domingo, mayo 29, 2016

La fotógrafa

Este fin de semana ha sido un poco duro para mí por varios temas que no voy a mencionar. Para intentar aplacar mi ansiedad, me he centrado en algo que pudiera mantener mi mente ocupada: la edición del fotolibro del viaje que el Salmon Team hizo a Noruega en 2014, con la excusa del Norseman. Normalmente estos trabajos me entretienen mucho, tanto que podría pasarme la noche entera dedicada a ellos. Pero esta vez mi situación ha hecho que no sea tan agradable. ¿Por qué? Porque ha generado pensamientos muy poco positivos que no me han ayudado mucho.
Dentro del Salmon Team yo soy la fotógrafa. El avituallamiento del corredor siempre es lo prioritario, pero si otra persona se encarga, puedo intentar hacer fotos que "inmortalicen" el momento. En Noruega gran parte de mi actividad fue sacar fotos de la carrera, de los paisajes que encontrábamos, y de las situaciones que vivíamos. Fue un gran viaje, la verdad. Pero cuando me he puesto a editar, me he dado cuenta de una cosa: mis fotos son sobre la vida de otros, las gestas de otros, los logros de otros. Vivo la vida de otros como una espectadora, siempre en la sombra, amparada detrás del objetivo. Nada que merezca la pena ser retratado, reseñado, o retratado.Es cierto que siempre he sido un coach potato, que he preferido las bambalinas al escenario, que he sido bastante pasiva y reactiva. Pero ahora pienso en si no he malgastado mi vida, si no he sido el personaje secundario de la película de otros, si mi existencia no ha sido algo descafeinado y prescindible.Y me da por pensar que he desperdiciado tiempo y oportunidades, y esto me hace sentir muy mal porque no puedo volver atrás y hacer las cosas de otra manera, porque hay muchas cosas que ya no podré hacer aunque quisiera, y porque estoy parada en un punto donde el camino parece haber desaparecido, pero también mi esperanza y mi fe. Y lo único que puedo hacer es dejarme llevar por la corriente hasta encontrar un recodo donde poder descansar un poco, hacer de tripas corazón y fingir que todo está bien, seguir siendo la que pone el objetivo al servicio de los demás para que ellos sean grandes.¿Es una cuestión de reconocimiento? No lo sé. Diría que en parte sí, porque me siento invisible, abandonada, y sola. Pero creo que en esto hay más de necesidad de reafirmación o de identidad, quizás de seguridad (para eso soy un 6), puede que algo de certeza. Creo que necesito distancia y serenidad.

No hay comentarios: