jueves, julio 14, 2016

Iron Maiden: The Book of Souls Tour


¿Cuántas veces he visto a Iron Maiden en concierto? Ni las recuerdo. Calculo que unas diez, pero no estoy segura de la cifra. Iron Maiden ha sido una de las bandas que más me han gustado, desde que Diego me los descubrió allí por 1994, con los batiburrillos de canciones grabados en hierro y cromo. Así ha pasado, que jamás he sabido bien la cronografía de la banda, ni el orden exacto de las canciones. Pecata minuta.

Es difícil elegir un álbum de Iron Maiden que me guste más. Cuento desde los inicios hasta que Dickinson se marchó. Tras la vuelta de Dickinson, han tenido algún disco decente, y mucha basura. O más bien hablo desde la ignorancia, porque tampoco les haya dado muchas oportunidades. Esto es precisamente lo que ha pasado con "The Book of Souls". Creo que es la primera vez que voy a un concierto de una banda que me gusta sin haber escuchado ni una de las canciones del disco. Así que lo he descubierto mediante el concierto, y he de decir que me ha gustado. Las canciones son un poco largas, pero los ritmos están bien.

También es la primera vez que voy al concierto de una banda conocida sin saber el setlist. Esto tiene como punto bueno que te llevas alguna sorpresa, como descubrir que van a tocar "Children of the Damned", que creo que es la primera vez que la escucho en vivo. Y qué bien funcionó. También me sorprendió que cerraran con "Wasted Years" y no con "Iron Maiden". Por lo demás, el repertorio muy centrado en el último disco, con algunas concesiones al pasado, pero que son las de siempre: "Hellowed be thy name", "Fear of the dark", "The number of the beast", o "The Trooper", que hay que ver lo mucho que me aburre esta canción, de manida que está.

El concierto tuvo lugar en el Palacio de los Deportes. Lleno total. ¿Hablamos de 15000 personas? Es algo impresionante. Mi asiento estaba en grada, casi sobre el escenario.  Quizás un poco arriba, aunque se veía muy bien. Se podía ver todo el backstage, con lo que pude ver toda la preparación previa, así como predecir los acontecimientos del concierto. Lo bueno de estar en grada, es que nadie te zarandea. Lo malo es que pierdes un poco de atmósfera, aunque a cambio puedes ver las mareas humanas, que siempre me fascinan. En esta ocasión, además pude sentir los flujos de sonido que se produce cuando desde pista comienzan los cánticos y arrastran a la grada, y que se mueven por todo el recinto, para chocar contra los nuevos flujos. En cierta medida, recuerdan a las olas del mar. El sonido un poco alto, demasiado cerca de los altavoces, quizás. Salí bastante sorda, porque además olvidé los tapones en casa.

El público bastante animado desde los primeros acordes del "Doctor, doctor". Había ganas de ver a Maiden, a pesar de los precios. Los conciertos cada vez son más caros. Y seguimos pagando, no sé bien por qué. Diego se gastó unos 140EUR por la entrada VIP. La foto, de hecho, es suya, que estaba en tercera fila. Yo no soy tan fan como para gastarme ese dinero.

En cuanto a la banda, se les nota que se van haciendo mayores. Ya rondan los 60. Aun así creo que tienen más energía que yo. Dickinson no para por el escenario, y es mucho decir para un tío que prácticamente acaba de superar un cáncer. El cáncer no parece haber mermado en demasía sus facultades vocales. Gerrs no deja de moverse. A mí me marea un poco a veces. Me da la sensación de que un día se caerá del escenario. Eso es fractura de cadera asegurada. Murray está hecho una foca. A Harris le vi poco, a Smith mucho menos (qué discreto es). McBrain saludó antes de salir desde el backstage, y luego tuvo unas palabras antes de cerrar el concierto. Estuvo simpático.

Un buen concierto. 

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