Bruselas es uno de esos sitios que jamás pensé en llegar a conocer porque no era un destino que me atrajese especialmente. Así que este viaje se ha dado lógicamente por mi participación en un proyecto europeo. El viernes tuve una reunión en la Comisión Europea (EC) y decidí quedarme a pasar el fin de semana, un poco obligada por la tardía confirmación de dicha reunión y la escasez de plazas en los vuelos vespertinos.
La falta de expectativas sobre la ciudad hizo que el viaje haya sido realmente bueno. Ni siquiera tuve tiempo de planear qué ver o qué hacer, porque estoy muy liada en el trabajo y no tengo ni un minuto para pensar en mis cosas. Seguramente esto me ha hecho perder tiempo, pero por otro lado, estoy segura de que en mi camino errático me he topado con cosas distintas e inesperadas.
Bueno, esto último tampoco era demasiado complicado porque Bruselas no es demasiado grande. A la larga terminas pasando varias veces por la misma calle. Y si terminas pasando del mapa, como hice yo, más aún. De hecho, terminas por conocer la ciudad al dedillo. Quizá habría estado bien ir a Brujas o a Gante, pero por ser el primer viaje, era preferible quedarse y conocer bien Bruselas.
Lo que más me ha gustado de Bruselas es la Grand Place. Es una maravilla arquitectónica. Puedes pasar horas sentado mirándola; si no llueve, claro. La lluvia parece ser “típica”, como reza alguna camiseta turística. Pero lo cierto es que solo llovió el viernes. El fin de semana hizo viento y frío (¿el Emma?), pero ni una gota, gracias a Dios.
El Atomium también me gustó mucho. Por fuera. Por dentro no merece la pena en absoluto y son 9 euros lo que cuesta la entrada. Eso da para un par de cervezas. Como lucía el sol, las enormes esferas brillaban relucientes. Me gustó situarme debajo y mirar hacia arriba.
Lo que menos me gustó de Bruselas es el Parlamento Europeo. No sé qué me esperaba ver, pero resultó ser bastante feo. El edificio de la EC (el Barlaymont) es mucho más impresionante, aunque no deja de ser un edificio moderno de cristales. Ojo, que me encantan este tipo de edificios, pero por alguna razón estos dos no me han llamado demasiado la atención.
Los parques también son feos de narices. Pero en el parque Leopold (detrás del Parlamento) vi patitos pequeños cuya madre los protegía bajo sus alas, y una garza. Una señora mayor (yo y mi poder de atracción sobre los ancianitos) se acercó a darme una lección de zoología. Muy interesante, por cierto.
Aquí paro para comentar que Bruselas no pertenece ni a Valonia ni a Flandes. Supuestamente son bilingües, pero oficiosamente se habla más el francés. Es la primera lengua en la que se dirigen a la gente. Estoy segura que la segunda es el inglés antes que el flamenco. Puede que a esto haya contribuido la gran inmigración procedente de los países de África del Norte, en la que el francés es lengua común. Otro ancianito se quejaba de que el flamenco no es un idioma mayoritario. Me preguntó si en el extranjero se estudiaba. Le dije que no. Pero me dije a mí misma: “mucho más práctico estudiar francés”.
Sobre el hotel tengo que decir que estaba muy bien. Hotel Saint Nicolas. Muy céntrico, próximo a la Grand Place. Un hotel de 2 estrellas bastante cuco. Lo recomiendo. Muchísimo más acogedor que el Hotel Belmont de 3 estrellas en el que estuve la primera noche, que está más lejos y no incluye el desayuno.
Respecto a la comida hay que decir que en el casco antiguo de Bruselas te timan descaradamente. El viernes por la noche fui a un restaurante típico en la calle Bouchers, donde las especialidades son los mariscos y los pescados. Aquí hay muchísimos restaurantes idénticos y los camareros intentan captarte por todos los medios. Si eres mujer y vas sola, las atenciones son exageradas (Crisis vino el sábado). Sin embargo, la relación calidad-cantidad-precio no me pareció buena. El timo viene sobre todo porque el menú está anunciado a 12.50 € pero terminas pagando bastante más y no sabes dónde está la diferencia. Lo mejor es ir a una fritería, mejor si está lejos del casco, y comer un bocata con patatas fritas.
¿Bruselas es sinónimo de Cerveza? Pues sí. Cerveza+Bombones+Comics. Cervezas hay muchísimas, pero las grandes marcas están ya en España, así que tampoco es un descubrimiento. Oí a un español decir:”yo he venido a Bruselas a beber cerveza”. Error: vete al Carrefour, si quieres hacer eso. Nosotras compramos varias botellas de marcas que no hemos visto aquí, como la Trol o Ezel. En la Place St Gery hay un par de cervecerías que están bien de precio (no más caro que La Alquitara de Vicálvaro) y hay bastante ambiente.
Y termina aquí mi relato, que ya va siendo hora.
4 comentarios:
Se te ha olvidado comentar la plazuela con el monumento a los dos "mindundis" que los españoles, y más concretamente el Duque de Alba convirtió en héroes por el hecho de decapitarlos.
Es claramente una alusión a la "exaltación de la amistad" típica de dos amigos borrachos. Por la estatua podemos claramente deducir que siempre iban hasta arriba de cerveza y seguro que dijeron algo que no debían en el momento más inoportuno, y que el Duque de Alba, que debía ser de armas tomar (solo hay que ver a sus actuales descendientes, se lo tomó mal y cual reina de "Alicia en el país de las maravillas" decidió decapitarles.
La próxima vez, nos vamos a Gante/Brujas/Graspop...
Besotes,
KIKI
Oye, muy interesante el "reportaje"... al final los que tenemos el culo más apegado a España nos vamos a hacer una autentica Rough Guide de viajes gracias a ti y a Crisis. Mola.
Eso si, que depresión cuando he leído que las mejores marcas de cerveza ya están aquí en España... ayyyyy, qué penita más grande, que al final me voy a dar a la cerveza sudamericana... en fin, me acabas de quitar el único aliciente que me hacía en un momento dado ir a preguntarme "qué hago yo aquí" en Belgica.
Aún así perfecto resumen,muchas gracias!
He wikipeado un poco y he descubierto quiénes eran los "mindundis": los condes de Egmont y Horn. Protestaron por la falta de libertad de elección religiosa y la llegada de la Inquisición a los Países Bajos, pero curiosamente se decían leales al rey Felipe II.
Goldman, cuando he hablado de grandes marcas, me refería a que son las más conocidas (Leffe, Hoegaarden, Charles Quint o Delirium Tremens), no las mejores. ¡Aún hay esperanza!
El barril de cerveza que tengo por estómago ha recobrado la ilusión!!!!
Leffe, tengo un par en la nevera y varias en la despensa... (babeando como Homer)
Publicar un comentario