionaba que el camino era " sencillo y sombreado". No aprenderé nunca, la verdad. "Sencillo" nunca significa "llano", significa que el camino está en buen estado, que no hay tramos aéreos, ni tramos de escalada. Pero ojito al camino. Quizás soy yo, que me cuesta tanto subir...

Pero empiezo por el principio...

El jueves era el primer día de la sesión plenaria del proyecto TREDISEC, lo que significaba el día más largo de reunión para mis compañeros de trabajo. Era ideal para hacer el viaje más largo de los que tenía proyectados en estas vacaciones. Había alquilado un coche por Europcar. Uno para el jueves, otro para el viernes. Seguro que palmo pasta, y resulta un poco incómodo tener que desplazarse a la oficina de alquiler, que está como a 1km del hotel. Otra vez lo miraré mejor.

Llego a las oficinas de Europcar. Metedura de pata: le digo al dependiente que no he conducido con Europcar antes en Deutschland. Me mira raro y me corrige: "Österreich". Qué vergüenza, qué lapsus. Que bueno, son primas hermanas, ¿no? (es broma). Me disculpo. "Österreich, genau, entschuldigung".

Me da las llaves y los papeles del coche (¡un pedazo de Audi!). Me monto. De repente me doy cuenta de que ¡sólo hay dos pedales! Miro las marchas y veo cosas raras. ¡Me han dado un automático! Dios, que no he conducido uno en la vida. Si lo más que sé del automático es que hay que ponerlo en la posición P (de parking) cuando lo estacionas (ay, qué recuerdos del viaje a Stuttgart). Vuelvo a entrar en la caseta y pido ayuda al dependiente. Me mira como si fuera tonta. Por un momento estoy por decirle: "soy mujer", pero creo que ya ha asumido que no debo ser ni muy lista, ni muy competente al volante, lo cual es un prejucio por ambos lados (el suyo y el mío).
Me lo explica, y me pongo en marcha. ¡Empiezo mi viaje!

El navegador resulta muy útil. Había impreso las instrucciones del Google Maps por si acaso, pero ¡qué diferencia! En la radio sólo suena pop y las noticias. He descubierto a una tal Christina Stürmer, cuyas canciones son un poco empalagosas (¿será por el romanticismo alemán?), pero se me han pegado (mierda). De repente me doy cuenta que no tengo ni idea de cómo se dan las luces. A mi derecha encuentro una rueda con los iconos de las mismas, pero no tengo ni idea de cuáles son. Doy unas y espero no haberme equivocado. De hecho, ni sé si estoy dando luz. Tampoco sé dónde leches voy a repostar a la vuelta.

La autopista la abandono pronto y entro en carreteras nacionales. Están limitadas a 100, hay bastante tráfico, me encuentro muchos tractores y camiones, y encima pasan por el centro de ciertos pueblos, provocando atascos. Pasar Kiezbühel es un infierno. El viaje se hace muy pesado, sólo estoy deseando llegar. El paisaje es precioso eso sí, maravilloso: valles muy verdes, amplios, rodeados por montañas enormes. Las montañas amenazan lluvia. Mierda.

Según llego a Mittersill empieza a chispear. Cuando llego a Krimml está lloviendo a cántaros. Así no puedo subir a la montaña. Son las 12 de la mañana y el día de repente no resulta muy prometedor. Ante la duda decido comer el bocadillo que me he preparado en el buffet del hotel (que Austria es cara).

Sigue lloviendo mucho. Llevo un chubasquero en la mochila, pero es muy ligero, demasiado para esa lluvia. También llevo el bikini, pero ya sé que no me voy a bañar. Decido bajar a una tienda que hay cerca del aparcamiento. Está atestado de gente que se guarece de la lluvia. Encuentro un chubasquero en condiciones. Es muy caro, pero es eso o no hay cascadas.

Salgo de la tienda y parece que ha disminuido la fuerza de la lluvia. Emprendo el camino. Aquello parece una romería: un montón de gente ascendiendo, algunos con carritos de bebés. Veo muchas mujeres con Niqab (con sus maridos, por supuesto), cubiertas hasta los pies, con sus buenas deportivas. Me sorprende bastante. También veo a uno subiendo con zapato normal y a otro con chanclas. Flipo, pero estoy segura de que llegarán.
La primera cascada se alcanza enseguida y es bastante sencillo llegar a ella. Es una maravilla, una preciosad, pero con la lluvia no se disfruta bien.

