miércoles, septiembre 30, 2015

Reducción al absurdo

El día amanece ceniciento, como mi ánimo. Hoy me he despertado como si la vida me hubiese noqueado: sin fuerzas, sin ilusión, sin ganas de vivir. Llevo toda la noche llorando y, lo que es peor, pensando. Sólo una cosa tengo clara: mi vida es un absurdo. No tiene ningún sentido, ningún propósito. Miro al pasado, miro al futuro: todo me parece yermo, estéril, desolador. En realidad da un poco igual si sigo viviendo o no. 

Me encuentro nuevamente asomada al abismo. El abismo es muy tentador: te ofrece solucionar los problemas de un plumazo, dejar de pensar, dejar de sentir. Si algo pudiera calmar ese dolor sería maravilloso. Nunca nadie me ha preguntado por ese dolor. Tampoco es fácil de describir: a veces se confunde con la insensibilidad, con la apatía, con el vacío, y sin embargo, es más una sobrecarga emocional negativa. "Deafening silence". 

Tras una noche de quasi-insomnio, envuelta en espirales mentales, me despierto un día más. Pienso que me habría gustado morir durante el sueño. Pero estoy aquí, despierta en mi cama, agotada, derrotada, fracasada. Me da igual todo. Ni siquiera la idea de ir de concierto esta noche me anima un poco. Ni siquiera quiero ponerme música. Me gustaría volver a dormir y olvidarme del mundo, pero mis gatas no me dejan. Ellas no tienen la culpa de que esté así, no merecen tampoco que las desatienda. Así que me levanto y empiezo a moverme despacio por la casa.

La gente cree que soy fría, seca, distante, dura, pero en realidad soy hipersensible y se me pegan todas las emociones hasta que no soy capaz de soportar más y me descargo. Soy un puto condensador. Esta vez ha sido muy fuerte. Me ha pillado desprevenida, no estaba preparada. Ahora necesito estar sola y aislada, procesar todo sola, transmutar todo sola.

Recibo incomprensión, como era de esperar. La gente tiene la santa manía de querer entenderlo todo desde un punto de vista lógico, pero hay cosas que van más allá de la lógica. La lógica es limitada, reduccionista, simplista. La lógica es de aire, superficial y fría. No necesito comprensión, necesito empatía. Tu comprensión no me ayuda a mí, sólo te ayuda a ti a encajar piezas. Pero es difícil encontrar empatía si uno no ha vivenciado una situación similar. Eso lo puedo entender. Quizás me basta con saber que hay alguien ahí a quien le importo, que me acompaña en mi silencio y me espera al final de mi ostracismo. A veces el dolor te hace rechazar a la gente, cuando en realidad quieres que se acerquen, quieres saber que les importas. Quizás en el fondo quiera que alguien me rescate. Quizás todo esto esté fuera de mi alcance también. Quizás no lo merezco.

Supongo que mi estado causa no sólo incomprensión, sino decepción. Oigo resonar los ecos de palabras como "egoísmo", "cobardía", "sobrerreacción", que me juzgan, me etiquetan y me condenan, No necesito justificarme ante nadie por mi comportamiento. No necesito explicarme. No necesito excusarme. Y aunque quisiera, mi energía es tan limitada en estos momentos que sólo puedo enfocarla a mi supervivencia. Para que luego digan que Maslow estaba equivocado. Me siento tan vacía, tan drenada. Es sorprendente lo agotador que resulta luchar contra la mente y las emociones, luchar contra la oscuridad interior, luchar contra los cantos de sirenas del abismo.

Me pregunto si luchar tiene algún sentido, si sirve para algo. Pienso en mi prima Marisa, a la que operan hoy de cáncer de mama. Supongo que esta noticia es uno de los ingredientes del cóctel emocional que me ha puesto en esta situación. En cierto modo me siento identificada con ella, hay ciertos paralelismos entre nosotras. Eso me asusta un poco. Y ya ves: tanto luchar para esto. Sufrir tanto para esto. Y lo que le queda. Es simplemente absurdo..

Pero aquí estoy, preparando el desayuno, encendiendo el ordenador, respondiendo correos que me importan una mierda...funcionamiento en piloto automático. A veces simplemente eso es suficiente para alejarte del abismo. Schritt für Schritt. Supongo que debo ocupar mi mente con algo y confiar que eso acalle la crítica interna, que corte los pensamientos obsesivos. No sé, lo mejor será dejar pasar las horas y esperar que mi mente y mi corazón se despejen un poco. Quiero creer que remontaré a lo largo del día. Si no, me quedan la cama, las lágrimas, y otro día de condena en mi mundo absurdo.

1 comentario:

Crisis@Madrid dijo...

A mi me importas.
Quizá no sepa escucharte bien, pero ahí estoy, siempre.
Te quiero.

Bss