Caer en una crisis de identidad es una de las cosas más duras que puede tocarte afrontar en la vida. Poner patas arriba quién eres y definirte de nuevo requiere de paciencia, fuerza y valor. Supongo que a todos nos sucede en algún momento (cosas de la madurez), pero es una putada. Sobre todo cuando toca a personas de caracter fuerte, con gran seguridad en sí mismas, porque jamás volverán a ser las mismas. Cuando la duda ha entrado en uno, se instala, germina y es difícil (por no decir imposible) erradicar. A día de hoy no conozco a nadie que haya pasado por una situación así y haya salido indemne. Así que toca aprender a vivir con ella, pero es como tener el enemigo en casa. A cambio, te vuelves más flexible y adaptable. O eso quiero creer.
Mucha suerte V.
Mucha suerte V.
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