viernes, enero 13, 2006

Supersticiones

Para los supersticiosos hoy es un día fatídico, aunque para mí no es más que un día como otro cualquiera. Lo único malo que tiene el viernes trece es el virus y la saga de cine.

He leído que el mundo sajón asocia este día a la mala suerte porque Jesucristo murió en viernes y porque trece eran los asistentes a la última cena. Para otros es el martes porque éste es el día asociado a Marte, dios de la guerra. Tonterías. Pero sí es cierto que cuando tanta gente reconoce poder a algo, al final acaba teniéndolo a nivel colectivo. También es verdad que si uno no cree en algo, no puede afectarle, ya que sólo nosotros tenemos el poder para decidir qué nos afecta y qué no.

Las supersticiones son una forma de esclavitud al miedo y no son nada agradables. Mi compañero Viru, por ejemplo, vive sometido a ellas. Quizá su cultura gallega le hace ser así.Es curioso ver cómo un hombretón de 50 años (o más) que podría destrozarte de un manotazo se descompone cuando se encuentra con algo "maldito"; va corriendo a la taquilla a por sal y empieza a salmodiar un ritual de protección que empieza por el tradicional "¡Meigas fora!". Mis compañeros, como son tan cabrones, le provocan mucho para reirse. Dicen que el Forero le colocaba una escalera de tijera abierta en la puerta y luego le insultaba para chincharle; el otro salía del cuarto hecho un miura y cuando veía la escalera, salía pitando hacia la taquilla mientras gritaba "Forero, cabrón, cuando termine con el conjuro te mato!" En otra ocasión modificaron la esquela de un periódico poniendo su nombre y se la enseñaron. Y en la comida sé que a veces le ponen el pan boca abajo para provocarle.

Es terrible vivir así. Incluso puede ser peligroso. Dicen que una vez iba el Viru por la M-30 y se cruzó con un coche fúnebre. Y, claro, tuvo que pararse inmediatamante en la cuneta para hacer el ritual.
Gracias a Dios esto no me pasa.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Arrojando algo de luz (y quitando misterio).