martes, enero 11, 2011

A María Elena Walsh (RIP)

El obituario del periódico me trae una cara sonriente en una foto en blanco y negro y un nombre sonoro: María Elena Walsh. Este nombre tiene algo conocido y mi mente se pone en marcha intentando recordar. Y ahí está. Tomo 1 del "Mundo de los ñiños" (editorial Salvat), lleno de increíbles poemas infantiles que me acompañaron durante toda mi infancia y gran parte de mi adolescencia. Entre ellos los de María Elena Walsh, como esa "vaca estudiosa" que reproduzco más abajo. Mi sentido homenaje a alguien que contribuyó a lo que ahora soy y mi gratitud por aquellos momentos maravillosos.

La vaca estudiosa
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Había una vez una vaca

en la Quebrada de Humahuaca.

Como era muy vieja, muy vieja,

estaba sorda de una oreja.

Y a pesar de que ya era abuela

un día quiso ir a la escuela.

Se puso unos zapatos rojos,

guantes de tul y un par de anteojos.

La vio la maestra asustada

y dijo: --Estas equivocada.

Y la vaca le respondió:

--¿Por qué no puedo estudiar yo?

La vaca, vestida de blanco,

se acomodó en el primer banco.

Los chicos tirábamos tiza

y nos moríamos de risa.

La gente se fue muy curiosa

a ver a la vaca estudiosa.

La gente llegaba en camiones,

en bicicletas y en aviones.

Y como el bochinche aumentaba

en la escuela nadie estudiaba.

La vaca, de pie en un rincón,

rumiaba sola la lección.

Un día toditos los chicos

se convirtieron en borricos.

Y en ese lugar de Humahuaca

la única sabia fue la vaca.

1 comentario:

sharing-dreams dijo...

Entiendo bien lo que dices... Yo soy una persona que suelo guardar bastante bien todo lo relacionado con mi pasado, en especial mis libros de infancia. Reencontrarme con ellos me produce fuertes sentimientos relacionados con algo muy interno, mi propia identidad... tan fuertes de hecho que me dosifico esos reencuentros. Creo que es posible en muchos casos encontrar y recuperar de la infancia auténticos tesoros que nos revitalicen tantas décadas después...