Sigo subiendo. El bosque atenúa la lluvia, aunque pronto para. Es cierto que el camino es sombreado, pero joder con el desnivel. Sufro bastante en el ascenso, y encima tengo que ver a los que regresan, tan ligeros, tan felices. Gracias a Dios hay muchas paradas que te acercan a la cascada para poder admirarla. Eso ayuda a recuperarse. El camino también tiene muchos bancos para sentarse, pero no es necesario llegar a tanto.

Es un camino realmente bonito. El bosque es frondoso, muy verde, lleno de vegetación. Con la humedad resalta mucho más. Mientras subo me da por pensar en muchas cosas, y surgen algunos pensamientos que me parecen buenos, aunque los olvido enseguida. Uno de ellos tiene que ver con que la realidad está creada por la conciencia colectiva. Lo que veo ante mí lo crearon antes otros y yo ayudo a mantenerlo. Pienso: "crearon, y crearon bien". Parece que con el tiempo hemos ido creando a peor.
No hay nada que se pueda equiparar a la belleza de la naturaleza. También pienso en la conciencia primigenia que creó todo esto que veo. Mi mente nombra a Dios. "Y Dios creó el mundo en siete días". Creo que me falta combustible...

Afronto la última cascada, la más dura. Asciendo mucho más lento, me cuesta mucho. Pero merece la pena. La última cascada es impresionante, aunque creo que mi opinión está sesgada por el esfuerzo. Llego a la penúltima plataforma, que coincide con la mitad de la cascada. De repente decido que no es necesario llegar a la última plataforma. Seguro que me pierdo algo, pero yo ya estoy disfrutando del espectáculo del último salto. No me merece la pena el último tramo. Mejor regresar e intentar llegar a Salzburg para la cena con el consorcio.

Me quedo unos minutos viendo el caudal caer y golpear el suelo. Deben ser unos 100m de cascada. Es impresionante la cantidad de agua que lleva. Miro dónde el agua cae más, dónde menos, en qué rincones se retiene antes de caer. Es casi como meditar.

Regreso al aparcamiento. El descenso me hace temblar las piernas: mañana tendré agujetas seguro.Bajo a una velocidad suficiente. La montaña vuelve a amenazar tormenta. Me paro en algunas plataformas, pero menos tiempo, menos fotos. Paro en las tiendas de souvenirs a la entrada del parque, pero no me convence nada.

Pago el aparcamiento y la máquina me da una ficha para abrir la barrera. Cuando me inclino a introducir la ficha en la ranura de la máquina, se me cae de los dedos y se mete debajo del coche. Scheisseeeeeee. Paro el coche y me bajo a buscar la fichita de marras. La introduzco bien esta vez y se abre la barrera, pero ahora el coche no quiere arrancar. Me pongo nerviosa pensando en que la barrera bajará y me dejará dentro. Cambio todas las palancas y por fin arrancamos.

De vuelta a Salzburg. El navegador me cambia cien veces la ruta por culpa del tráfico. El camino se hace un poco pesado, pero por fin llego a Europcar.

Llamo a mis compañeros. Voy tarde para la cena, así que me uniré más tarde. Ahora necesito una ducha bien larga, y un poco de cariño de cremas de belleza. Cerraremos el día entre socios.

domingo, agosto 28, 2016

Star Trek


Lo bueno que tienen las películas de la saga Star Trek es que todas se parecen bastante, lo cual es una garantía si te gustan, como es el caso, más cuando el fin de semana es tirando a color grisáceo. Sinceramente, ya no recuerdo si llegué a ver la película anterior. Diría que sí, porque no me las suelo perder, pero en mi memoria queda poco de ella. Así que no puedo asegurar si la trama tiene un enlace con aquella. Si es así, seguramente me haya perdido algo, pero tampoco lo he apreciado, por lo que deduzco que tampoco debe ser especialmente importante.

La película es bastante entretenida. En esta ocasión la tripulación de la nave Enterprise llega a un planeta artificial llamado George Town (creo) a descansar después de la última misión. Allí se topan con la necesidad de viajar a una nebulosa del espacio desconocido para responder a una petición de ayuda de una nave varada. Cuando llegan son atacados por una nueva especie-colmena liderada por Krall, un nuevo villano que quiere aniquilar la raza humana. El Enterprise cae en el planeta y, a partir de entonces, la tripulación debe luchar por sobrevivir y proteger a George Town de la amenaza que Krall representa.

La trama resulta predecible desde que caen al planeta, aunque no quita para que sea entretenida. Lo más novedoso a mi parecer es la crisis que parece tener el capitán Kirk, cansado de tanto viaje estelar, y que le lleva a replantearse su continuidad como capitán del Enterprise. Resulta un personaje más sombrío y, por momentos, parece haber madurado. Spock también tiene sus propias diatribas, al plantearse convertirse en embajador vulcaniano. Sin embargo, creo que su personaje no tiene tanta importancia en esta película como en otras ocasiones. No así los personajes de Bones y Scotty, que ganan más protagonismo en esta entrega. Mencionar una pequeña sorpresa con Sulu. Y por último, decir que da pena ver la actuación de Anton Yelchin en el papel de Chejov, quien falleció recientemente en un extraño accidente en el garaje de su casa.

SPOILER. Una de las partes que más gracia me han hecho de la película, es un momento en que utilizan la canción "Sabotage" de los Beastie Boys para atacar al enemigo. Entonces Bones le dice a Spock: "¿Están usando música clásica?". Me parece un punto buenísimo, porque desde su perspectiva futura, ciertamente la música contemporánea puede considerarse clásica. Claro, también da miedo pensar que en el futuro se pueda considerar clásica la música reggaeton, y por clásica me refiero a su acepción de "culta". Pero así son las cosas.

miércoles, agosto 10, 2016

Choque de culturas


Cuando vi la foto por primera vez, me pareció fascinante: dos mujeres de diferentes culturas luchando por el mismo objetivo, el sueño olímpico. Me pareció una foto bonita, que hablaba de la multi-culturalidad de los Juegos Olímpicos, y la oportunidad para el encuentro que estos suponen. Pero instantáneamente supe que la foto se convertiría en polémica.

En vez de centrarse en el juego o en lo histórico de que el volley femenino estuviese representado por primera vez en los Juegos, las redes se llenaron de descalificativos hacia la jugadora egipcia por ir cubierta de arriba abajo, tapada con el velo. "Es  islam es machista y ella no elige libremente". Puede ser. Pero a mí me parece bonito que esta mujer haya sido capaz de encontrar una vía para hacer deporte, reconciliando aspectos de su día a día. Porque siendo sinceros, ella es quien tiene que afrontar las consecuencias de su cultura en su país.

Pero los críticos no se pararon a mirar a la jugadora alemana que prácticamente desnuda se alzaba al otro lado de la red. ¿Por qué pensamos que la estética de la alemana es mejor? Yo veo a la jugadora alemana y pienso en cómo hace para no rozarse los muslos y evitar unas heridas que se agravarían con el salitre y la arena. También me pregunto cómo aguantan el sudor, que una camiseta recogería.  ¿Libertad de movimientos? Los chicos de volley playa no juegan en slip y con el torso al aire. En realidad, la estética alemana también se corresponde con otro machismo: un machismo sexual que cosifica a la mujer y la reduce a un trozo de carne. Sólo que a éste estamos más acostumbrados y nos parece no sólo normal, sino lógico, porque lo tenemos interiorizado. Así que el objetivo del bikini para el volley sólo es mostrar la cacha de la mujer. Punto.

El caso es criticar a la mujer, continuamente. En Egipto, la alemana sería considerada una puta sin más, sin tener en cuenta su valor como deportista o como persona. En España hasta hace poco el juicio sería parecido. Unas son unas mojigatas, y el resto unas putas. Y ni lo uno, ni lo otro. El caso es que siempre estamos sometidas a unas valoraciones muy injustas (no hay más que ver cómo la prensa deportiva, ampliamente masculina, se refiere a las atletas), un bombardeo continuo, y de todas ellas salimos perdiendo, de una manera u otra. Todo para que no podamos ser libres e "iguales" a los hombres. Muy fuerte.

domingo, julio 31, 2016

Baño en Angostura

El arroyo de la Angostura (a veces también lo llamo Guarramillas por confusión) se ha convertido en uno de mis lugares favoritos para el verano. Tiene una pega fundamental: llegar allí puede convertirse en algo tedioso: demasiado tráfico por la A-1, demasiados ciclistas en carretera, y por último están los domingueros de volante, que parecen no saber conducir por las carreteras de montaña. La próxima vez lo intentaré por Navacerrada, a ver si hay más fortuna.

