Entre las múltiples sandeces que tengo que escuchar a lo largo del día, ésta es la que más me ha llamado la atención. Un compañero dice que no tiene inconveniente en decir una grosería pero que jamás diría una blasfemia (se considera bastante católico. O mucho). Me he sentido tentada a contestarle: "¿Qué crees que Jesús vería peor: que agredas a tu prójimo verbalmente o a Dios?". Pero he callado porque ni siquiera estaba participando de la conversación.
Cuánta hipocresía.
Cuánta hipocresía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario