domingo, febrero 11, 2018

Women in science

Hoy se celebra el Día de la Mujer en la Ciencia. Cuando ves las referencias de Twitter sobre el tema, destaca un nombre por encima de todos: Marie Curie. Sin quitar mérito a Marie, me parece triste. Ello es indicativo de dos cosas:
1. Hay pocos referentes femeninos en ciencia.
2. Los pocos que hay se desconocen.

Los humanos aprendemos por imitación, y para ello necesitamos modelos a imitar. Como niñas, carecemos de referentes de nuestro propio sexo en ciencia a los que poder seguir, que nos puedan inspirar. Tesla mola mucho (¡está claro!), pero hay pocos ejemplos que muestren la contribución de la mujer. Y los referentes que existen parecen de segunda clase, en comparación de los masculinos, cuando las contribuciones de ellas son tan valiosas como las de ellos (por no decir cuántos trabajos les robaron a ellas). ¿La causa? Parece que simplemente por ser mujer el logro es menos significativo.

La propia existencia de un día dedicado a las mujeres de la ciencia es otro ejemplo más de lo "extraordinario" e inaudito que parece el hecho de que existan científicas, matemáticas, ingenieros mujeres. Y gracias a Dios, existe un día así, donde por una vez se habla de la contribución de la mujer a la ciencia. Es un día para recordar a mujeres como Hipatia de Alejandría, Ada Lovelace, Margaret Cavendish, Diane Fosey, Jane Goodall, Vera Rubin,  Maria Mitchell, Marie-Sophie Germaine, Cecilia Payne, Maria Montessori, Florence Nightingale, Inge Lehman, Dorothy Vaughan, Katherine Johnson, Rosalind Franklin, Valentina Tereshkova, Svetlana Savitskaya, Mary Cartwright, Laura Bassi,  Joan Faynman, Barbara McClintock, Emmy Noether, Grace Hopper, Rachel Carson, Sally Ride, Mae Jemison,...

La ciencia y la tecnología parecen ser una cosa de chicos. Culturalmente y socialmente se promueve que las ciencias sean un territorio masculino, mientras que a las mujeres se nos encauza a otros ámbitos. Se da por hecho que a los chicos se les da bien las matemáticas y a las chicas el lenguaje. Es verdad que biológicamente parece que el pensamiento abstracto parece estar más ligado al género masculino, mientras que las mujeres han sido siempre las que han preservado verbalmente el legado cultural de la especie. Nuestros cerebros no son tampoco iguales. Sin embargo, superados ciertos estadios de la evolución, no hay razón por la que unos u otros no puedan sobresalir en otros campos.

Y hay otro elemento más: al restringir la participación femenina se está perdiendo el 50% de la perspectiva humana. La tecnología parece estar hecha por y para hombres, lo cual tiene un sesgo importante. Las mujeres pensamos de otra manera, y podemos enriquecer mucho las soluciones existentes, simplemente aportando una óptica diferente a la de los hombres. Algo complementario, no sustitutivo.

No estoy abogando por forzar a nadie a ser lo que no quiere. Si una mujer prefiere ser enfermera, me parece fenomenal.  En realidad me encantaría que las niñas tuviesen muchos modelos de diferentes campos. Tampoco abogo por las cuotas porque no me parece justo (¿aunque necesario?). Pero sí es necesario promocionar la ciencia y la tecnología entre las chicas jóvenes, para que sean conscientes de que ellas también pueden conseguirlo. Por eso iniciativas como las que me contaba mi socio de BBVA me parecen fantásticas: programas de mentoring de niñas enfocados a la programación. Se forman grupos en las que las niñas buscan un reto, programan su aplicación móvil, y luego venden el caso de uso como si de un proyecto se tratara. Aquí hay algún aspecto que no termina de encajarme, pero digamos que el hecho de intentar fomentar la participación de las niñas me parece estupendo. Ellas se sienten motivadas y además aprenden muchísimo en el proceso. Además del premio final: un viaje a San Francisco para las ganadoras a nivel global.

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