Lo bueno de la Angostura es poder bañarse en él. Es una de las cosas que más me gusta hacer en verano: un buen chapuzón en el río. Hoy me he obligado a caminar un poco antes, en parte porque el aire corría fresco y no incitaba al baño directo. Así que tras una hora de caminata (que poco habré recorrido), he vuelto sobre mis pasos y he buscado una poza con suficiente hondura como para poder sumergirme completamente. Esta vez con bikini. Y menos mal, porque el camino estaba muy transitado.

Me gusta más pasear junto al arroyo que por el camino principal, pero es un camino complicado y en el que se avanza poco. Quizás si hoy hubiese tenido mejor día habría podido llegar a la poza de Sócrates. Pero cuando he visto cómo ascendía el camino, bajo el sol de mediodía, he descartado esa posibilidad. Estaba un poco baja de energía, y necesitaba comer algo. Menos mal que llevaba chocolate en la mochila.

Junto al río el tiempo parece pasar de otra manera. Es como estar metido en una burbuja. Allí no importa nada, todo es tranquilidad y sosiego. Allí todo parece en orden. Podría llamarlo "felicidad".
Podría pasar horas, no ya bañándome, que el agua bajaba hoy más fría, sino viendo correr el agua. Además de las habituales mariposas y libélulas, hoy he visto truchas ¡y renacuajos!. También he visto cómo una lagartija bajaba al río a beber agua, algo que no había visto nunca. Me he preguntado si habría lagartijas torpes que pudieran caer al agua intentando beber, pero seguro que salen nadando, como las iguanas. 

Y así han pasado las horas, entre chapuzones de agua y observaciones del paisaje. No ha sido una mala mañana.

sábado, julio 30, 2016

18 meses

18 meses. Ése es el tiempo que él dice que ha pasado desde la última vez que nos vimos. Será verdad. Yo no cuento el tiempo. Para mí la cuenta se reduce a una apreciación subjetiva de "bastante tiempo". A efectos prácticos, creo que da lo mismo una valoración cuantitativa que cualitativa.

El paso del tiempo se nota poco. Quiero decir que las cosas han cambiado poco desde la última vez. Mucho small talk y temas tabú que no se tocan. También hay secretos que no se mencionan, pero que no vienen a cuento. 

Lo que sí se nota es la falla. Es una especie de grieta que se va agrandando lentamente separándonos un poco más cada vez. Si él la nota, no lo ha dicho. Para mí sí es perceptible. Supongo que es normal cuando dejas de ver a la gente. Al final todo se enfría y muere. Por momentos me causa perplejidad que dos personas que fueron tan íntimas hayan llegado a este nivel de separación. Queda algo de cariño, quizás alimentado por los recuerdos buenos, tamizados por el filtro de la memoria, pero la complicidad ha desaparecido por completo.

Supongo que es mejor así. La cicatriz me escuece un poco, pero en unos días se me habrá pasado.

viernes, julio 22, 2016

Paco

Hace unos minutos que he sabido que mi tío Paco, el hermano mayor de mi madre, ha fallecido. Desde entonces no puedo dejar de llorar. Algo sorprendente cuando no me sentía especialmente unida a él. Había cosas que no me gustaban de su forma de ser, especialmente esa forma de ser tan conservadora y tan machista, fruto sin duda de la época que le tocó vivir: el mayor de cuatro hermanos, criado en la guerra y la postguerra por sus abuelos y tías, yendo a trabajar al campo desde muy joven, cumpliendo con las normas de la sociedad, y peor aún, de un pueblo pequeño donde todo el mundo se conoce y todo el mundo comenta. Pero ahora mismo sólo me vienen a la cabeza cosas bonitas sobre él, cosas que tampoco he valorado mucho.

Mi tío adoraba cantar. Jota aragonesa, por supuesto. Y también le gustaba que la gente le escuchase cantar, porque él creía que cantaba bien. Cuando era más joven cantaba mejor, claro. Además él discurría (como decía él) sus propias jotas. En realidad mi tío tenía gusto por la música. También tocaba la bandurria y la armónica, que aprendería de oído cuando fuera joven, porque entonces no había muchos maestros.

Durante una temporada le dio por escribir. Escribió la historia de un personaje llamado Cirilico, que estaba basada en su propia vida. Lo poco que leí eran las anécdotas que él recordaba del pueblo de cuando era joven, y también las de su padre y las de su abuelo. Son historias muy rurales, como él, como era su mundo. Juraría que llegó a completar la historia, escrita a mano, aunque no sé qué habrá sido del legajo. Estará perdido junto con sus jotas. Me resulta un poco trágico haber dedicado tiempo a algo que no va a perdurar. Lo hacemos todos, pero ¿qué sentido tiene? Supongo que entretenernos mientras tratamos de vivir.

Como agricultor, era capaz de predecir el tiempo viendo las nubes del cielo. A mí eso me flipaba un poco. También se empeñaba en contarnos cómo se hacía un injerto, pero a mí no me interesaba mucho. Yo venía de la ciudad y me importaba poco la vida de campo. Un auténtico choque cultural. Quizás arrogancia por mi parte. Pero ahora lo recuerdo subido al tractor, yendo a Ludón o Alquicón a cuidar de sus arbequines, sus almendros y sus cerezos. Hacía tiempo que ya no los visitaba, por temas de salud. Se habrán echado a perder. Eso le dolía. Al menos por un tiempo le dolió.

Recuerdo una vez que fuimos a Alquicón con él, y nos puso a recoger las almendras del suelo. Casi lo mato por darnos esa tarea tan ingrata. Ni una almendra nos dio. Ni las gracias. Pero se quedó la anécdota.

Mi tío tenía también cierto ingenio aplicado a resolver sus problemas cotidianos. Él mismo se creó una red para coger las olivas vareadas, y modificó su remolque (no recuerdo para qué), y hasta ideó un sistema para ponerse los calcetines, ya que no podía agacharse para ponérselos.

Mi tío también era muy devoto. Algo exagerado. No sé si realmente creía o era por tradición. Conocía bien la Biblia. Lo que sí sé es que también tenía gusto por lo sobrenatural, por algún comentario que recuerdo de mi prima Marisa, aunque no es una cosa que expresase muy abiertamente. Quizás pensaba que era pecado o que era tentar al diablo. Lo que sí fue capaz en sus últimos minutos de vida fue darse cuenta de que iba a morir, y se encomendó a Dios antes de fallecer. Hay que agradecer que falleciese tan rápidamente. Como enfermo crónico habría sido un dolor de cabeza. Aun así sorprende lo rápido del desenlace. Ingresado por un fémur roto en el hospital, fallecido en tres escasos días. Ahora sé que la caída, y las caídas anteriores eran una señal que nadie supo ver. Pero "lo ha hecho bien" con el timing. Mañana es fin de semana y no hay que hacer cambalaches para poder ir al entierro.

Le recuerdo últimamente paseando por el patio de su casa, con sus muletas, acompañado de uno de los gatos, mientras las mujeres nos quedábamos charlando en la cocina. Tiempo atrás, sobre todo en verano, tenía la puerta de la casa siempre llena de gente que iba a visitarlo. La típica actividad del pueblo de tomar la fresca y hablar de sus cosas. Nos decía: "sácate una silla". Entrábamos, cogíamos una silla, y nos quedábamos allí escuchando lo que los adultos, especialmente los del pueblo tenían que contar. Y siempre quería que comiésemos algo de merendar, aunque ya lo hubiésemos hecho, o aunque fuéramos a cenar enseguida.

Le recuerdo también llorando en el entierro de su padre y su madre. Era muy sensiblero, como todos los hombres de la familia.

Supongo que esta tarde cuando vaya al pueblo me vendrán muchos más recuerdos, recuerdos que seguramente guardo muy en lo profundo de mi memoria. Recuerdos que me harán llorar. Lo que más me apena es saber quién le recordará. Su mujer, seguro (qué pena me da ahora que se queda sola), quizás sus hermanas.  Pero luego su recuerdo se borrará, como el de tantos otros que le precedieron. Sé que es algo natural, pero me parece tan triste.

lunes, julio 18, 2016

Cenotafio


Una de las calles de acceso al trabajo alberga un pequeño cenotafio en una de las farolas que alumbra la calzada.  Se trata de un pequeño homenaje compuesto de una foto, unas velas, y unos ramos de flores de plástico. El cenotafio siempre está cuidado: cuando las velas se consumen o los ramos amarillean por el sol, se renuevan por otros nuevos. Jamás se ve la mano que lo cuida, con esa devoción que me resulta entrañable. La foto representa un chico joven con una moto de cierta cilindrada, con una montaña a sus espaldas. Seguramente fue el chico que perdiera la vida contra esa farola.

Siempre que paso por la calle, el cenotafio capta mi atención. Resulta un contraste contra el cemento y el acero de la zona. Es algo cálido aunque trágico. Me hace pensar no tanto en el fallecido, sino en la persona que vela por el recuerdo. Hay mucho amor en esos cuidados, mucha nostalgia. En cierta forma, me pone triste, pero a la vez me parece hermoso saber que alguien sigue recordando. Me pregunto por cuánto tiempo y con qué intensidad. Quizás lo más fácil sería olvidar. Posiblemente también lo más sano. Probablemente irremediable. Pero ¿quién lo sabe con certeza?

Mientras tanto, el cenotafio se mantiene orgulloso, apuntalado por el amor de esa persona que lucha contra el paso del tiempo y contra el olvido. 

domingo, julio 17, 2016

El Sestil del Maillo

El cuerpo tiene formas muy curiosas de hablarnos. A mí a veces me envía imágenes para hacerme saber qué necesita. A veces son imágenes de chuletones de ternera, otras son imágenes de cosas con azúcar. Esta vez han sido árboles.

Mi cuerpo necesitaba recargar energía, y necesitaba una fuente pura. Y no le bastaba cualquier destino: quería sombra, verdor, árboles frondosos, aire fresco. Vamos, que El Pardo no era una alternativa. Quería montaña. Le comprendo: ¿cuánto tiempo hacía que no subía a la montaña? Diría que casi un año.

Pero todo tiene sus dificultades. Esta mañana no sólo me ha costado vencer la pereza de madrugar y arrebujarme entre las sábanas, también he tenido que superar todos los pensamientos en contra: no merece la pena, sería mejor que limpiases la casa, hace mucho que no visitas a tu abuela, etc. A punto he estado de claudicar, como pasa en otras ocasiones. Esta vez he tomado mi desayuno, he empaquetado, y he salido por la puerta de casa en dirección al norte.

Como hace tanto tiempo que no caminaba, necesitaba una senda asequible. He pensado en Mojanalvalle. La idea era llegar a la chorrera y hacer la senda ecológica. Algo cortito. 

He llegado a Canencia una hora después de salir de casa, sorteando una legión de ciclistas desde antes de llegar a Miraflores. Me molestan muchísimo cuando van en grupo porque se crecen demasiado amparados en el grupo. Ahora hasta se quedan de cháchara en medio de la carretera y no se apartan para dejar paso a los coches. Mucha moto también en sentido contrario.

La temperatura ha descendido diez grados respecto de la ciudad. Arriba en el puerto hacía fresco y hacía un sol radiante. Aun así, todo se ve bastante verde. Es muy bonito. He cogido agua fresca en la fuente y he empezado a caminar. El sol no había levantado demasiado, así que el camino tenía bastante sombra.

Lo bueno de ir sola es que no eres un lastre para nadie, y tampoco te ves obligada a seguir un ritmo que te resulta incómodo. Yo soy lenta y pesada, así que mi ritmo no es demasiado rápido. Ir lento me permite dosificarme, pero también me permite admirar mejor el paisaje. Decía el guía de la senda botánica de Sallent que normalmente los excursionistas no se paran a mirar a los lados, pero este no es mi caso. Me gusta ver los árboles, me gusta reconocerlos, me gusta identificarlos. También me gusta ver las mariposas. Y si veo un ciervo (que no es lo habitual), para qué hablar.

