domingo, diciembre 31, 2006

Uvas

Se cuenta que la tradición de comer las uvas el día 31 de diciembre procede de comienzos del siglo pasado. Entonces hubo un excedente de uva y los productores quisieron sacar el mismo al mercado argumentando que traía buena suerte comer las uvas la última noche del año. Quizá sea ese el argumento que más se utiliza para decir que lo de tomar las uvas (amén de otras tradiciones) es una estupidez sin fundamento alguno.

Sin embargo, cuando una persona ejecuta un rito y le concede un significado, el rito adquiere poder. Cuando el rito se repite periódicamente, el poder se incrementa. Si el rito es realizado por mucha gente, el poder generado por cada uno de los participantes, aumenta la energía del mismo. Y toda esa energía es magnificada y distribuída a través de la red que formamos entre los seres humanos, entre los seres vivos, entre el universo; y así se consiguen que se produzcan efectos sorprendentes.

¡ Feliz 2007!

Propósitos

Comienza un nuevo año y todos tenemos una lista de propósitos a cumplir. El año nuevo es la mejor fecha para empezar casi desde cero. Además este año el día 1 es lunes, lo cual hasta podría considerarse como un factor más de buenos comienzos. Faltaría que la luna estuviese llena; lamentablemente todavía está en creciente, aunque pasado el cuarto, lo cual aporta una gran energía para emprender cualquier propósito que se precie. Dicen que, a nivel global, este espíritu de renovación es tan fuerte que se deja sentir en todo el planeta. Posiblemente sea uno de los momentos en los que todos estamos concentrados en el mismo propósito, aunque sea de manera individual.

Una “prueba” de ello se registra cada año en el proyecto “Conciencia Global” que lleva a cabo la universidad de Princeton: http://noosphere.princeton.edu/homepageSpanish.html

Según contaron en el programa Cuarto Milenio (en uno de los reportajes más interesantes que hayan podido emitir, que no suelen ser muchos en mi opinión), un ordenador de esta universidad americana recibe cada segundo secuencias binarias aleatorias procedentes de varios ordenadores repartidos por todo el planeta. Lo curioso es que en ocasiones especiales esa secuencia se rompe, ya que los ordenadores se sincronizan para enviar todo ceros o todo unos. Lo atribuyen a la conciencia global del planeta, es decir, a la conexión invisible de todos los que poblamos este mundo. Sucedió horas antes de los atentados del 11-S, de los atentados del 11-M, en la muerte de Juan Pablo II, en la muerte de Lady Di, en el tsunami de Indonesia, y en otros momentos significativos a nivel mundial.

Me gustaría comprobar que en esta Nochevieja el “milagro” se produce otra vez, pero ¿funcionará la conexión ADSL? Lo dudo bastante.

jueves, diciembre 28, 2006

Pérdida de memorias

El ordenador me da problemas. Al hacer un back up me he dado cuenta de que han desaparecido los ficheros de mi diario correspondientes a varios años. Me temo que son bastantes y que han desaparecido del año 2001 al 2004. Es decir, han desaparecido mis impresiones del final de carrera, de mis primeros meses en paro, del 11-S, del 11-M, de mi paso por Minorplanet y de mi infierno con El Cóndor, entre otros sucesos

Una parte de mí está apenada porque supone una pérdida irreparable. Muchos recuerdos permanecen indelebles en la memoria, pero otros no. Mis comentarios, mis sentimientos de entonces, y mis percepciones se han perdido para siempre (bueno, todavía confío en encontrar el antiguo backup).

Pero, para mi sorpresa, otra parte de mí siente indiferencia ante este hecho. ¿Acaso aquello, que consideraba tan preciado, no lo es en realidad?

Se me plantea la cuestión de por qué escribo un diario, si realmente tiene algún sentido. Lo hago desde hace mucho tiempo. Antes me servía para desahogarme, quizá ahora también, aunque en el fondo cubre también una necesidad de ser eterna, de no desaparecer del todo cuando llegue la muerte porque mis recuerdos estarán ahí. Ahora bien ¿quién va a leerlos cuando se trata de un diario privado? ¿Deseo exponerme realmente? Porque si hay algo que temo es la crítica.

Y visto lo visto, en cualquier momento pueden desaparecer. Y así debe ser, porque las palabras son de aire y al aire no se le puede retener, no se le debe retener.

domingo, diciembre 24, 2006

Silencio

22 de diciembre. 20:30. Goethe Institut. Si no supiera que hay gente dando clase a estas horas, diría que el edificio está abandonado. Las luces están encendidas, pero no encuentro ni un alma a mi paso. El silencio lo abarca todo. Es ensordecedor, amenazador, unheimlich.

