viernes, julio 10, 2015

Terminator y la pirámide de Maslow

Viernes sola y sin grandes planes, viernes más que adecuado para ir al cine. Me decanto por "Terminator: Genisys". No hay nada mejor en la cartelera y más o menos me suelen entretener estas películas, así que ¿por qué no?
Efectivamente es más de lo mismo, con una vuelta de tuerca más, si cabe. Enviado por John Connor, Kyle Reese llega al pasado a buscar a Sarah para protegerla del T-800 (y engendrar a John), pero ella ya no es la mujer débil e indefensa de la primera película, sino la mujer luchadora que todos conocemos. Resulta que un Terminator fue enviado a su infancia para matarla y ello cambió toda la historia. Pues bien, pero a mí me gustaba la evolución de la otra Sarah, la de Terminator 1 y 2, la que se curtió a sí misma y convirtió a su hijo en un líder, más que la Sarah criada por un Terminator.

Otra diferencia: Skynet se ha cloudificado. O mejor dicho, se va a cloudificar. Ahora no es un superprocesador o una inteligencia artificial, sino un software que quiere aprovechar la alta conectividad de cada dispositivo y cada terminal para hacerse con el mundo. Es el año 2017 y estamos en una línea temporal diferente a la que comenzaba la trama anterior. Cosas de los viajes en el tiempo.

Quedan 2 años para que Skynet se apodere del mundo. La verdad es que la premisa de la película es buena porque ciertamente cada vez todo está más conectado, cada vez nuestra vida está más virtualizada, cada vez somos más dependientes. De hecho, esta imagen de la pirámide de Maslow modificada refleja claramente el cambio de nuestras necesidades. Se supone que es una broma, pero lo cierto es que no podemos vivir sin la conexión a Internet (y sin la batería del móvil).

A mí me falta añadir el soporte físico en algún lado. Quizá pudiera incluirse en la capa fisiológica de la pirámide, ya que los terminales se han convertido en una extensión de nosotros mismos. O incrustaría una nueva capa entre la WiFi y la batería. Vivir sin móvil ¿es posible?

Hoy sin ir más lejos, antes de la película, he pasado nuevamente por la tienda donde compré el Nexus para enviarlo al servicio técnico. Esta semana estaba funcionando de pena, sin dejar de resetearse continuamente, y sin acceso a la WiFi (menuda factura de datos me va a venir este mes). Puede que sea el calor, pero lo de la WiFi es raro. 

El miércoles ya había pasado por la tienda. Un dependiente me sugirió entonces restaurar la versión de fábrica antes de enviarlo al servicio de reparaciones, pero nada cambió. Miré también en foros posibles soluciones, pero tampoco funcionaron. No quedaba otra que prescindir del móvil. Yo estimaba que podría quedarme sin él una semana, porque si es un fallo conocido (como dicen los foros), deberían tenerlo ya solucionado (lo digo por experiencia). Dolía, pero lo tenía medio asumido. Sin embargo, el dependiente me advierte que el periodo de reparación podría llegar a los 30 días. ¡¡¡¡30 días!!!! WTF??? ¿Qué hago yo sin móvil un mes entero? Sudores fríos me han entrado.

No he podido remediarlo: me he comprado otro móvil. Efectivamente, no lo he pensado mucho. A veces me dan estos impulsos: llega la idea a la cabeza y yo ejecuto. Seguro que lo tengo programado en la amígdala. Ahora lo tengo cargado: mañana estará listo para la configuración.

Es un Alcatel idol 3. No tengo experiencia con esta marca, ni siquiera con el famoso "one touch not easy at all", pero el dependiente me lo ha recomendado y está bien de precio (barato tampoco es, pero vale la mitad de lo que costó el Nexus hace un año). Tiene una pantalla enorme, no sé para qué la quiero, si yo no veo películas, ni juego con el móvil. Al menos está ahí, para cubrir mis necesidades de conexión.

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