lunes, enero 15, 2018

Blue Monday

Este lunes lo echó de menos y quiso buscarlo. Echaba de menos tantas cosas: su sonrisa, el ángulo de su mandíbula, sus ojos, su olor, su calor...todo. Se preguntó si él también la echaría de menos. "Claro que no, niña tonta", se dijo a sí misma. Y le recordó todas las palabras que él había pronunciado. Sabía que estaba mal hablar así a su niña interior, pero es que a veces parecía que no se enteraba de las cosas.

Afortunadamente tenía más trabajo del que necesitaba, así como un gran resfriado. Estaba claro que somatizaba la tristeza en resfriado, lo cual tenía sus ventajas, pues podía argumentar que sus ojos vidriosos y su nariz roja eran los síntomas de la enfermedad. Muy conveniente todo.

Había tomado paracetamol para paliar el malestar general. Por la mañana creía haber tenido fiebre. De hecho, habría querido irse pronto a casa y descansar, pero tenía trabajo que adelantar, y las 17h se convirtieron en las 20:30.

Un mensaje le informó de la muerte de Dolores O'Riordan, y pensó en la futilidad de la vida, en cómo todo cambia en un segundo drásticamente. No había sido una gran fan de Cranberries, pero lamentó la muerte de una mujer tan joven que, en cierta manera, había sido un icono. En su cabeza revoloteó el estribillo de "Linger":
"But I'm in so deep
You know I'm such a fool for you
You've got me wrapped around your finger
Do you have to let it linger?
Do you have to, do you have to, do have to let it linger?"
Muy apropiado.

Salió de la oficina y en la recepción encontró la cara deforme de uno de los vigilantes. Tenía la cara totalmente torcida hacia el lado izquierdo, y el ojo derecho opacado, posiblemente ciego. Era la primera vez que lo veía en el edificio. Sintió pena por él y se preguntó si le daban el turno de noche para no causar " mala" impresión. Intentó que su cara no la traicionara cuando se dirigió a él para preguntar si alguien había dejado su tarjeta perdida. No quería ofenderlo.

Llegó a casa sin recordar bien cómo. Recordaba haber conducido, pero no recordaba bien el trayecto. Creía estar otra vez con fiebre. Habría querido ver alguno de los capítulos de "Big Little Lies" que le habían grabado (una gran serie, le habían asegurado), pero se encontraba tan cansada que pensó que sería mejor irse a la cama sin más. No importaba nada más que dormir. Hoy no habría lágrimas, sólo un sueño profundo y reparador.

Pensó en cuánto se alegraba de haber comprado un colchón tan maravilloso. Pensó en que sus gatas velarían por ella.
Pensó que quizás se reencontraréis con él en sueños y eso la consolaría. Pensó que no conocía ninguna canción que hablase del Blue Monday.

Y así cayó dormida.

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