jueves, agosto 06, 2015

Espejos

Dejé apartado "Die Entdeckung der Currywurst" porque leer en alemán requiere de una continuidad que no he podido conseguir en semanas pasadas. Por eso y porque se cruzó el libro "Cree en ti" de Rut Nieves. Este libro lo sentí como una llamada, un libro que aparecía regularmente en mi cuenta de fb y que me pedía que lo leyera. Así que lo compré. 

Podría catalogarse como un libro de autoayuda. Es de lectura fácil y amena. Creo que la autora se excede con el uso de las mayúsculas y me molesta mucho cada vez que se olvida de abrir las frases exclamativas con el signo correspondiente. Hasta el momento, veo que tiene alguna cosa nueva, pero todo lo demás lo he leído antes. Sin embargo, me parece que el planteamiento es diferente y por eso su mensaje me llega mejor. O bien estoy más receptiva.

Uno de los capítulos hace referencia a las personas como nuestros espejos. Propone que nos vemos reflejados en los demás y además reflejamos en ellos nuestro estado interior. Normalmente he leído que los rasgos que no nos gustan en los demás, son aspectos que no nos gustan de nosotros mismos.
Es un pensamiento un poco perturbador, considerando la cantidad de cosas que no me gustan de la gente. Es más perturbador aun considerando ciertas personas concretas. El sólo hecho de pensar que tengo algo en común con Darío o con la Sosérrima, aparte de pertenecer a la misma especie, es algo que me incomoda y me violenta. Pero nunca hasta ahora había leído el corolario: los aspectos que nos gustan de los demás, también nos gustan en nosotros. Y eso es reconfortante.

Hay personas que me causan una fascinación inexplicable. Es un compendio de cosas entre su forma de hablar, su forma de moverse,...Me encanta mirarlos y absorber su esencia. No puedo evitarlo. El problema es que a veces se me olvida hacerlo de manera discreta y puede resultar incómodo. Me pasa ahora con la profesora de yoga. No es una persona especialmente destacable, aunque tiene una melena ensortijada abundante y preciosa, ni especialmente carismática, pero la forma en que tiene de comunicarse me engancha. Es dulce, reposada, discreta, y domina su cuerpo. Quizá por esa atención estoy viviendo las mejores clases de yoga de mi vida, y sólo llevo dos. Me gusta lo veo en ella, y me gusta pensar que eso existe en mí también.

También es verdad que si disfruto las clases es por la predisposición a disfrutarlas. Es sorprendente que antes de las clases mi cabeza parece una jaula de grillos, llena de basura del trabajo, y mi espíritu se revoluciona con sentimientos dañinos. Pero es entrar en clase y todo se serena. Creo que mi cuerpo reconoce la situación y se orienta hacia ella. Si pudiera conseguir la misma forma de programación para otras áreas, mi vida sería muy diferente.

Todo es una cuestión de cambiar el firmware. En ello andamos. Pero quizá la clave no sea tanto mirar en los espejos externos para reconocer cómo quiero llegar a ser, sino mirar en mi interior y aceptar lo que soy ahora mismo.

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