Así he llegado a la chorrera. Para ser verano, todavía tenía agua. En primavera ha tenido que estar espectacular. Allí me he detenido para meter los pies en el agua, una tradición y una bendición: cómo descansan los pies en agua fría. He hecho un ejercicio de respiración, y luego he continuado por la senda ecológica, paralela al arroyo del Sestil. En un punto, la senda se divide en tres: a la derecha, ascenso al camino de ida, de frente, a la carretera, y a la izquierda...sorpresa. No había ido por esa ruta, pero todo indicaba que bajaba al arroyo. Unos minutos antes había pensado que sería agradable bajar al arroyo. Eso he hecho.

He llegado al arroyo enseguida porque todo era cuesta abajo y la pendiente considerablemente pronunciada. Un buen camino, sin embargo. Como iba a Canencia, no tenía previsto darme un baño, y por tanto no había traído el bikini. De repente: pocitas para el baño. No he podido resistirlo: me he desnudado y me he metido en una de ellas. Con tan mala suerte que de repente han llegado varias parejas. Creo que han flipado un poco. Qué vergüenza más grande. Pero qué le vamos a hacer. Me he quedado como nueva, como si me hubiese liberado de un peso enorme en todo el cuerpo.


Tras el baño, he querido hacer meditación. Me la he saltado esta mañana porque quería salir pronto de casa, pero también porque he pensado que sería muy especial hacerlo en la montaña. La meditación iba bien, hasta que un grupo grande ha llegado al lugar donde estaba y se han quedado de charleta. A la mierda la meditación. He sacado mi sandwich de chopped y tomate y me lo he comido mientras tanto.

 

Después he descendido paralelamente al arroyo, reconociendo futuros lugares de baño. También he visto uno de los acebos singulares de Madrid, que es enorme. ¿Qué años podría tener? Así he llegado a la carretera, donde sospechaba que terminaría. Desde allí me quedaban dos kilómetros al puerto, con un desnivel del 6%. Ha sido bastante durillo, pero afortunadamente no hacía tanto calor como para que fuera insoportable. De esta manera, he coronado el puerto. Ha sido bastante gratificante. Tras rellenar el termo con agua fresca, he emprendido el regreso a Madrid para una merecida siesta.

Siempre digo esto: tengo que subir más veces a la montaña. Me sienta bien. Pero no sé si es por pereza o por qué, mis planes suelen acabar en agua de borrajas. Tendré que intentarlo una vez más.

Premonición

Creamos rutinas con facilidad y terminan encorsetándonos, aunque nos cueste darnos cuenta de ello. Incluso los fines de semana tenemos rutinas. Es necesario romperlas para poder respirar, pero también para generar nuevas experiencias. Además de las rutinas, tenemos tendencias, labradas también a fuerza de costumbre. 

Una de las mías es regresar enseguida a casa después de haber hecho la actividad que tenía pensada. Esto viene desde la infancia, claro está, y cómo cuesta vencer esa inercia. Pero aprovechando que ayer tenía un taller en el centro, decidí romper con esta fuerza, comer por la zona, ir a mis librerías habituales (ya hacía tiempo), y ver una película. Ésta. Qué diferencia de día resultó.



Anthony Hopkins es un doctor retirado del mundo tras la muerte de su hija por leucemia. El doctor Clancy es también una persona que tiene el don de ver el pasado o el futuro de una situación o una persona. Su don había sido aprovechado en ocasiones anteriores por el FBI para resolver algunos casos, y es el motivo principal por el que su amigo Joe, detective del FBI, le busca para investigar un caso de asesinato múltiple donde no existen pistas ni rastros. A pesar de su resistencia inicial, el doctor Clancy termina participando en el caso, donde descubre que el asesino está ligado a él por el don de la visión y que es un ángel de la muerte motivado por la compasión.

La película es entretenida para una sobremesa. Me gusta el toque de las visiones, que me recuerda un poco a "In Dreams", aunque la historia y el tempo son bastante diferentes. Anthony Hopkins está bien, pero no parece cambiar la cara en toda la película. Resulta bastante frío. Jeffrey Dean Morgan está mejor en el papel, para mi gusto. El asesino está encarnado por Colin Farrel, que aparece bastante avanzada la película, como si esto fuera parte de los planes del asesino en la trama.

