domingo, noviembre 12, 2017

Una avispa en las margaritas



Cada año en noviembre voy al cementerio a visitar a mi abuelo paterno. Ya es una tradición. Intento ir cerca de la fecha de su fallecimiento, le compro unas flores, y voy a su tumba a hablar con él. Luego rezo una oración, me despido, tomo una foto y voy a visitar a mi abuela para que vea la tumba, ya que ella no puede trasladarse allí.

Normalmente hablo con mi abuelo de mis inquietudes, de mis problemas, de la familia. También suelo hablar con mis bisabuelos maternos, que también están enterrados en la misma tumba. Este año el gesto me parece hasta más importante, teniendo en cuenta mi interés por el transgeneracional. Es una forma de tomar el árbol, rendirle tributo, y

Este año ha pasado una cosa bonita. Estaba hablando con mi abuelo, cuando una avispa ha venido a oler las margaritas amarillas (qué bonitas, qué colorido más inteso). Se ha posado en ellas, ha estado recorriéndolas un poco, y luego se ha marchado. Para mí ha sido un símbolo de que mi mensaje había sido recibido. En este caso, aunque la avispa suele tener un significado poco positivo, yo no lo he percibido así, ni he sentido aversión por el insecto.

Mi mente lógica me ha dicho con retintín: "Los que creen en la magia están destinados a encontrarla". Daba a entender que estaba forzando la interpretación. La he mandado al cuerno.

Cuando he regresado al coche, el panel marcaba las 11:11 y 11ºC. Pedazo señal. Sólo habría faltado haber ido el 11/11. No sé lo que significa. Tiendo a interpretarlo como que estoy alineada con mi propósito, cualquiera que sea. No necesito más.

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