Subo a la primera planta y me siento a esperar. Intento leer algo más sobre Walter Faber, pero no puedo concentrarme. Me incomoda tanta tranquilidad: en el silencio uno se encuentra a sí mismo y eso puede ser aterrador.

Por alguna razón pienso que en ese momento podría pasar cualquier cosa. A la cabeza me viene la imagen de Bastian escondido en su instituto mientras lee “La Historia interminable”. Pero si su alter-ego era Atreyu, el mío no puede ser más que Herr Faber y no es un pensamiento demasiado reconfortante, porque me espera una tragedia en el argumento, algo de simbolismo desconocido y mucha reflexión. Algo que no deseo abordar en este silencio asfixiante.

Sólo hay una cosa que mata al silencio, y es el ruido. Me voy al baño a tararear. Apenas hago brecha en el silencio, pero es suficiente para sentirme protegida.

Espero que den las 21:00.

viernes, diciembre 08, 2006

Luces de Navidad

Una cosa que me encanta de estas fechas es que la ciudad se engalana de luces de colores que brillan en la noche. El espíritu festivo invade las noches de invierno y las luces se convierten en una manifestación de esa alegría compartida. Mucha gente no compartiría esta visión, pero yo no concibo unas Navidades tristes. Por eso me gusta ir al centro a ver la iluminación de las calles.

Soy consciente de que estamos en una época de ahorro energético (que me parece muy acertada) y que las luces son una contradicción. Con el tiempo las luces desaparecerán. Mientras procuro disfrutar de ellas. Este año el Ayuntamiento ha estado bastante acertado en la elección de los adornos. Todavía recuerdo aquél año en que las luces eran palabras de lo más variopinto que nada tenían que ver con esta época y que causaron cierta polémica. Esta vez predominan los motivos abstractos y geométricos que no tienen significado alguno (aunque me intrigan las formas cúbicas de la calle Montera).

Por supuesto el centro está abarrotado y resulta un infierno ir por la tarde. Especialmente en fechas de puente. Por eso busco remansos de tranquilidad donde no me sienta tan agobiada, como Chueca. Pero para mi desilusión, no hay ni un sólo adorno en este barrio. ¿Por qué? He pensado en ello y tengo dos posibles razones, aunque pudieran ser las dos erróneas. La primera tiene que ver con que todo el presupuesto del barrio se haya gastado en el Día del Orgullo Gay. La segunda tiene que ver con una reivindicación: si la Navidad mayoritariamente representa una de las conmemoraciones de una religión que desprecia a los homosexuales, ¿por qué festejarla? En fin, veré si esta noche o en capítulos venideros de "Queer as folk" (serie que me ha terminado enganchando a pesar de que al principio tenía mis reservas) a ver si me dan nuevas ideas sobre las que pensar. Aprovecho este inciso para quejarme por el día de programación, que ha pasado de los martes a los viernes, cuando ¡yo tengo que madrugar el sábado!

Llego a la calle Génova y aparecen las primera luces pero ¡tan tímidas! Podría haber bajado a la sede del PP a ver si tienen montado algún Belén (más allá de lo que vemos en los noticiarios), pero para entonces estoy muy cansada y sólo quiero coger el metro para irme a casa. Lo dejo para otro día, que todavía no he visto la parte de Cibles. Me llevaré la cámara.

jueves, diciembre 07, 2006

Constitución


Yo siempre tendré asociada la Constitución de 1978 a este cuadro de Goya "Duelo a Garrotazos". Centro este hecho en el año 1981, aunque bien podría ser cualquier otro momento. Pero estoy segura de que era 6 de diciembre.

Entonces el día de la Constitución no era fiesta y teníamos colegio como un día normal. Sin embargo los profesores intentaban centrar las clases en lo que significaba la Carta Magna. Recuerdo que nos daban muchas pegatinas con frases conmemorativas, aunque no recuerdo ninguna.

Pero sí recuerdo este cuadro de Goya. No sé si era una pegatina o simplemente lo trajo la profesora para ilustrar la clase. Ella dijo que los dos personajes del cuadro representaban a dos hermanos que se peleaban, las dos Españas de la Guerra Civil. Aquello se me ha quedado grabado para siempre. Creo que fue un ejemplo muy acertado, aunque no sé si adecuado para niños de 6 años.