La película la vi en el Palacio de la Prensa. Éramos pocas personas, pero también es verdad que era la primera sesión. Aun así me dio un poco de pena. Es un cine fantástico, la verdad. Espero que no terminen cerrándolo.

jueves, julio 14, 2016

Iron Maiden: The Book of Souls Tour


¿Cuántas veces he visto a Iron Maiden en concierto? Ni las recuerdo. Calculo que unas diez, pero no estoy segura de la cifra. Iron Maiden ha sido una de las bandas que más me han gustado, desde que Diego me los descubrió allí por 1994, con los batiburrillos de canciones grabados en hierro y cromo. Así ha pasado, que jamás he sabido bien la cronografía de la banda, ni el orden exacto de las canciones. Pecata minuta.

Es difícil elegir un álbum de Iron Maiden que me guste más. Cuento desde los inicios hasta que Dickinson se marchó. Tras la vuelta de Dickinson, han tenido algún disco decente, y mucha basura. O más bien hablo desde la ignorancia, porque tampoco les haya dado muchas oportunidades. Esto es precisamente lo que ha pasado con "The Book of Souls". Creo que es la primera vez que voy a un concierto de una banda que me gusta sin haber escuchado ni una de las canciones del disco. Así que lo he descubierto mediante el concierto, y he de decir que me ha gustado. Las canciones son un poco largas, pero los ritmos están bien.

También es la primera vez que voy al concierto de una banda conocida sin saber el setlist. Esto tiene como punto bueno que te llevas alguna sorpresa, como descubrir que van a tocar "Children of the Damned", que creo que es la primera vez que la escucho en vivo. Y qué bien funcionó. También me sorprendió que cerraran con "Wasted Years" y no con "Iron Maiden". Por lo demás, el repertorio muy centrado en el último disco, con algunas concesiones al pasado, pero que son las de siempre: "Hellowed be thy name", "Fear of the dark", "The number of the beast", o "The Trooper", que hay que ver lo mucho que me aburre esta canción, de manida que está.

El concierto tuvo lugar en el Palacio de los Deportes. Lleno total. ¿Hablamos de 15000 personas? Es algo impresionante. Mi asiento estaba en grada, casi sobre el escenario.  Quizás un poco arriba, aunque se veía muy bien. Se podía ver todo el backstage, con lo que pude ver toda la preparación previa, así como predecir los acontecimientos del concierto. Lo bueno de estar en grada, es que nadie te zarandea. Lo malo es que pierdes un poco de atmósfera, aunque a cambio puedes ver las mareas humanas, que siempre me fascinan. En esta ocasión, además pude sentir los flujos de sonido que se produce cuando desde pista comienzan los cánticos y arrastran a la grada, y que se mueven por todo el recinto, para chocar contra los nuevos flujos. En cierta medida, recuerdan a las olas del mar. El sonido un poco alto, demasiado cerca de los altavoces, quizás. Salí bastante sorda, porque además olvidé los tapones en casa.

El público bastante animado desde los primeros acordes del "Doctor, doctor". Había ganas de ver a Maiden, a pesar de los precios. Los conciertos cada vez son más caros. Y seguimos pagando, no sé bien por qué. Diego se gastó unos 140EUR por la entrada VIP. La foto, de hecho, es suya, que estaba en tercera fila. Yo no soy tan fan como para gastarme ese dinero.

En cuanto a la banda, se les nota que se van haciendo mayores. Ya rondan los 60. Aun así creo que tienen más energía que yo. Dickinson no para por el escenario, y es mucho decir para un tío que prácticamente acaba de superar un cáncer. El cáncer no parece haber mermado en demasía sus facultades vocales. Gerrs no deja de moverse. A mí me marea un poco a veces. Me da la sensación de que un día se caerá del escenario. Eso es fractura de cadera asegurada. Murray está hecho una foca. A Harris le vi poco, a Smith mucho menos (qué discreto es). McBrain saludó antes de salir desde el backstage, y luego tuvo unas palabras antes de cerrar el concierto. Estuvo simpático.

Un buen concierto.