domingo, mayo 15, 2016

La maldición de los guapos

¿Ser guapo te asegura una vida fácil? En general tendemos a pensar que sí por las situaciones que hemos vivido con ellos. Desde pequeño, ser guapo pareciera que todo les resulta más fácil: los buscan más como amigos, compartes con ellos más fácilmente tus lápices de colores, aceptas sus ideas con más facilidad...y todo esto en una sociedad que parece primar ciertos cánones de belleza frente a cualquier otra cosa.

Ayer subí a visitar a mi amiga Alicia. Tras una tranquila tarde de charleta, café, y sofá bajo las mantas en la pérgola de su maravilloso jardín, Ali pensó que sería buena idea salir a cenar. Creo que necesitaba cambiar de aires tras tirarse dos semanas detrás de su hijo para preparar los exámenes. Así que fuimos a un restaurante muy chulo cerca de su casa, y luego se nos ocurrió dejarnos caer por un local donde había un concierto en vivo.

El ambiente me pareció un poco raro al principio, porque hace mucho que no salgo de noche por sitios así. Había mucha gente de 50 años, con muchas mujeres recauchutadas, teñidas, y vestidos imposibles (otras no). Me sentí bastante fuera de lugar y con ganas de buscar un rincón oscuro donde poder ampararme. Era obvio que no iba a llamar la atención, pero si me siento vulnerable, prefiero buscar un refugio. Pero Ali se empeño que fuéramos hasta la parte delantera del local, y si nos descuidamos nos subimos al escenario.

Tocaba una banda llamada Darwin, que hacen versiones de temas muy conocidos de corte pop-rock. Todo muy revival, especialmente cuando sonaron Camilo sexto y su "Vivir así es morir de amor", y otros similares. En general me pareció muy entretenido, me lo pasé bien. Hasta tuve un flashback de mis días de adolescente, cuando iba a las discotecas con mis amigas y me perdía del mundo en el mío propio bailando. Ellas con sus dramas sentimentales, y yo sólo quería bailar. Me encantaba bailar. Bueno, me sigue gustando, aunque no practique mucho.

Pero hete aquí que el cantante se pone a hablar de un amigo suyo que estaba en la sala, y empieza a decir lo guapo que es, y lo saca al escenario. Y allí plantado sólo pude pensar en un tema de credibilidad. Puedes ser guapo, pero no es suficiente. Se necesita algo más para aglutinar a las masas, para arrastrar a la gente. Llámalo carisma, llámalo actitud, llámalo sustancia. Ese chico no tenía ninguna de ellas. O mejor dicho, tuviese lo que tuviese, su amigo se lo había cargado, reduciéndolo a una simple etiqueta "guapo". Y pensé que ésa era la maldición de los guapos: tener que demostrar que son algo más que una cara bonita, algo más que un envoltorio, que son capaces de sentir, que son capaces de aportar algo más que una fachada decorativa.

Por un momento sentí pena por el chico, pero se me pasó enseguida. Ni siquiera era tan guapo (para mi gusto), y cometió el crimen de cargarse una canción tan emblemática como "With or without you" de U2.

No hay comentarios: